DIMITRI.
—Así que, usted posiblemente se convertirá en alguien especial para mi hija. ¿Su pareja?
Habló Meredith sosteniendo la taza de té entre sus dedos, algo temblorosa y confundida. Ahora que me había visto en forma natural, no podía apartar sus ojos de mi persona. Casi tratando de encontrar algo malo que esté escondido, descifrando cualquier cosa extraña que sobresaliera de mí, sin embargo me mantenía tranquilo sentado a la espera de poder hablar con los dos mejor.
Edgar se encontraba preparando una merienda para comer y conversar disfrutando del sabor de las galletas. Estaba embriagado con el olor de Astrid quien jugaba entretenida en la cuna posicionada a mi lado. Su aroma inundaba cualquier habitación de la casa, Henry apenas estaba asumiendo todo esto de una forma desatadora, la llegada inesperada de mi Luna fue alucinante y consigo trajo algo muy pequeño de lo cual ambos no podíamos creerlo. Apenas era una bebé, hija de un hombre lobo y humana.
—Digamos que estoy destinado para serlo, así lo quiso la Diosa Luna y no me molestaría esperar lo que tenga que esperar para estar junto a ella.
—Si eres Alfa, quiere decir que, mi hija será Luna de toda una manada cuando crezca y será reina... —sus palabras se estancaron antes de terminar de decir lo que en un futuro pasaría.
—Exacto, no solo de una manada, también de muchas de hecho. Soy Alfa de los Alfas y algunos me pidieron guiar a sus manadas.
—¡Dios santo! Mi bebé apenas tiene doce semanas de nacida, nació el dieciséis de febrero dos meses y medio antes de que nos fuéramos de vacaciones por eso nos vio luchando con nuestro auto en medio de la carretera. Pasamos una buena temporada lejos de estas paredes.
—Creía que tenía más meses —contemplé a Astrid jugar con un sonadero, su vista pasó a la mía y por alguna razón su risa se hizo notar apuntándome con su dedo. Tal vez quería que lo tomara.
—Edgar y yo creemos que puede ser su ADN, seguro hay parte de lobo, es decir, su padre lo es —deduce mientras tomo la mano de Astrid y esta se queja zafándose cayendo hacia atrás en la cuna. Me preocupé, al levantarla su risa volvió a ella.
—Con el tiempo se sabrá si es mitad loba o por completo humana, el ADN de humano puede ser también fuerte con el de un lobo aunque no lo crea —le expliqué y continué—: Tenía un amigo hace años, murió en una guerra con vampiros, su padre era humano y su madre loba, la genética del humano ganó, sin embargo su fuerza era la de un lobo sin convertirse. Yo siento y sé que Astrid será más que eso.
—¿Cree eso de mi bebé? —formula con esperanza—. ¿La cuidará mucho señor Ivanov?
—Por supuesto que sí, es una promesa. Por ahora solo nos encargaremos de mantenerla a salvo, quiero que su niñez sea como la de cualquier otro junto a sus padres porque sé lo mucho que es para ustedes, no puedo llevármela así como así.
—De verdad gracias, lo primero que pensé fue que se la llevaría lejos de nosotros. Sigo sin comprender mucho su mundo, pero me adapto cada día al lado de Edgar y esta vez que nos concedieron el honor de procrear, ni siquiera puedo imaginar lo mucho que sufriríamos si a Astrid le pasara algo.
—Jamás alejaría a Astrid de su familia y tampoco renunciaría a ella —me era impropio hacerlo, tal vez el yo de antes lo hubiese hecho sin flaquear pero ya no era esa persona.
—Me recuerdas tanto a Edgar, la manera de expresarse cuando encuentran su otra mitad es poco de creer viniendo de un hombre. Si vives en el mundo humano, pueden convencerte de muchas cosas y nosotras como ilusas caemos. No todos los hombres tienen malas intenciones, algunos son más buenos que otros y hay que saber escoger al correcto.
ESTÁS LEYENDO
TUYA. (COMPLETA)
LobisomemÉl, un hombre lobo en busca de su mate. Sintiendo que su mundo acabaría. Ella, una chica humana, su vida diaria fuera de lo normal. Lobos, vampiros, brujas, brujos. ¿Qué más podía tener en esta vida? ¿Acaso conoces la verdadera historia de los mate...