Capítulo 3.

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Las obras de Harry Potter ni sus personajes me pertenecen, son propiedad de J.K. Rowling. Sólo es de mi autoría la trama de esta historia y no autorizo su publicación, entera o parcial, en ningún otro sitio.

Hola! Gracias por sus favoritos, pm's y reviews y espero que me sigan dejando muchos de ellos, sobre todo reviews. Eso me incentiva a seguir escribiendo y me permite saber si les va agradando o no, y qué puedo mejorar.

Bueno, les dejo la tercera entrega.

Capítulo 3.

El día del compromiso llegó cinco días antes de su regreso a Hogwarts. Luna había llegado con su padre temprano a la mansión Malfoy y se quedaría por pedido de Narcisa para conocerla mejor hasta el día de abordar el expreso a Hogwarts, su padre le había prometido visitarla todos los días para tomar el té y acompañarla a la estación.

Se encontraba ahora en una de las habitaciones con Narcisa, que intentaba ataviarla con un vestido color crema, el cual Narcisa calificaba de "sobrio" y Luna de "le falta color y adornos". Narcisa y su elfina ayudaron a Luna a cambiarse, la peinaron y maquillaron, finalmente Narcisa cedió a que la pequeña rubia añadiera un lirio amarillo como adorno a su peinado.

—Gracias Señora Malfoy por ayudarme a arreglarme. Nunca nadie me había ayudado a prepararme para una fiesta además de mi amiga Ginny, que también me regaña igual que usted porque dice que no sé combinar colores.

—De nada Luna, y puedes llamarme Cissy ¿Sabes que soy tu madrina, no? Si tu madre te viera estaría muy feliz.

Luna sonrío, sus ojos transparentes parecieron evocar por un momento el recuerdo de una Pandora viva y llena de luz al parecer de Narcisa.

—Sé que lo eres, papá me lo dijo, pero no recuerdo haberla visto de niña. —comentó Luna—.

—Lo siento, tú eras muy pequeña como para recordarme y además luego de lo de tu madre... la realidad es que ya no fui a visitarte. Solo te enviaba regalos por tu cumpleaños y navidad. La verdad es que tu madre no estaba muy de acuerdo con… ciertas elecciones de la familia Malfoy, y no la culpo, por lo que la frecuencia de mis visitas fueron disminuyendo y luego no quise incomodar a tu padre. Tu madre siempre tuvo razón, debí escucharla antes, pero tuve miedo y no fue fácil hacer entrar en razón a Lucius. Tu madre era una mujer muy especial, llena de alegría y paz. Te pareces tanto a ella...

—Entiendo —dijo Luna, recordando a su madre con una tierna sonrisa, aún podía recordar su cabello trenzado hacia un lado, el perfume suave que sólo una madre puede tener—.

—Tendremos mucho tiempo para charlar. Aunque no lo creas lamento las circunstancias, me gusta la idea de que formes parte de mi familia, pero no era mi intención presionarte tanto —le dijo, aunque recompuso el aire circunspecto que había perdido con los recuerdos cuando los últimos retoques fueron dados y supo que no podía demorar más lo inevitable—. Creo que ya estas lista, será mejor que salgamos.

...

Mientras tanto...
En otra habitación Draco había terminado de cambiarse y se encontraba sentado en su cama, furioso por lo que tendría que hacer. «¡¿Cómo era posible que acabara comprometido y casado con una psicópata insulsa y ridícula, amiga de cara-rajada Potter?!» Estaba furioso con sus padres, adoraba a su madre y respetaba a su padre a pesar de seguir molesto por arrastrar a la familia a las filas de ese asqueroso mestizo sádico de Voldemort. La puerta se abrió y vio entrar a su padre vestido de gala.

—Draco tu madre está terminado de arreglar a la chica…

—Necesitara toda una vida para que se vea presentable. —Draco comentó con sarcasmo—.

El Dragón y la Luna.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora