Víctor y Yuuri son dos agentes acostumbrados a trabajar en solitario y que repentinamente son asignados a un mismo equipo. Ninguno está acostumbrado y para completar, está ese asunto del discurso de graduación que ambos tenían que trabajar. Claro...
Gracias por continuar leyendo a pesar de mis tardanzas. Ustedes me dan un rayito de sol cuando las nubes tapan mi cielo. :)
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Seung abrió la puerta para que Víctor pudiera entrar al apartamento que ocupaba con Jean. Lo dirigió hasta la habitación de ambos y le indicó dónde dejarlo, todo con una rigidez escalofriante. Víctor, por su parte, se había mantenido en silencio durante el trayecto. Había notado lo poco que pesaba Jean y finalmente las circunstancias de su predicamento le estaban llegando. Era mucho más fácil sentir las feromonas de Jean a esa distancia y le provocaban querer protegerlo.
Bajó a Jean a la cama con extremo cuidado, asegurándose de que no despertara. Era fácil ver que necesitaba descansar. Tan pronto lo hubo dejado Seung lo empujó lejos. —Es la última vez que lo tocas, ¿queda claro? —asintió al sentir la rabia del alfa, pero no se alejó demasiado. Estaba demasiado impactado por el aroma de las feromonas del hombre.
—Él... perdió —se encogió al recibir la respuesta rauda de Seung.
—¡No! Y no lo va a perder —gruñó aún más molesto el otro. Víctor asintió con rapidez y cambió el tema de inmediato.
—Vendremos tantas veces como sea posible si eso lo ayuda. Su olor... mejoró un poco.
Seung olisqueó el aire y tuvo que coincidir con el hombre. Las feromonas de Jean habían bajado de intensidad, especialmente aquellas que olían de aquella forma triste y desagradable. —Sigo muy molesto con él, pero no soy tan cruel como para alegrarme por lo que está pasando. Si sentirse perdonado ayuda a que mejore un poco, entonces se lo debo. No podría imaginar que algo así le pasara a Yuuri.
Seung se calmó bastante y asintió. El cambio no era demasiado, pero sí era notable. Él también estaba sufriendo lo que su pareja, no al mismo grado, pero lo tenía al filo de estallar pues sentía que ni siquiera sus feromonas podían ayudar a Jean. Su frustración era grande. El alfa de cabellos claros no se tomó más tiempo y se despidió de Seung con serenidad.
Apenas cruzar el umbral de la puerta Yuuri le asestó un puñetazo sólido en el estómago. Pero él ya se lo esperaba por lo que no perdió el aire.
—¡Eres un idiota! —le gritó, descargando así todo su enojo. Víctor no lo dejó hacer demasiado berrinche, sino que lo atrapó entre sus brazos y lo pegó a su cuerpo. El moreno lo golpeó varias veces e intentó zafarse, más no se lo permitió.
—Si algo así te llegara a pasar, creo que no podría soportarlo. Soy tan débil... —susurró el alfa con un gran sentir.
Yuuri finalmente se abrazó con fuerza de su pecho, estremecido por lo que acababan de ver en Jean. Había sido demasiado. Cuando Víctor le preguntó si quería regresar y comer algo, Yuuri negó. Se le habían quitado todas las ganas de comer o de estar afuera. Quería estar en la cama, acurrucado con Víctor hasta que todo su cuerpo se calmara. Y claro, quería sentir a sus propios cachorros, aunque todavía fuera demasiado pronto.