CAP 12 NO ESTÁS SOLA

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Steve depositó a Natalia sobre el sillón ayudándola a retirar la chaqueta que le había prestado para cubrirse del frío y a retirar la botas húmedas para colocarlas cerca de la chimenea para que se secaran.

-Necesito ver las heridas...

Rogers trató de ser amable y esperó paciente a que ella le diera la espalda para quitarse la manga larga de algodón que le había colocado en la celda y quedar con una simple playera blanca sin mangas que había estado usando por más de una semana.

-Bien veamos que tenemos aquí...

Rogers retuvo la respiración con algo de preocupación para después llevar sus dedos hasta la espalda de la chica, rozando las marcas de sangre seca que habían quedado por toda su prenda.

-Natalia... Nat, yo, yo, necesito descubrir tu espalda para revisar tus heridas... -El soldado le susurró con nerviosismo, necesitaba su permiso antes de hacer cualquier cosa.

-Bien... -Ella asintió.

-Te daré algo de privacidad para que la retires y te cubras un poco. -Steve se levantó del sofá para alejarse y darle la espalda para que pudiese desvestirse.

La pelirroja obedeció y a los pocos segundos llevó sus manos hasta la orilla de su prenda para sacársela con mucho cuidado. Los hematomas sobre sus brazos y costillas le latían con fuerza y en cuanto la playera estuvo fuera la desechó y se cubrió los pechos con la playera manga larga limpia que tenía a un lado.

-Estoy lista capitán. -Nat le anunció, girando un poco su cabeza para mirar a su compañero que seguía de espaldas a ella.

Rogers se giró enseguida tragando en seco ante la imagen que sus ojos presenciaron. Si bien era cierto que nunca había estado tan cerca de una mujer, y mucho menos había tocado la piel desnuda de una, pero debía tragarse esos pensamientos absurdos para poder ayudar a la pelirroja que esperaba por él así que se armó de valor y fue hasta el sofá para sentarse tras ella.

-De acuerdo, tal vez duela un poco...

Steve apartó su cabello largo y rojizo que caía en rizos sobre su espalda desnuda, para llevárselo a un costado de su hombro. Tomó unas gasas, las humedeció con alcohol y comenzó con su tarea. Aquellas cortadas parecían latigazos sobre su blanca piel y algunas líneas ya se veían rosadas, comenzaban a cicatrizar mientras que otras estaban aún en carne viva.

Rogers maldijo a los rusos que le había causado aquel daño y recordó lo que había mencionado Andrey antes de morir. "Natalia no es como las otras chicas, un suero muy parecido al del súper soldado corre por sus venas". Si, seguramente eso la había ayudado a resistir, a sobrevivir a la tortura y curarse más rápido de lo normal.

-¡Ouch! ¡Arde!

Natalia dio un pequeño respingo sobre su asiento al sentir el frío tacto de la gasa húmeda sobre su piel herida. Así que él trató de ser lo más delicado posible para evitar lastimarla más. Limpió cada una de las cortadas y finalizó su tarea colocando un poco de ungüento antiséptico con sus dedos.

-Ya casi terminamos...

La pelirrojas tomó un respiro y sintió como su piel se estremecía al tacto suave de sus movimientos circulares, la delicadeza con la que Steve rozaba las yemas de sus dedos contra su piel blanca le parecía embriagador e inquietante. La rusa cerró sus ojos y se permitió por primera vez disfrutar de aquel cálido contacto tan humano.

-Listo Nat. Ya puedes colocarte la ropa.

Rogers soltó de repente, sacándola de su disfrute personal. Natalia no entendía que era eso que le provocaba Rogers, pero le asustaba más de lo que pudiese admitir en voz alta. Por lo que trató de no sonrojarse por tener aquellos pensamientos y sentimientos tan extraños sobre su compañero.

CAPITÁN ROGERSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora