Víctor y Yuuri son dos agentes acostumbrados a trabajar en solitario y que repentinamente son asignados a un mismo equipo. Ninguno está acostumbrado y para completar, está ese asunto del discurso de graduación que ambos tenían que trabajar. Claro...
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Yuuri Katsuki estuvo en pie frente a la puerta de expulsión en espera de la orden del agente Nikiforov para abandonar la nave. Su traje espacial tenía lo mínimo. Un radar que estaría sincronizado con la cápsula para no perder su ubicación y dos pares de propulsores. Uno ajustado a su espalda y el otro a cada lado de sus piernas para poder controlar la dirección. Eso sería todo. La cápsula se liberaría de la nave inerte cuando ingresara el código.
El traje era totalmente negro para confundirse con el espacio.
No quería confiar en su compañero, le causaba una molestia inmensa haber sido emparejado con aquel terco cabezadura. Quería terminar la misión y regresar a sus misiones regulares, sin pareja. Volver a su ritmo en soledad. Así como estaba seguro de que Nikiforov quería exactamente lo mismo. Eso era lo que lo obligaba a confiar.
Maldijo con una sonrisa en los labios. Quién diría que algún día terminaría confiando en Víctor Nikiforov.
—Todo listo, abriré la compuerta.
—Listo.
La compuerta se abrió y la falta de gravedad lo hizo flotar fuera. De inmediato encendió los propulsores y activó el radar, asegurando el objetivo.
La nave donde habían llegado desapareció gracias al sistema de camuflaje y él comenzó su camino hacia la cápsula. Le tomó cerca de media hora llegar hasta ella, deteniéndose y ocultándose como podía para evitar ser descubierto por las naves enemigas.
Al llegar ingresó el código y las compuertas de la nave se abrieron. Entró a ella y buscó de inmediato la cápsula de suspensión. Se asomó para ver el interior, pero parecía estar opacado. Eso no le dio buena espina. Liberó la cápsula de inmediato y se preparó para lo que sería el viaje de regreso.
La cápsula era de un metal claro que sería más fácil de visualizar por lo que tendría que ser doblemente cuidadoso al moverla. Los primeros cinco minutos pasaron sin problema, pero luego de eso, notó que una de las naves enemigas se acercaba a su posición.
Los escombros del planeta estaban mucho más dispersos y le tomaría algo de tiempo llegar al siguiente. Maldijo en su mente.
—Nikiforov, tengo una nave muy cerca y no hay lugar para esconderse.
—Entendido. Continúa avanzando.
—¿Qué? —jadeó preocupado.
—Continúa avanzando, es una orden de tu líder.
—Sí, señor —respondió de forma automática y continuó avanzando. La nave enemiga continuaba acercándose mientras él la ignoraba. Pasaron varios minutos más de angustiosa espera mientras continuaba moviéndose y de pronto sintió que algo pequeño lo golpeaba en la espalda.
Se giró para ver qué era y se sorprendió al reconocer que era un gancho de suspensión. Víctor se había acercado aun camuflado hasta donde estaba y le había arrojado el cable con el gancho. Lo acopló de inmediato a la cápsula y buscó su propio gancho de seguridad en su traje para ajustarlo al cable.
