Mármol, sólo mármol. Tan limpio y tan denso, una vaga obra de un artista en ruinas.

Una escultura a mármol, a cincel, a llagas. Una escultura rota, sin acabar, sin pulir, a la deriva en esa pila de obras "por terminar" que nunca disminuye.

Así, tan densa como el mármol, así, tan tediosa como afinar mi carácter, sin lijar mis defectos y sin pulir esas perlas que parecen unos ojos crisálidos.

Tan desnuda como sus demás obras, tan libre y tan atada a permanecer a la vista a gusto. Al ojo del postor, mártires lo que tocan ese mármol.

Tan baja la mirada, buscando un alma sin cuestión por la cabeza, sin abismos de Paranoia, sin mares de penas rutinarias. Tan hartas las manos, los labios de abrir una parte para poder intentar preservar la vida intacta.

Escultura tallada en un pasado tormentoso, encuadrada de un pasado sin formas resaltadas y sin una buena mano para pulir el brillo.

Soy Sólo Ocasional. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora