Capitulo 1.

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Disclaimer:

Las obras de Harry Potter ni sus personajes me pertenecen, son propiedad de J.K. Rowling. Sólo es de mi autoría la trama de esta historia y NO AUTORIZO su publicación, entera o parcial, en ningún otro sitio.

Hola! Soy nueva en esto de escribir historias, siempre me dediqué más a leerlas, así que disculpen si hay alguna falla en la narración, la cuestión ortográfica trato de cuidarla, detesto las palabras mal escritas, pero aún así siempre se escabulle algo.

Este es mi primer Draco-Luna y cualquier sugerencia que quieran hacerme será oída, solo les pido: traten de no ser crueles jaja. Por cierto, en mi historia no han muerto ninguno de los personajes buenos.

Espero que les guste y me premien con reviews y favoritos. Besos.

Capítulo 1.

La segunda guerra mágica había ya finalizado, con la victoria de Harry Potter el mundo (tanto mágico como muggle) había vuelto a la calma y normalidad.
Voldemort y Bellatrix habían muerto y los mortifagos habían sido encarcelados, a excepción de los Malfoy. Draco fue perdonado por ser menor y demostrarse que estaba bajo amenaza del Lord oscuro de cumplir la misión encomendada o asistir a la muerte de su madre y la propia, además de las declaraciones de San Potter. Narcisa fue exonerada también gracias a Harry Potter y a que nunca había asesinado a nadie, y Lucius... bueno Lucius se vio librado de Azkaban gracias a su fortuna: grandes obras y donaciones comunitarias más la promesa de no volver a incursionar en el lado oscuro.

...

Draco Malfoy se encontraba en la sala de la Mansión Malfoy, sentado en uno de los sillones en frente de sus padres, quienes habían dicho debían conversar sobre un asunto sumamente importante con él.

—Draco te hemos pedido tener esta charla puesto que debemos tratar un asunto muy importante —habló Narcisa—.

—Creí que mi compromiso con Astoria ya estaba definido.

—No exactamente —finalmente Lucius tomó la palabra— dada nuestra actual situación y debido un contrato matrimonial pre-existente, tu futuro será un tanto diferente a lo que esperábamos.

—No logro entender a qué quieren llegar —replicó el joven Malfoy con una clara expresión de desconfianza hacia su progenitor—.

—Verás Draco, en estos días un antigüo contrato para tu compromiso ha entrado en vigencia, lo notamos cuando quisimos firmar  con los Greengass y no nos fue posible porque el pergamino se incendiaba —explicó Lucius—.

—¿A qué te refieres Padre con lo de "antigüo contrato" y cómo que se incendiaba?

—Hijo —dijo Narcisa— cuando tú apenas eras un bebé mi mejor amiga tuvo a su niña, y nos pareció buena idea comprometer a ambas familias, ella hasta me hizo madrina de su hija. Sin embargo el tiempo pasó y ella murió accidentalmente, su esposo crío solo a la niña y no volvimos a tener contacto directo, a pesar de que era el esposo de Pandora, nunca fuimos muy cercanos debido a que él era un tanto... extraño a mi parecer. —hizo una pausa para luego continuar—. La semana pasada, cuando intentamos firmar el acuerdo con el padre de Astoria, antes de incendiarse, el pergamino rezaba: "Contrato no posible, Draco Lucius Malfoy ya se ha prometido"

Para esas alturas la cara de disgusto de Draco era evidente.

—Madre, ¿Cómo es posible que se te olvidara semejante detalle? Sin contar la absurda idea de comprometer a dos bebés, eso es... Imprudente, ¿Qué tal si al crecer se vuelve impresentable o insoportable?

Fue Lucius quien contestó:

—Cuando los comprometimos la idea era buena, dos niños sangre pura, rubios y de edad similar, la procedencia de ella no tan afortunada, pero nada desdeñable. Y en cuanto al contrato, pensamos que al morir Pandora quedaba disuelto —contestó el patriarca de la familia, que a pesar de sus ademanes prácticos y serios, de su rostro fatigado por la reciente guerra y sus consecuencias, tuvo un momento de diversión mental al considerar que la prometida en cuestión podía encajar en los dos adjetivos: impresentable e insoportable—.

—Es evidente que se equivocaron —mencionó Draco con evidente ironía. No es que le importase demasiado con quien casarse, si fuera por él no lo haría y seguiría de sex symbol un buen tiempo, pero los Malfoy (incluyéndolo) eran una familia tradicional y el matrimonio uno de sus deberes. Tampoco es que amara a Astoria, pero ya se había hecho a la idea de casarse con la pequeña Greengass, de oscuro cabello castaño y unas formas bastantes... agradables. Una sangre pura joven, bella, obediente y sumisa a él, como casi todas las mujeres que morían por él, capaz de perdonar incluso sus infidelidades, discretas infidelidades por supuesto, un Malfoy no debía ser mal visto. Como alternativa imaginaba a Pansy Parkinson, pero nunca a una completa desconocida—.

Recuperando un poco de su aplomo preguntó, aunque sospechando la respuesta:

—¿Y cómo resolveremos este asunto del contrato?

—No lo resolveremos, tendrás que casarte con la muchacha pactada en tu infancia. El contrato es indisoluble, una de las partes firmantes ha muerto y no puede aprobar la cancelación, la firma del padre no ha bastado y el incumplimiento del contrato acarrearía consecuencias como la pérdida de las posesiones de ambas familias e incluso acciones legales del Wizengamont por incumplimiento de la voluntad de Pandora, y en la peor perspectiva... Azkaban —explicó pacientemente Narcisa—.

—Bien —la cara de frialdad de Draco había sido restaurada, a pasar de su mal presentimiento y su disgusto por la situación— ¿Quién será la afortunada entonces? ¿La conozco?

Sus padres se miraron, mala señal y el peso del mal presentimiento en su estómago aumentó.
Lucius decidió dar la respuesta:

—Sí, la conoces, va a Hogwarts. Es un año menor que tú. Se llama Luna Lovegood.

El Dragón y la Luna.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora