CAP 4 TIEMPO

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Los días pasaban y Steve no lograba sacarle información a nadie. Solo salía para ir al gimnasio y Natalia solo se dedicaba a luchar, no le dirigía la palabra más de lo estrictamente necesario, solo daba órdenes y respondía sus preguntas con sí, no, o simplemente no le respondía. Esa chica era un total enigma.

Por otro lado, Andrey le había llevado un tablero de damas y solía quedarse con él haciéndole compañía. El ruso evitaba platicar con el capitán, sin embargo de vez en cuando entablaba charlas cortas con él.

-Andrey platícame un poco más de este lugar. -Solicitó el rubio con amabilidad.

-¿Qué quieres saber, capitán? -Andrey cuestionó.

-Solo Steve... ¿Dónde nos encontramos exactamente? -Fue la primera pregunta de Rogers.

-No puedo responder eso, pero estamos en un punto entre Moscú y San Petersburgo, Rusia. -El chico le dijo sin más explicaciones.

-¿En qué época del año no encontramos?

-Está por terminar el otoño, muy pronto caerá la primera nevada. agregó a su último pregunta.

-Dime ¿Quién es realmente Natalia Romanova? -Preguntó Steve, esperando que no respondiera a su pregunta.

-¿De qué hablas? Sabes quién es, entrenas con ella a diario... -El chico lo miró con el ceño fruncido.

-No, yo no me refería a eso, si no... -El americano fue interrumpido en seguida.

-Escucha, las circunstancias la volvieron la persona que es, ella no es mala, pero algunas veces te ves obligado hacer cosas que no te gustan para sobrevivir. Ella es una sobreviviente. No preguntes por eso nunca más capitán. No te gustará saberlo. -Esas palabras dejaron a Rogers más interesado y curioso al respecto.

El pelinegro se paró de su lugar, listo para marcharse, pero una voz lo detuvo.

-Espera Andrey, algo más. ¿Encontraron algo cuándo me sacaron del hielo? -Quiso saber el rubio antes de quedarse nuevamente sólo.

-¿Habla de su escudo? -Steve asintió con la cabeza, esperando buenas noticias.

-Si, encontraron su escudo, y una pequeña brújula de bolsillo, están guardados en una caja de seguridad. -Le dijo, dándole esperanzas.

-¿Será posible que puedan entregarme la brújula? -Rogers tentó su suerte.

-No estoy seguro de que sea posible, déjame ver qué puedo hacer por Usted capitán. -Dijo el pelinegro con más formalidad para después marcharse del lugar.

A la mañana siguiente Rogers se dirigió al gimnasio como todos los días, encontrando a una pelirroja calentando. Estaba igual de hermosa que siempre, cabello revuelto, shorts y top deportivos.

-¡Buenos días, Romanova! -Dijo educadamente como siempre, sin esperar alguna respuesta, "como siempre".

La chica solo lo miró, haciendo una seña con su cabeza para que el rubio subiera al ring. Ella comenzó el entrenamiento como cada día, mientras que el rubio comenzaba a predecir sus movimientos de ataque. La chica tenía buenos reflejos, una agilidad y técnica impresionante, parecía estar bailando sobre el ring.

El Capitán se perdió en sus pensamientos hasta que de repente un golpe en el abdomen lo sacó de su nube.

-¡Hoy está algo distraído, soldado! -Dijo la pelirroja.

-¿Hasta cuándo me tendrán aquí? -Preguntó el rubio con voz cansada.

-No puedo responder eso. -Le respondió ella, tirando golpes y patadas al americano.

CAPITÁN ROGERSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora