Capítulo 15: fin del domingo de caza.

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Disclaimer:

Las obras de Harry Potter ni sus personajes me pertenecen, son propiedad de J.K. Rowling. Sólo es de mi autoría la trama de esta historia y no autorizo su publicación, entera o parcial, en otro sitio sin mi consentimiento.
Christian McKinley y Elisa Eldestein son personajes de mi propiedad.

Muchas gracias a todos los que siguen esta historia. He tenido muchos nuevos reviews, favoritos y follows. Así que a quienes empezaron a seguir esta historia: ¡bienvenidos! Y no me abandonen

¡Gracias por tus comentarios y sugerencias!

Capítulo 15: fin del domingo de caza. Parte 3.

Luna se quitó los zapatos y adentró sus pies en el lago hasta que el agua llegó a sus rodillas. Sacó de su bolsa unas hojas de algas y las arrojó al agua.

Theodore se colocó sobre una roca cercana a ella, que sobresalía del agua, con una red entre sus manos.

—Son algas caramelizadas, les encantan, así que de seguro vendrán por ellas —explicó la rubia con sapiencia—.

El agua comenzó a agitarse y Luna sonrió.

—¡Sal del agua Luna! —gritó Theodore—.

—¿Crees que me harán daño?

—Es altamente probable —dijo Zabini—.

Luna caminó lentamente hacia la orilla para espantar a los Grindylows* en el momento preciso en el que Theodore Nott arrojaba la red en el agua y con un movimiento de varita la ajustaba.

El agua volvió a agitarse y los Grindylows se dispersaron al verse atacados, no sin antes gruñir y dar saltos en el agua para ver a su agresor.

—¡Zabini! ¡Ayúdame a sacarlo del agua! —gritó Nott—.

—¿Queeé? Yo no voy a …

—¡Date prisa Blaise! O le diré a Draco que usaste su escoba de nuevo sin permiso.

Como impulsado por una fuerza invisible, Blaise Zabini corrió hacia el agua al oír esas palabras.

Luna no pudo evitar reír, Blaise era como un niño pequeño a veces, bueno, casi siempre.

...

Draco, como el príncipe de Slytherin que era, encabezaba la mesa prácticamente vacía de la casa verde y plata, unos pocos estudiantes habían llegado después de que él se sentara,  entre ellos, y apenas dos ya estaban desde antes, entre ellos Astoria Greengass.

Los verdes ojos de la castaña se dirigían insistentes hacia un Draco que tenía el rictus del malhumor pintado en el rostro.

—Si buscas a tu nueva novia, deberías preguntarle a Nott, ya que con él y con Zabini es con quienes se fue.

—¿De qué hablas Astoria?

—Hablo de lo felices que parecían cuando salieron los tres juntos del Gran Comedor. Pensé que ibas a cambiarme por algo mejor…

La castaña debió dejar la frase a medio terminar a causa de la interrupción del rubio, que sin alzar la voz ni imprimir en  su tono emoción, le contestó.

—Me importa un bledo de lo que estás hablando, y a tí debería importarte aún menos porque lo que haga o deje de hacer Luna sólo es problema de ella, y mío, porque es mi prometida. Tampoco te compete juzgar aquello, pues yo hago mis propias elecciones y valoro qué es lo mejor o lo peor.

—Tú te lo pierdes Draqui, la habíamos pasado muy bien juntos, y podríamos volver a hacerlo si tan sólo quisieras… —no acabó de hablar Astoria que el rubio ya se había levantado de su asiento para dirigirse a la salida del comedor—.

El Dragón y la Luna.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora