Capítulo 13. Domingo de caza, parte 1.

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Disclaimer:

Las obras de Harry Potter ni sus personajes me pertenecen, son propiedad de J.K. Rowling. Sólo es de mi autoría la trama de esta historia y no autorizo su publicación, entera o parcial, en otro sitio sin mi consentimiento.
Christian McKinley y Elisa Eldestein son personajes de mi propiedad.

Oh y lo olvidaba, he publicado un fic para el Reto del foro Provocare ravenclaw en fanfiction , se llama "Los besos de la persona que uno quiere". Es un Harry-Luna por si les interesa.
Aquí va el nuevo mini-capi.

Capítulo 13: Domingo de caza. Parte 1.

La noche no había sido fácil. Tras su llegada a la sala común y su pequeña charla con Christian se había dirigido a su habitación subiendo las escaleras para ser interceptada a mitad del corredor por dos Ravenclaws: Elisa Eldestein y Penélope Clearwather.
Ambas se burlaron de ella y la empujaron, haciéndola caer.

—¿Quién te has creído lunática? ¿Qué, ahora no te basta haber hechizado al príncipe de Slytherin para que te pidiera matrimonio, sino que también deseas embrujar al Capitán de nuestra casa? ¿O acaso Malfoy ya despertó de tu amortentia y se dio cuenta de lo horrible que eres? —le increpó Eldestein—.

Luna se había apresurado a levantarse y a huir a su habitación, hechizando la puerta con un encantamiento protector. 
Tras tocarse las mejillas cayó en la cuenta de que lloraba, no por la caída, sino por las palabras dañinas. Después de tantos años de burla por fin alguien había roto sus barreras de indiferencia: Draco Malfoy.

A la mañana siguiente Luna había madrugado, aun sentía ese malestar y tristeza residual de las palabras de Draco y de su descubrimiento, pues había pasado horas pensando en qué momento había empezado a encariñarse con él, hasta que dedujo que fue en el preciso instante en el cual se aseguró de que en el fondo no era malo. Seguía pensando igual que la tarde anterior, sólo las personas que uno quiere pueden provocar esa punzada intensa en el pecho, esa tristeza que se siente cuando ya no están, o cuando, como Draco, deciden hacerte daño. Pero ella no se quedaría triste, por nada ni nadie. Si podía vivir y ser feliz a pesar de haber visto morir a su mamá, también podía soportar los desprecios de Draco y seguir teniendo muchos momentos felices, además ahora tenía amigos y esa era razón suficiente para ser feliz.

La vida era difícil y ella lo sabía, su padre también lo había comentado alguna que otra vez, y el desafío era encontrar todos los días una razón para sonreír. Y ella ese día tenía una muy especial, ya que debía cumplir una promesa hecha a un amigo.

Y es que Theodore Nott debía cazar algún Grindylow en el lago para un experimento, que por supuesto no representaba ningún daño para la criatura, y ella lo ayudaría a atraparlo.

Así que bajó mucho más temprano que de costumbre a desayunar, hallando sólo a Hermione en la mesa de los leones y a Theodore en Slytherin. Saludó agitando su mano a la despeinada leona y caminó saltando hacia el castaño.

—Buenos días Luna.

—Buenos días Theo, qué suerte que haya budín de vainilla.

Theo sólo sonrió de lado en respuesta, Luna adoraba todas las cosas dulces y no necesitaba preguntar, él sabía que ella recordaba qué día era y que había prometido acompañarlo.

—¿Estás lista?

—Tengo todo lo necesario en mi bolsa.

—¿Todo lo necesario para qué?

¡Oh no! Esa voz no es real, pensó Theodore Nott, que ya se sobaba la frente con una mano a causa de un golpe imaginario que aún no recibía.

—¿No es muy temprano para que estés levantado? —la fría mirada de Theo parecía no hacer mella en el que siguió ahí parado a sabiendas de que estaba indagando donde no debía, sólo para molestar a su amigo—.

—No podía dormir, y ya sabes que me aburre mi habitación, fui a ver a Draco pero estaba de mal humor, y vaya que humor que hasta Pansy huyó. ¿Todo lo necesario para qué? —repitió—.

—Iremos a cazar —la voz soñadora, que a Theodore le hubiera gustado no oír en ese instante habló y logró que Blaise Zabini sonriera ampliamente, al tiempo que alzaba ambas cejas con desconcierto—.

Aún sigue enojado, pensó Luna al oir el comentario sobre un malhumorado Malfoy

—¿A cazar? ¿Cómo es eso? —cuestionó el moreno—.

Theo clavo sus ojos marrones en Luna. ¡Por Merlín que se callara! No era necesario que todo Hogwarts supiera de sus actividades .

—Sí, iremos con Theo de excursión de caza, atraparemos un Grindylow. Con vida por supuesto, ya que Theo prometió no lastimarlo.

—Excursión de caza... —Zabini parecía meditar—. Interesante...

¡No, no, no! Estaba planeado algo de forma veloz, Theodore lo sabía, esa maldita mente retorcida de Blaise... Era mejor irse ya.

—Sí, y estamos muy apurados, Luna...

—¡Yo también voy!

¡No! Por Salazar, ¿qué castigo era ese? Arruinaría todo, su experimento se vería destrozado por la conducta infantil de Zabini, y ahí sí que lo mataría. ¡Oh sí! muy lentamente..

—No puedes —afirmó seriamente un sombrío Nott—.

—Oh claro que puedo, es domingo y tengo todo el día libre.

—Cazar Grindylows es una buena forma de pasar el tiempo libre—señaló Luna como para empeorar la situación en opinión de Nott—.

Gracias Luna por ayudarme a convencerlo de no ir, fue el pensamiento del castaño.

—Te ensuciarás —sentenció Nott, disuasivo—.

—Tú también, así que no importa. ¿Vamos? —Zabini sonreía y se balanceaba maléficamente de adelante hacia atrás sobre sus pies—.

Y así fue como Theo tuvo que resignarse a ir a cazar al estúpido Grindylow, con Luna y el idiota-arruina-excursiones-especiales de Blaise.

Continuará…

El Dragón y la Luna.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora