CAP 26 ÚLTIMA NOCHE

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⚠️CAPÍTULO 18+⚠️

Rogers se detuvo al entrar a su habitación, extrañaba los besos de Natalia, sus abrazos, la suavidad de su piel y el calor que emanaba su cuerpo al estar junto al suyo, extrañaba todo de ella. Sintió que había pasado una eternidad desde la última vez que habían estado juntos. El rubio la bajo de su cintura para colocarla con cuidado en el suelo, rompiendo su enternecido encuentro.

-Te extrañe demasiado, Nat. -Le dijo estrechándola entre sus brazos y olfateando un poco su cabello pelirrojo. Escuchando un profundo y suave suspiro salir de los labios de su chica.

-Steve... hay algo de lo que debemos hablar... -Nat le dijo con tristeza bajando un poco la mirada, pero la interrumpió.

-Amor, cualquier otra cosa puede esperar... Solos somos tu y yo esta noche, estamos juntos nuevamente.

Le dijo al oído, levantando su mentón para unir sus miradas y luego depositar un tierno beso húmedo sobre sus labios entre abiertos.

-Steve...

Ella susurró intentando ser determinante y no dejarse llevar por el deseo, pero era tarde. El americano la había atrapado con sus caricias, y deseaba tanto estar con él que simplemente cayó rendida entre sus brazos, dejándose hacer todo lo que él quisiese.

Steve comenzó a besar su cuello con mucha delicadeza, posando una mano en su espalda baja para pegarla a su torso y llevando la otra a su blusa para comenzar a desabrochar uno a uno los pequeños botones que mantenían en su lugar la prenda que cubría el cuerpo de la pelirroja, dejándola abierta para su vista aún sin retirarla.

Nat arqueó un poco su espalda, llevando su cabeza hacia atrás y ladeando la un poco para darle entrada a los labios curiosos del rubio. La sensación era fascinante, extrañaba sentir la boca de americano explorar el largo y ancho de su piel desnuda. Sus toques y caricias eran tan delicadas y seductoras que provocaban que un temblor le recorriera todo el cuerpo, sintiendo como su fuerza de voluntad se deshacía entre sus fuertes brazos, por lo que se vio obligada a subir sus manos hasta rodear los hombros y cuello de Steve para sostenerse bien y no caer.

-Steve...

Susurró jadeante enredando sus dedos en su cabello rubio para acariciar sus mechones, pero el soldado no paraba de torturarla, depositando pequeñas y fugaces mordidas por todo el largo de su cuello bajando poco a poco hasta el valle de sus senos. Lugar dónde sólo se limitó a dejar pequeños besos en el borde de ellos, descendiendo por su abdomen, ombligo y vientre hasta llegar al botón de su pantalón. La rusa solo pudo cerrar sus ojos con impaciencia y sostenerse un poco de sus hombros ya que Steve yacía se cuclillas a sus pies.

Le retiró los zapatos con cuidado de que no cayera para después llevar sus manos hasta la cremallera de la mezclilla y abrir la prenda. Éste deslizó su pantalón por el largo de sus piernas blancas, rozando su piel intencionalmente con la yema de sus dedos y depositándole una hilera de besos muy eróticos sobre ellas, sintiendo como la piel tersa de Natalia se erizaba al tacto de sus manos y labios. Steve la ayudó a sacar cada extremidad hasta deshacerse del pantalón y lanzar lo por algún lugar de la habitación, dejándola únicamente con su ropa interior encima.

El rubio se irguió rápido esta vez quedando de pie frente a ella quien con dificultad abrió sus ojos para mirarlo. Los ojos de Steve expresaban amor, pero en ellos también había un enorme deseo por poseerla, por hacerla suya. Así que sin romper la conexión de sus ojos comenzó a retirar su camisa de algodón hasta dejarlo con el torso completamente desnudo para ella.

Rogers tomó las manos pequeña de su rusa para colocarlas sobre sus pectorales e invitarla a acariciar delicadamente la firmeza marcada de su abdomen trabajado hasta llegar a su pelvis.

CAPITÁN ROGERSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora