Capítulo 14

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ASTRID.

Pegué mi oreja en la puerta de madera, tratando de oír lo que adentro decían. En estos momento quería tener la habilidad auditiva para escuchar mejor. ¿Qué estaba ocurriendo? Bueno, Dimitri estaba cumpliendo su parte del trato: convencer a mis padres para ir a una escuela. Lo cual me sorprendió, creía que seguiría encerrada luego de que los Magus volvieran a atacar, pensé que el miedo invadiría a Dimitri, sin embargo, no fue así y me sentía aliviada al saber que estaban discutiendo acerca de mi decisión. 

Este apoyo lo necesitaba y él me estaba ayudando.

Mi intención de estudiar en una escuela normal se enfocaba más que todo en la curiosidad. Tal vez era una mala excusa para hacerlo, pero descubrir el mundo allá afuera no era tan mala idea después de todo, lo merecía, aprender y vivir mi vida como quisiera. Estaba segura de que la escuela era una buena opción para lograr socializar con las personas, estaba obviando los problemas que pueda encontrar, sin embargo, no podía vivir cohibida o con temor por el resto de mi vida. 

El mundo estaba lleno de oportunidades, estaba atreviendo a encontrar las mías y comenzar a vivir de verdad, sé que tengo mi cargo como Luna y lo asumiría pronto, aunque a pesar de ello no podía dejar de pasar mi adolescencia, aún quedaba tiempo para emplear un cargo como ese. 

La puerta a mi oreja fue abierta, me incorporé alisando mi atuendo que habían mandado a utilizar. Consistía en unos tejanos negros, botas oscuras, un camisa de polo y exigieron que mi peinado fuese una coleta alta. 

—¡Hey! No sabía que aún estaban aquí —mentí sonriéndoles. Ellos no mostraban expresión alguna. ¿Estarán molestos por mi decisión?—. Quizás estén molestos, yo les tenía que haber dicho, no es que quisiera separarme de ustedes o algo por el estilo, siempre me gustó la idea de ir a una escuela y graduarme con honores.

Mi padre chisteó y enseguida callé.

—No estamos molesto contigo Astrid, jamás estaremos por tus buenas decisiones. Estamos contentos de tenerte como hija.

Todo el peso de mi cuerpo fue reemplazado por sus abrazos, y el amor que sin duda jamás me faltaría. 

—Gracias, de verdad gracias.

—Dimitri quiere hablar a solas contigo, nosotros nos iremos a preparar para el paseo que nos recomendaste. Nos veremos pronto.

Asentí y me despedí de ellos. Me adentré al despacho de Dimitri, el cual era grande y espacioso, su escritorio estaba a más de diez pasos de mí, había muebles, retratos, estantes con libros y mesas de centro. Al fijar mis ojos en él, un escalofrío corrió por mi cuerpo, otro más de los cuales ya me ha ocasionado muchas veces.

¿Cuántos más podía ocasionarme?

—Puedes cerrar la puerta, si quieres —dice a la vez que enfocaba su vista en la mía, lo hice para luego acercarme, sentándome en uno de los sillones.

—Es muy amplia tu oficina, me gusta. Diferente a tu habitación.

—Al menos conservo algo de buen gusto, es importante causar una buena impresión —lo causaba por el estilo victoriano de su oficina—. Suelo traer a mis colegas a este lugar, además de tener reuniones con otras manadas.

Se coloca de pie arreglándose su atuendo casual por el día de hoy, él siempre desprendía elegancia hasta en momentos que vestía con ropa común, a decir verdad vestía al igual que yo en este instante. Hasta los colores de nuestros ropas combinaban.

Llegó a mí arrodillándose y posar sus manos en mis piernas, sólo acariciando la zona de mis pantorrillas. 

—Daremos un paseo a caballo, es por eso que he decidido tu vestimenta de hoy —él parecía estar bien, su rostro cansado aún podía apreciarlo, pero retenía su dolor para que no me afectase—. También hablaremos acerca de tus clases. 

TUYA. (COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora