Víctor y Yuuri son dos agentes acostumbrados a trabajar en solitario y que repentinamente son asignados a un mismo equipo. Ninguno está acostumbrado y para completar, está ese asunto del discurso de graduación que ambos tenían que trabajar. Claro...
Sí, es cierto que tengo historias pendientes que son muy importantes para mí. Pero como le dije a Xhia y a Ange... esta historia me da el mismo sentimiento que me daba OmegA cuando la comencé, así que no puedo dejar de darle la oportunidad.
Nuevamente otro omegaverso alternativo.
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El agente Víctor Nikiforov bajó la escalera de metal de su nave con la elegancia que le era habitual y fue recibido por la seguridad del hangar. En esos momentos se dirigía hacia las oficinas de departamento para redactar el informe de su última misión. Llevaba los cabellos recogidos a medias y las finas hebras grises cubrían su espalda hasta la mitad. Estaba cansado y lo único que deseaba era darse una ducha, pero no tenía esperanzas de que la reunión con sus superiores fuera a terminar pronto. Era como un presentimiento.
Por eso caminaba con paso firme, pero sin apuros en dirección a las oficinas. Los pasillos del lugar estaban fuertemente iluminados y eso hacía que su uniforme negro y azul neón resaltara aún más. Por el camino se topó con varios otros agentes que al verlo simplemente se quitaron de su camino. No saludó a ninguno, ni siquiera los miró, tan solo se sintió feliz de que no le estorbaran y que supieran hacerse a un lado cuando se trataba de él.
Al llegar frente a la puerta de la oficina deslizó su mano sobre el panel de reconocimiento y la misma se abrió permitiéndole entrar. El interior era un pequeño caos para los que no conocían la forma en que trabajaban. Para él era un caos ordenado.
Fue directo a uno de los cubículos vacíos para redactar su informe y enviarlo al sistema de datos central. Mientras lo hacía alguien más llegó a la oficina. Alguien a quien realmente no le interesaba encontrar.
El agente Katsuki.
El hombre vestía un uniforme parecido al suyo. La diferencia era que en vez de usar el color azul neón ocupaba el morado.
—Katsuki —saludó. No porque el hombre le cayera de la patada iba a perder sus modales. Recibió una leve inclinación a modo de respuesta y le escuchó decir su apellido con tranquilidad antes de verlo pasar directamente a donde estaban sus superiores. Al parecer también lo habían llamado. Eso no le dio buena espina.
Minutos más tarde terminaba de ingresar los datos y cerraba el terminal que había estado utilizando. Solo entonces se dirigió a la oficina de sus superiores, notando que Katsuki no había salido aún.
Al entrar, su superior, la agente Baranovskaya, lo saludó indicándole que se sentara. Arrugó el ceño al ver que el agente Katsuki estaba sentado en la otra silla que había frente al escritorio de la mujer. tomó asiento como se le indicaba y esperó para ver qué era lo que sucedía. La mujer activó una pantalla holográfica a un lado de su escritorio donde se podía ver el rostro de otros dos superiores, Yakov Feltsman y Celestino Cialdini.