Por Primera Vez A Ciegas

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¿Qué es lo correcto? Se preguntaba abatida apoyando su espalda en la cabecera de su cama, sin poder dormir y con el corazón en un puño después de la conversación con Elden. Todo era tan confuso, tan complicado que no sabía qué hacer.

Tenía un espejo en la mano, aquel que su padre le había regalado en su último cumpleaños, era de plata con incrustaciones de piedras preciosas en el mango, el cepillo a juega descansaba a un lado sobre su cama. Apenas veía su imagen reflejada debido a la escases de luz ya que no quería despertar a sus compañeras de cuarto había cerrado muy bien el dosel de su cama y en un frasco tenía algunas llamas que había invocado para alumbrarse.

La imagen le mostraba lo enrojecido e hinchado de sus ojos después de haber llorado por largas horas pero no le preocupaba mucho. Llevo uno de sus dedos a su frente para tocar su marca, tenía la textura abultada de una cicatriz, era mucho más pequeña de las que tenía en cada muñeca, era un pequeño círculo de menos de un centímetro de diámetro y a pesar de su tamaño en el centro estaba marcado un pequeño triangulo.

-Dalila Odalis. -Escucho de repente pronunciar su nombre y se puso alerta. -Era la voz de Valda.

-¿Valda ocurre algo? -Pregunto no era común que sin razón Valda le llamara.

-¡Oh Querida! Van por ti, tienen a Turambar. -No se materializo el espíritu de la elfa solo escuchaba su voz afligida

-¿Quienes? -Interrogo intentando mantener la calma.

-Del clan al que perteneció Cabed, culpan a Turambar de utilizar el hechizo del sueño eterno en su contra, no creen que los humanos pudieran estar involucrados. Minos y Amun han mentido para vengarse, han dado tu nombre por lo que exigen tu presencia.

-¿Qué debo hacer?

-Sal pronto del castillo si entran e interviene tu familia desataran la guerra que estamos tratando de evitar. No temas yo te cuidare, no quisiera pedirte esto pero Turambar necesita de ti.

-Está bien. -Acepto.

Con el mayor sigilo la castaña se vistió, tomando pergamino y tinta escribió rápidamente y doblo el papel metiéndolo en un sobre que dejo sobre su cama, otro lo metió entre su ropa, tomo la precaución de llevar un bolso expandible con ella donde metió algunos efectos personales y un par de cambios de ropa, y salió de la habitación, pero antes de bajar hacia la sala común giro para subir a las escaleras que conducían al cuarto de los chicos. Abrió la puerta sin hacer ruido y se dirigió a la cama a un lado de la ventana. En la cama Leo dormía apacible intento despertarlo con cuidado para no asustarlo.

-Leo. -Le llamo en un voz baja muy cerca a su oido para que nadie más escuchara. El chico se removió en la cama y abrió los ojos con pesadez. Flotándose los ojos intentando despertar por completo vio a Odalis frente a él gracias a la luz que entraba por la ventana.

-¿Ody? -La chica lo cayo cubriendo con su mano su boca.

-Necesito que me ayudes. -Le dijo al oído. -Apresúrate no tengo mucho tiempo baja conmigo. -Le suplico.

Leo obedeció bajo en pijama siguiendo a la castaña que estaba ya lista para salir, lo que lo desconcertó un poco.

-¿Qué pasa Odalis? Son las dos de la mañana

-Escucha Leo, primero necesito que me prometas que lo que te diga no se lo contaras a nadie.

-No entiendo.

-Promételo.

-Te lo prometo.

-Valda me aviso que vienen por mí. -Comenzó a decirle y Leo se levanto de un brinco del sillón donde estaban sentado.

Draco Nos Volvemos A Ver (Parte II)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora