A la mañana siguiente, después de prácticamente dar vueltas sobre su cama toda la noche sin concretar el sueño, bajó sin energías al desayuno. Los encontró a los tres en la mesa, el malnacido le sonreía animado a la joven pelirroja mientras hablaban.
—¿Entonces jamás has visitado el teatro? —preguntó William a Isabella con asombrado interés.
—Recuerde, mi lord, que aún no podía ser vista en eventos públicos. Me encantaría asistir al Drury Lane, en especial ahora que están presentando un musical —respondió ella, emocionada.
Los cuatro se encontraban reunidos en el comedor sentados tomando el desayuno mientras el duque y su prima política mantenían una animada conversación de la cuál Gabrielle no prestaba ni la más mínima atención. Estaba sentada por mero ritual, pero su plato de comida se mostraba intacto y su agarre en el tenedor podría muy bien haber doblado el duro material del cubierto. Su vista se mantenía baja y evitaba cualquier contacto con el susodicho. No podía reunir el valor suficiente para alzar la vista y ver a William Stanton como lo que pensó que era, si bien ya conocía de cerca la muerte, jamás creyó poder estar rodeaba de tanta miseria.
De reojo observó a lady Caroline que daba un sorbo a su té de manera tranquila y meditada, sin verse alterada por su quiebre de hace tan solo unas horas cuando ella seguía sintiéndose helada por lo dicho. La mujer tenía el rostro brillante y pacífico, daba señales de ser una persona sustancialmente diferente a la criatura nerviosa, consumida y sometida de la cocina.
¿Habría sido todo lo que dijo mentira?
No, ella la sabía, estaba segura de que su cuñada fue sincera al respecto.
Exhaló despacio volviendo a mirar su plato de granulado de avena, le parecía ahora la imagen más insípida de todas.—Me gusta que decidieras convertirte al fin en una mujer prima, has dejado muchas fantasías que solo una niña tendría —Felicitó el duque llegando un trozo de melón a su boca—. Es por eso por lo que quise saber más de tus gustos.
—¿Iremos al teatro entonces? —preguntó entusiasmada.
—Me temo que en mi lugar estará mi madre, pero tuve una propuesta de lord Buchanan anoche. Quiere cortejarte y le he dado mi permiso —La sonrisa de la joven aminoró y Gabrielle olvidó por completo su preocupación—. Quiere invitarte a ver la presentación, será una buena oportunidad para que lo dejes conocerte.
—¿Lord Buchanan? Ese hombre es muy refinado. Siempre me pregunta cómo está la familia —lady Caroline asintió en acuerdo con su hijo.
—¿Refinado? ¡Los rumores dicen que sale de los burdeles arrastrándose en alcohol! —estalló molesta.
—Mi lady, esa no es la forma en la que una dama se expresa —regañó el duque y conectó su mirada con la suya. Gabrielle podía ver el brillo maligno del triunfo reluciente en ella—. Además, son solo rumores, tú no conoces al pobre hombre.
—Podría ser su padre, es mucho mayor que ella...
—Gabrielle, descuida, a mí me parece que sería una buena idea. Lord Buchanan ha sido muy gentil conmigo siempre —observó impactada el rostro simpático de Isabella—. Estoy segura de que podría darle una oportunidad. Mi primo jamás me obligaría a hacer algo en contra de mi voluntad ¿cierto, mi lord?
—Por supuesto, querida, para mí siempre estará primero tu felicidad —respondió con solicitud.
Isabella sonrió contenta con su respuesta y volvió a comer su desayuno. En cambio, los ojos del hombre en la cabecera conectaron con los de ella y una mueca victoriosa cubrió su expresión.
Sin detenerse demasiado en lo que hacía salió del comedor directo a las puertas del jardín posterior, pero no se detuvo, caminó hasta los establos dándose un poco de privacidad.
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Razones para amarte W1 [𝐄𝐝𝐢𝐭𝐚𝐧𝐝𝐨]
Fiction HistoriqueWHITEMORE 1 Gabrielle Stanton, duquesa viuda de Worcester había pasado su juventud casada con un monstruo. Llena de traumas e inseguridades, teme volver a acercarse a cualquier hombre por miedo a su crueldad. Ella no cree poder ser feliz nuevamente...