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ASTRID.
Un dolor de cabeza se instaló muy fuerte en la parte trasera de esta, abrí mis ojos de poco en poco sintiendo un pesar en mi cuerpo. Al adaptarme a lo brillante de la habitación, localicé un par de muebles que no reconocía y el lugar me dejaba desorientada. Me alarmé al mi cerebro percatarse de que estaba en un sitio diferente, intenté incorporarme en el suelo donde estaba en una mala posición como si me lanzaron a este, un mareo ocasionó una caída al suelo nuevamente.
¿Dónde me encontraba?
Froté mis brazos conteniéndome de lo friolento del lugar. Visualicé una puerta y quise huir por ella. Me dispuse a ir a la puerta, sólo que estaba con seguro, por lo tanto, tendría que buscar otra salida. En mis bolsillos ya no estaba mi móvil, tenía un fuerte moretón en mi brazo seguro al haber forcejeado con la persona que me trajo hasta aquí.
Tragué saliva al imaginarme lo peor, necesitaba salir de aquí cuanto antes. La puerta fue abierta abruptamente donde apareció un hombre alto y fornido. Me atraganté al mirarlo a los ojos y que estos fuesen completamente rojos intensos, no había un blanco, sólo rojo.
—Hermosa criatura —mencionó en otro idioma que no logré comprender, no era ruso, no era alemán, mucho menos latín—. Buen cuerpo, un atuendo algo descuidado, pero imagino que el bosque te dejó así o mejor dicho uno de mis compañeros —ahora sí hablaba con ruso—. ¿Disfrutas de tu estadía?
—¿Qué hago aquí y quién eres tú? ¿Dónde estoy? —farfullé temerosa, no me gustaba para nada esta situación y cómo me sentía de esta forma tan desesperada por desear huir cuanto antes.
—No estoy para responder a tus preguntas, no soy yo quién debe hacerlo pero me corresponde mantenerte encerrada hasta que llegue la persona que te puede sacar de tus dudas. Aunque no creo que tu estadía sea muy cómoda, me dijeron mantenerte con vida, pero puedo torturarte.
Podría estar jugando o no, su rostro no me expresaba absolutamente nada. Así que debo mantenerme atenta a todo movimiento, aunque no sabía cómo defenderme. Esto me desesperaba, más cuando este hombre soltó la propuesta de torturarme y dejarme encerrada hasta cuando aparezca la persona que planeó todo este secuestro.
—Si quieres torturarme tendrás que abstenerte a las consecuencias.
Una risa brotó de su seriedad, calándose en mis oídos, moviendo mi corazón a una rápida velocidad. No aguantaba mi ansiedad en estos momentos.
—¿Y qué hará una débil humana como tú?
—Lo que sea necesario para poder irme de aquí.
—Tu única alternativa para poder irte de este lugar es la muerte preciosura, es tu única esperanza para poder escapar. De resto, te mantendremos aquí hasta que no haya ni un poco de tu alma.
Me quedé sin habla y quise salir corriendo lo antes posible. Corrí hacia un espacio que se encontraba despejado para que viniera hacia mí y poder rodearlo hasta intentar escapar hacia la puerta abierta. Mi objetivo funcionó porque logré salir de esa habitación, el hombre venía muy rápido hacia mí y yo solamente deseaba encontrar un escondite. Donde me tenían encerrada sólo era un pequeño rincón, ya que al salir me topé con varios pasillos que daban a algunas partes del lugar.
A comparación de esa habitación iluminada, los pasillos tenían una tenue luz que me desorientaba y confundía a cuál pasillo tomar. Pero mis piernas solamente corrían en defensa para escapar de la persona que me quería hacer daño, mi respiración me delataba un poco puesto que esta se encontraba agitada.
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TUYA. (COMPLETA)
WerewolfÉl, un hombre lobo en busca de su mate. Sintiendo que su mundo acabaría. Ella, una chica humana, su vida diaria fuera de lo normal. Lobos, vampiros, brujas, brujos. ¿Qué más podía tener en esta vida? ¿Acaso conoces la verdadera historia de los mate...