Víctor y Yuuri son dos agentes acostumbrados a trabajar en solitario y que repentinamente son asignados a un mismo equipo. Ninguno está acostumbrado y para completar, está ese asunto del discurso de graduación que ambos tenían que trabajar. Claro...
Bien, fueron unos días llenos de tensión desde que publiqué el último capítulo. Solo puedo decir que la vida sigue y no se detiene y que algunos somos afortunados de poder amar a las pequeñas almas fugaces.
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Conoció a Seung mientras entrenaban para el examen de ingreso de la federación. Seung tenía esa aura que inspiraba respeto a pesar de su estatura, ocho centímetros menos que sus uno setenta y ocho. Su mirada seria lo había fijado en su lugar, haciendo que cesara todos sus movimientos y su pavonear. Le había devuelto la mirada mientras intentaba procesar qué era lo que estaba sucediendo. Tardó un par de segundo más para que sus pasos se dirigieran al joven.
—Cuando pasemos el examen, quiero que te quedes en mi habitación —le dijo ya parado frente a él. De haber sido otro, le habría dado una de sus sonrisas más espectaculares y un guiño, pero por alguna razón quería que el joven lo tomara totalmente en serio. Sentía que coquetear con el moreno de ojos negros sería contraproducente.
—¿Quién eres?
—Jean Jacques Leroy, pronto seré el agente Leroy y tu novio.
Seung lo miró por largo rato mientras Jean intentaba no sudar bajo su escrutinio. Finalmente, el joven dio un corto bufido desdeñoso. Sin embargo, no tomó la declaración de Jean como una broma. Decidió tomarlo muy en serio.
—Seung Gil Lee, pronto agente Lee. ¿Acostumbras a lanzarte de esa forma?
—No... ni siquiera sé por qué lo hice. Debe ser pasión a primera vista. Me gustas... mucho.
—Tú estás muy bien de cuerpo, pero debo advertirte, soy muy dominante.
—Sí... sí, ya me di cuenta antes de venir para acá. De hecho, por eso vine, me gusta tu actitud.
Ambos pasaron el examen y fueron admitidos, pero el primer año no se les permitió escoger a sus parejas de habitación. No fue hasta que dejaron de ser novatos que pudieron hacerlo.
El año como novatos fue agotador y apenas tenían tiempo para saludarse al llegar a los entrenamientos, pero la mirada de Seung seguía siendo intensa cuando lo veía y él había comenzado a sonreír como un idiota cada vez que él estaba cerca. Casi podía decir que la atracción que sentía se había acrecentado por la imposibilidad de estar junto a él. Entonces, el primer año pasó.
Divisó a Seung de inmediato en el grupo de agentes de segundo año que esperaban por ser asignados a sus nuevas secciones y fue de inmediato a su lado. El moreno asintió al verlo y Jean le mostró su nueva identificación. Sería necesario mostrar ambas identificaciones a la vez para solicitar una habitación conjunta. El proceso no tomó más de media hora y al final ya estaban de camino con sus cosas. Acomodaron todo, tomaron una ducha, por separado, y luego Jean se dispuso a hacer lo que había estado planeando por un año entero.