Capítulo Treinta Y Nueve.

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Su mañana había sido completamente caótica en el hotel, era como si su trabajo hubiera entendido que después de lo que ocurrió en la fiesta, necesitaba toda la distracción posible para no estar pensando una y otra vez en la pelea.

—Señor, llegaron los informes de los inversionistas —dijo el asistente caminando a su lado.

Seguía su pasó. David se movía con rapidez, pero Millard no le importó frenarlo para que lo escuchara. Le tendió una carpeta que el americano hojeó rápidamente mientras salía de las oficinas del primer piso para ir a su habitación.

—Han vuelto a revisar a su hermano, despertó hace una hora, pero justo hace un par de minutos el doctor le termino la valoración.

Aquello sí que logró llamar su atención. Después de días de cuidados e interminables esperas por parte médico, al fin había logrado vencer a la muerte. Eso cambiaba un poco los planes que tenía, necesitaba hablar con él para saber en el estado que se encontraba o si acaso podría de alguna manera darle información sin presionarlo.

—¿Dijo algo en específico el médico?

—No pudo hacer mucho, el muchacho se negó a que alguien lo toque y ni siquiera deja que cambien sus vendas o lo alimenten.

—Me imagino la razón.

Era lo que se temía desde el momento en el que encontraron a Justin. Había presenciado tantos casos de hombres que se volvieron deprimidos, amargados o violentos después de haber sufrido tantas heridas. Cambiaban, se convertían en seres rotos y atormentados.
El no deseaba eso para su hermano. Según Benjamin el chico era un alma libre y activa dentro de su pequeña comunidad, todo lo que le ocurrió, todo lo que pasaría en su corazón sería por culpa suya. No fue capaz de evitar que las garras de los Pookas alcanzarán su vida actual.

—Necesito que vayas a Aberdeen y le comuniques a Benjamin y a Gabrielle que vengan —Se calló, tratando de pensar—. Diles que Justin despertó.

George se fue en seguida a hacer lo que le había pedido. Él en cambio no se movió de donde estaba, veía a las personas caminar por el pasillo principal de la entrada con una calma ignorante a lo que sucedía en la vida de los otros. Pensó que sería fácil subir lo que restaba de las escaleras y entrar en la habitación, no obstante, aún lo dominaba el pánico de desconocer lo que encontraría al otro lado de esa habitación.

Primero tuvo que lidiar con las dudas acerca de su propio comportamiento, pensar que después de todos estos años probablemente jamás había dejado de ser el niño que se forjó en Small Heath. Toda esa indiferencia que siempre mostró por la gente de su pasado le cobró caro en el futuro. Intentó jugar a ser alguien que no era y en el proceso todos los que amaba están salían lastimados, debió saber que los problemas del tipo gente como él siempre se resuelven de una sola forma.

Subió el resto del camino y a medida que se acercaba a la puerta de la habitación más alejada del pasillo una presión en su cabeza lo oprimía. Se sintió mareado por alguna razón y su piel ardía como si estuviera muy cerca del fuego.
Tomó el pomo de la puerta para abrirla despacio, se adentró en la recámara y cerró detrás para tener más privacidad.

En seguida unos ojos tan abiertos como los de un ciervo asustado durante una cacería. Observó que aún estaba recostado por lo que supuso que no podía moverse aún, caminó muy lento por la habitación a la par que esos ojos alertas seguían todos y cada uno de sus movimientos sin perder detalle. David sintió un pequeño desgarre en el corazón y por alguna circunstancia lo invadió una melancolía grave.

Los ojos azules de Justin lo examinaban con desconfianza y rechazo. Estaba muy delgado, las heridas en su rostro ya sabían sanado y solo quedaba un tono rosáceo alrededor de los golpes. Miró a su izquierda donde la jarra con agua que traían para él aún estaba llena, no la había probado aun cuando sus labios lucían resecos e imaginó que la garganta debería estarlo matando de ardor después de la fiebre. Siguió examinando su cuerpo y se exaltó cuando entré las sábanas encontró rastros de sangre.

Razones para amarte W1 [𝐄𝐝𝐢𝐭𝐚𝐧𝐝𝐨]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora