CAP 16 EMOCIONES

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Natalia se dispuso a tomar una deliciosa ducha caliente, la necesitaba en serio. Llevaba días sin tomar un baño. La pelirroja se despojó de toda su ropa quedando únicamente en ropa interior, depositando lo que se había quitado en un pequeño cesto junto a la puerta. El baño tenia una pequeña tina, la cuál obviamente utilizaría. Comenzó a llenarla y se sentó en la orilla de ésta a esperar, mientras colocaba un poco de jabón y esencias que tenía Mila en el tocador.

Se paro de repente de su lugar dirigiéndose al espejo tras el lavabo, mirando el desastre en el que se había convertido. Los moretones habían desaparecido casi por completo y las marcas de su espalda ya casi habían cicatrizado, solo se alcanzaba a ver unas cuantas lineas rosadas sobre su espalda blanca.

-En unos días estaría como nueva. -Pensó.

Una vez lista se quitó el resto de la ropa y metió dentro de la tina, sentándose en el agua tibia burbujeante, cerrando sus ojos por unos segundo para relajarse.

Sin embargo y sin tenerlo planeado una serie de imágenes pasaron frente a sus ojos como una película vieja, recordando cada momento que había pasado desde que Rogers apareció en su camino, desequilibrándolo todo a su paso.

Ahora se encontraba fugitiva, sin un lugar a donde ir, sin dinero, sin nada... Aunque no era algo que le preocupara ya que siempre se las había arreglado para salir del pozo en el que estuviera.

-Rogers... Idiota americano... -Susurró con una sonrisa dibujada en sus labios.

Fue inevitable que en aquel instante rememorara cada uno de los momentos que había compartido con el. La noche en la terraza, la noche que intentó huir, la noche que la encontró herida en la celda, la noche que creyó que había huido y la noche que casi se besan...

-Peligrosa, pero definitivamente la noche ha sido la única cómplice que hemos tenido con nosotros hasta ahora... -Natalia se dijo así misma.

Por otro lado, estaban también los recuerdos de esos lindos labios que casi rozaron los suyos en el tren, sus brazos musculosos estrechándola, sus grandes manos tomándola por la cintura, pegándola contra su pecho fornido.

Si... Natalia no pudo evitar sentir una ola de calor recorrer su cuerpo ante esos pensamientos. Deseaba muy en su interior sentir las manos del rubio explorar su cuerpo y besar con fervor cada milímetro de su piel desnuda, anhelaba sentir su cuerpo cálido presionar el suyo, que la tomara con ternura, y mordisqueara su cuello, sus hombros, sus pechos redondeados... Necesitaba unir sus labios en un dulce y cálido beso necesitado, quería saborearlos y morderlos con ansias.

Natalia tomó un poco de aire y abrió sus ojos asustada de sus propios deseos, de la reacción y del calor que sintió su cuerpo al imaginarse aquello. Por un momento se sintió excitada, abrumada, y con una maraña de emociones revueltas en su estomago. Nunca había sentido tanta atracción por un hombre, ni mucho menos la necesidad de besar o ser besada... Eso no estaba en su sistema de asesina.

No lograba entender por que aquel americano le provocaba tantas emociones que no lograba comprender... Y no sólo era la atracción física que sentía hacía él, sino todo lo demás, la seguridad que sentía al estar a su lado, la confianza que depositaba en ella, el cuidado y la ternura con la que la trataba, esa mirada tierna que le derretía el corazón. Sus ojos azules que la inquietaban, que la hacían dudar, que desnudaban su alma en un sólo instante.

-Demonios... -Susurró la pelirroja cubriendo su rostro con ambas manos, apenada de sus propios pensamientos.

Natalia también pensó en su vida después de la KGB, ¿qué sería de ella ahora? Y aunque se negara a reconocerlo sabía que tarde o temprano Rogers y ella tendrían que separarse... No quería pensar aún en eso, pero definitivamente era algo que no podría evitar... Por ello se tenía prohibido sentir algo por él, era imposible, entre ellos no podía haber nada, ni siquiera una amistad.

CAPITÁN ROGERSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora