Víctor y Yuuri son dos agentes acostumbrados a trabajar en solitario y que repentinamente son asignados a un mismo equipo. Ninguno está acostumbrado y para completar, está ese asunto del discurso de graduación que ambos tenían que trabajar. Claro...
He tardado mucho, lo sé. Este asunto del coronavirus le da tiempo de sobra a algunos, pero a mí no, que estoy en mi casa 24/7 cuidando a mis papás. Espero que todos estén bien, que sigan las instrucciones, que se protejan y protejan a los demás. Esto va a pasar y ya haremos memes de la histeria colectiva. Un fuerte abrazo cibernético para todos, les amo un montón.
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Chris se removió levemente para darse cuenta de que descansaba sobre alguien que tenía un olor delicioso. Se espabiló un poco cuando al abrir los ojos se encontró con que Víctor lo miraba con intensidad. La mirada no era amenazante, más bien estaba llena de curiosidad. El omega se disculpó de inmediato, pero no se movió de su lugar.
—Lo siento... —susurró en un principio, sin embargo, comenzó a notar que el único que estaba allí con él era el alfa. Quiso alejarse, en verdad quería, pero el olor de Víctor lo tenía atrapado. —¿Por qué hueles tan bien?
Víctor sonrió divertido cosa que no le sentó bien al omega y lo hizo salir de aquella extraña inmovilidad. Al intentar escapar escuchó la voz del alfa ordenarle y se estremeció. Jamás había escuchado esa voz antes, exigía respeto y ser obedecida. Ni siquiera la había escuchado de Masumi.
—No te muevas, Yuuri regresará pronto —le puso el brazo sobre el pecho para mantenerlo en su lugar. Eso hizo que el omega se estremeciera involuntariamente por un momento antes de relajarse.
—¿Cómo... cómo haces eso?
—¿Eso? Explícame qué estoy haciendo.
—Tu voz. Es tan... dominante.
—Solo estoy siendo firme. Has sido tan grosero que ya no puedo ignorarlo. ¿Realmente eres así de desagradable?
Chris se puso más rojo que un tomate. Él no era grosero, tampoco era desagradable. Él era un profesional de su rama, alguien que podía influir hasta en el más quisquilloso de los alfas más importantes de la Federación. Aquellos ojos se fijaron sin temor en los suyos retándolo a contradecirlo y él abrió y cerró la boca varias veces. Seguramente parecía un pez dorado en ese momento.
Bajó la cabeza escondiendo su expresión. Antes del accidente con Masumi jamás se habría atrevido a faltarle el respeto a ninguno de sus clientes, ni siquiera a un desconocido. Simplemente porque él rebosaba clase. Los omegas de su nivel eran escasos y entre ellos, él era uno de los más sofisticados. ¿Qué había estado haciendo durante todo ese tiempo y por qué la voz de ese alfa en particular lo hacía repensar su actitud después del incidente?
Tomó aire repentinamente cuando una idea le vino a la cabeza. ¿Acaso era Víctor el alfa que necesitaba para volver a ser el de antes? Víctor era el tipo de alfa al que temía y al que alguna vez había adorado servir cuando diseñaba ropa elegante. Definitivamente tenía el cuerpo de un alfa de alto rango y era alto. También tenía cierta elegancia al hablar aunque él apenas viniera a fijarse en eso ahora.