La velada estaba siendo un éxito extraordinario. El duque se había encargado de invitar a los más influyentes miembros de la sociedad para que conocieran a la nueva integrante en el mundo del debut.
Toda la crema y nata más selecta reunida por un objetivo en común. Inspeccionar a Isabella Stanton.
Las mujeres seguramente analizarían que tan bella era o cuan costoso era su vestido, criticarían hasta el bocado que pondrían en sus bocas esa noche. Los hombres por otro lado eran más simples de leer, estaban ahí solo para ver si un matrimonio con la joven debutante era un buen negocio.Y lo era.
La prima de un duque, con una hermosura diferente. Isabella no tenía la frialdad que muchas jóvenes de su edad poseían. Tenía unos ojos definitivamente expresivos por los cuáles era fácil leerle el alma, un cabello largo y rizado tan brillante como el candor de un fuego ardiente, rojo y vibrante. Parecía una hermosa musa inspiradora de todo tipo de pasiones. Aunque joven, dotada de gracia.
Ella misma había quedado impresionada al verla lucir un modelo de vestidos pertenecientes a una mujer, con un corsé remarcando su figura delgada, el tono púrpura de la tela de la prenda le daba un aspecto casi de cuento de hadas.
Ojalá su madre, que Dios tuviera en su gloria, estuviera viva para verla, Gabrielle estaba segura de que se sentiría orgullosa.
Ella había decidido que su falso duelo de dolor por el viejo duque debía acabar. Gabrielle no albergaba pisca alguna de amor por él o sus recuerdos, no había razón para seguir mostrando lo contrario.
Empezó por embutirse en un lindo vestido de noche azul con destellos dorados, quería verse especial, pero intentaría dejar qué la atención se la llevará la mujer de la noche.
Se colocó unas gotas de su perfume favorito detrás de los lóbulos de las orejas y un lindo conjunto de joyas qué compro esa misma mañana.Esa noche quería volver a sentirse hermosa.
Su familia también estaría presente en la velada, aunque seguramente su madre tendría que abandonar la fiesta más temprano de lo usual, el médico había recomendado reposo absoluto después de su último ataque al corazón. Naturalmente nadie dentro de Aberdeen Manor quiso exponer a su madre, pero ella aseguró que estaría bien, alegó sobre ser un día especial para Gabrielle e Isabella.
Justo ahora los veía entrar a los tres siendo presentados en la puerta.
Su ceño se frunció al ver que Florence no los acompañaba.
—Lord Benjamin Whitemore, marqués de Aberdeen. La marquesa viuda de Aberdeen, lady Constance Whitemore —El hombre entonces tomó la mano de su hermana y prosiguió —. Lady Anastasia Whitemore
Rápidamente se acercó a su familia para preguntar por la ausencia de Florence, ella más que nada debería estar aquí. Se habían creado ciertos rumores acerca de su infame relación con el vizconde de Radcliffe y su presencia en las fiestas tenía que ser constante, de esa forma podría conversar y aceptar cortejos de otros hombres para disipar todas las malas lenguas alrededor de ella.
—Madre, Anastasia, están radiantes —Sonrió besando sus mejillas.
—¿Yo no estoy radiante, hermana? —preguntó Benjamin de manera irónica.
Ahora tenía sentido del humor, idiota.
—Estás muy apuesto hijo, seguramente más de una dama quedará encantada con tu presencia —Su madre acotó viendo la tensión entre ella y su hermano—. Tal vez hasta conozcas a la mujer indicada hoy
—¿Dónde está Florence? —Cambió el tema fastidiada.
—Oh, la pobrecilla estaba un poco indispuesta. Decidimos dejarla descansar —aclaró Anastasia, que miraba a todas las personas en la sala con atención.
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Razones para amarte W1 [𝐄𝐝𝐢𝐭𝐚𝐧𝐝𝐨]
Historical FictionWHITEMORE 1 Gabrielle Stanton, duquesa viuda de Worcester había pasado su juventud casada con un monstruo. Llena de traumas e inseguridades, teme volver a acercarse a cualquier hombre por miedo a su crueldad. Ella no cree poder ser feliz nuevamente...