Bueeeno, después de tanto tiempo he regresado. Realmente me disculpo porque en verdad me trabé y no lograba darle forma a mi idea. Espero que no me haya quedado tan mal... Extrañaba mucho pero no quería publicar un capítulo mal hecho.Disclaimer:
Las obras de Harry Potter ni sus personajes me pertenecen, son propiedad de J.K. Rowling. Sólo es de mi autoría la trama de esta historia y no autorizo su publicación, entera o parcial, en otro sitio sin mi consentimiento.
Christian McKinley y Elisa Eldestein son personajes de mi propiedad.Sin más vueltas, los dejo leer:
Capítulo 17.
«El día estaba claro, desde donde estaba podía ver la superficie del lago que reflejaba las copas de los árboles como si se tratase de un espejo, las múltiples tonalidades de las hojas bailaban sobre él. Sentía como le acariciaban el cabello, era muy placentero y relajante, aquellos pequeños dedos peinando su rubia melena. Un calor suave en su interior le indicaba que no podía estar mas feliz. O eso pensaba hasta que comenzó a jugar con los rizos rubios que caían rozando su rostro, olían a manzanas verdes, sus preferidas. El cálido sol le acariciaba la piel, Luna sonreía y lo miraba a los ojos con sus penetrantes orbes azules. Tan bella... Una sonrisa escapó de sus labios también y comenzó a cerrar los ojos, hasta que una voz, a su parecer chillona y horrenda, irrumpió en su felicidad.»
—Luna, necesito hablar contigo —susurraba la molesta voz—.
Se removió incómodo, los rayos del sol ya no se sentían tan tibios y algo en el ambiente lo hizo tensarse.
—Luna... —la voz era más ronca ahora, sonaba... ¿masculina?—.
Repentinamente, Draco Malfoy abrió los ojos y dirigió su mirada hacia la voz. Si su cuerpo estaba tenso, ahora era rígido completamente y cualquier rastro de alegría residual de su sueño se había esfumado. El imbécil de McKinley se había reclinado sobre Luna, aún dormida, susurraba su nombre y estaba a punto de tocarla. La veloz mano del rubio detuvo la del castaño en el aire, sosteniéndola con firmeza.
—¿Qué diantres crees que estás haciendo? —la mirada gris quemaba como el hielo—.
—Necesito hablar con ella, McGonagall me envió —repuso liberando su mano bruscamente del agarre de la serpiente—.
—Me importa muy poco quien te envió —lo tomó de la solapa acercándolo a sí mismo y apretó con su otra mano la varita dentro del bolsillo de su túnica, aún sentado en el suelo contra el árbol y con Luna dormida sobre él—. Por sí no lo has notado ella ahora está ocupada CONMIGO y está dormida, así que lárgate —lo empujó apartándolo. Impertinente, si no tenía sentido de la ubicación, él iba a inculcarselo—.
Chris McKinley solía ser pacífico, pero en ese instante la ira bulló en él, y al retroceder, sacó su varita para amenazar a Malfoy.
—¿Está contigo? —gruñó en voz baja para no despertar a la rubia en plena pelea con Malfoy —¡Lo dices como si cuidaras de ella y de su sueño, maldito hipócrita!
—Eso a ti no te incumbe, Luna es mi prometida y no es nada tuyo —siseó por lo bajo aferrándose a ella, que permanecía sobre su pecho, limitando sus movimientos—. Baja eso si no quieres que te despedace —amenazó fríamente al ver la varita alzada del otro—.
—Tu prometida... —repitió con burla— hablas como si fuera tu mascota, una muñeca que te pertenece y a la cual no te importa dañar. No debería sorprenderme, después de todo eres un mortífago.
Y eso realmente fue demasiado para Draco, que quiso ponerse en pie, varita en mano, cuando una pequeña mano lo detuvo aferrándose a él.
—Ya no lo es, no creo que nunca lo haya sido realmente Chris —Malfoy trató de pararse otra vez pero la voz de Luna y su agarre lo detuvieron—. Draco salvó a Harry, eso hace que esa marca no signifique nada. Baja tu varita, por favor, Chris.
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El Dragón y la Luna.
FanfictionDraco está por comprometerse con Astoria, pero todo cambia cuando sale a la luz un antiguo contrato matrimonial que lo vincula a... ¡Lunática Lovegood! #PV2021