CAPITÁN ROGERS

CAP 9 DETENTE

Steve estaba decidido. Colocó su escudo en su espalda y comenzó a correr despavorido dirigiéndose al lago que evidentemente estaba congelado. A lo lejos podía escuchar la voz lejana de aquella misteriosa pelirroja, pero no podía retroceder, debía continuar su camino así que cerró los ojos con fiereza y siguió corriendo sin mirar atrás.

Yelena, por otro lado, vio desde su lugar como el Capitán Rogers se perdía entre el bosque para huir seguido de Natalia por lo que no tardó nada en usar aquella escena a su favor alertando enseguida a Vladimir y el resto de los hombres que el americano estaba huyendo y que Natalia lo estaba ayudando hacerlo.

Mientras tanto Natalia trató de seguirle el paso sobre el hielo lo más rápido que sus piernas se lo permitieron. Sin embargo, en un acto de frustración pura terminó por sacar su arma para apuntar en dirección a los pies del rubio. Por un segundo dudó en si debía dispararle o no para herirlo o quizá para matarlo ya que era su cabeza o la suya.

-Rogers, no lo hagas, ¡por favor!

Natalia le gritó con desesperación, pero él no respondió absolutamente nada simplemente giró la cabeza para mirar por el rabillo del ojo tras él. Fue así cuando pudo notar que ella aún venía por él y que además le estaba apuntando con su arma, provocando que eso lo motivara a aumentar la velocidad de sus zancadas.

-Demonios... -Natalia gruñó por lo alto cuando varios disparos se escuchar a lo lejos indicando que ya se habían dado cuenta de que el Capitán estaba huyendo.

Steve no se detuvo ni siquiera para respirar, pero aún así pudo percatarse de cómo el frío hielo bajó sus pies comenzó a crujir. El agua no estaba totalmente congelada en ciertas partes del lago. Un paso en falso y en cualquier momento alguno de ellos podría caer al agua, debía apresurarse, una vez que estuviera del otro lado del bosque que rodeaba el lago podría ser mucho más fácil escabullirse de la vista de los rusos.

Por otro lado, Natalia comenzó a jadear por el frío que se estaba colando hasta sus pulmones, no podía rendirse así de fácil, debía impedir que se marchara a cómo diese lugar.

Así que la rusa apretó los ojos con fuerza para después apuntar decidida a las piernas de Rogers, estaba dispuesta a disparar cuando un estruendoso crujido vibró bajo sus pies, provocando que aquella pequeña distracción la hiciera disparar accidentalmente su arma. Natalia se detuvo abruptamente, pero ni siquiera tuvo la oportunidad de actuar ya que fue cuestión de segundos para que el hielo que estaba debajo suyo se hundiera hasta se devorarla por el agua congelada que corría debajo.

Steve había escuchado el disparo e incluso se había agachado en automático para evitar la bala, pero fue justamente el grito ahogado de una mujer lo que lo hizo parar en seco. Era ella, ella Natalia.

-¿Natalia?

Roger giró angustiado y maldijo por lo bajo al no ver el cuerpo pequeño de la rusa tras él. No podía darse el lujo de volver, pero una batalla interna comenzó a cruzar por su cabeza, no sabía si regresar y asegurarse de que nada le hubiese pasado a la joven o si debería seguir su camino y abandonarla a su suerte.

-Que no sea una trampa Natalia...

Steve se odió por lo que estaba apunto de hacer así que pensó en cerciorarse rápidamente que ella estuviese bien y después seguiría con su plan de escape. El rubio frunció el ceño y sin perder más tiempo comenzó a correr de regreso hasta el punto donde creyó haberla visto por última vez. Sin embargo, lo único que encontró a su paso fue un pequeño agujero que había sobre el hielo, la pelirroja había caído al agua.

El peso de su ropa y las armas de Natalia la hundieron sin ninguna piedad, el aire comenzaba a faltarle y debido a las punzadas que sentía en todas sus extremidades debido a las bajas temperaturas le fue imposible encontrar el agujero por el que había caído. Fue entonces cuando se le ocurrió golpear el hielo sobre su cabeza con el mango de su arma y con sus puños, pero éste estaba demasiado grueso en esa zona. No iba a lograrlo.