-Necesito limpiar la herida, Steve. Quítate el pantalón...Ordenó la pelirroja nuevamente.
-Sabes que, iré al baño y yo me encargare de curarme. No necesito tu ayuda.
Rogers le dijo completamente decidido para después ponerse de pie y claro que lo logró, pero con algo de dificultad. La pelirroja caminó hasta él con el ceño fruncido y la paciencia al borde de su límite para darle un pequeño empujón que lo hizo caer sentado nuevamente sobre el colchón. Solo bastó que ejerciera un poco de fuerza bruta para que él rubio terminara tendido sobre la cama en un abrir y cerrar de ojos.
Nat llevó ambas manos hasta el botón del pantalón de su compañero, estaba decidida a desnudar al soldado si seguía de terco, pero Rogers tomo sus manos con la poca fuerza que le quedaba para detenerla. Estaba loca.
-Nat espera, espera. Seamos razonables. -Rogers le dijo adolorido por el empujón, por la bala y por todo.
-Yo no me opuse a que curaras mi espalda, también me viste semi desnuda así que no seas un llorón y compórtate como el soldado de 100 años que eres.
Nat lo miró mal.
-De acuerdo, solo dame un segundo y no, no tengo 100 años.
Steve refunfuñó y con una seña la hizo aparatares un poco para encargarse el mismo del botón de su pantalón. Ella dio unos paso hacia atrás, observando como Rogers se sentaba y llevaba sus manos hasta el broche de su pantalón para comenzar a despojarse de el con lentitud.
La pelirroja se puso cómoda y observó toda la escena. Para ser honesta moría de curiosidad por ver al rubio en paños menores y molestarlo por aquello, se le hacía muy tierno que aún existieran hombres que se avergonzaran por estar con poca ropa.
El capitán sintió sus mejillas arder y sus manos sudar ante la mirada penetrante que lo escaneaba, definitivamente era demasiado para un simple chico de Brooklyn.
Rogers se aclaró la garganta cuando quedó nada más con su playera, boxers negros y calcetas. Natalia lo estudió con detenimiento, observando la zona en la que se había estancado la bala, justo en la cintura.
Un poco más abajo y pierde a su mini súper soldado. -Pensó la rusa dejando escapar una risa divertida que enfadó al herido.
-¿Qué? ¿Ahora por qué ríes? -Steve le recriminó, cubriendo en seguida sus partes más nobles con el pantalón que se había quitado.
-No por nada, abuelito, ahora quítate los calzoncillos.
La rusa bromeó mientras disfrutaba al ver cómo el rostro de su compañero pasaba de estar tan rojo como un tomate a estar tan blanco como una hoja de papel. Sus ojos se abrieron sorpresivamente y su respiración se detuvo por un instante, intentó defenderse o decir cualquier cosa inteligente, pero nada salió de su boca.
Natalia, por otro lado, soltó una gran carcajada contagiosa que le taladró los oídos. Definitivamente estaba disfrutando esto y la verdad ya estaba acostumbrada a ver hombres desnudos, no había nada que no hubiese visto antes, NADA... O eso es lo que creía...
-Demonios, Rogers es un broma... Acabemos con esta tortura, Ok. -Dijo riendo y llevando consigo el botiquín.
La pelirroja colocó una toalla sobre la cama y ayudó a Rogers a recorrerse hacía arriba sobre el colchón para quedar encima de la toalla. Llevó sus manos hasta el borde de su playera y pasó saliva cuando al levantarla hasta la mitad se topó con el abdomen impresionantemente bien marcado del soldado.
Eso sí que no se veía todos los días.
Natalia se aclaró la garganta y evitó mirar de más para no perder la concentración, metió sus dedos bajo el elástico de su boxer para bajar la cintura un poco con sumo cuidado, descubriendo así la V masculina que se marcaba en su pelvis.
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CAPITÁN ROGERS
FanfictionLa KGB es quien realmente saca del hielo a Steve Rogers, mejor conocido como el legendario Capitán América. Capturado bajo amenazas para el propio beneficio de la Unión Soviética, queda prisionero bajo la custodia de una misteriosa y hermosa rusa d...