“Un café para olvidarte, con dos de azúcar para que no duela tanto”.
—Alberto Garza
Dos años después: Actualidad.
Dulce
Un día normal como todos, la diferencia es que hoy me levante cansada, generalmente estoy con mucha energía; pero hoy no.
Tal vez sea que es un día nublado, o sencillamente es porque el otoño es algo deprimente para mí.
Me estiro en la cama, me levanto y voy a preparar el desayuno para mis niños.
Miró mi teléfono y un mensaje de Christopher dice que en una hora pasa por los niños, desde que nos separamos el comenzó a pasar tiempo con los niños, y también empezó a llevarlos a la escuela.
Hace dos años atrás tomamos distancia, y ya no volvimos a intentarlo. Hay días que me arrepiento tanto de haber sido yo la que sugirió esto, pero también veo el lado positivo.
Christopher es un gran hombre, merece ser feliz y cada día que lo veo esta mejor, cada día esta más iluminada su mirada y me alegro por él. Aunque lo extraño.
Dejó a un lado mis pensamientos, últimamente mis hormonas hacen que piense cosas raras. Miró la hora y se esta haciendo, tarde. Subo rápido a despertar a mis hijos, mientras preparo sus cosas, ellos desayunan.— Mami — me llama Ben.
— Dime cariño — me acerco a él.
— Es mi primer día en la escuela ¿no podrías venir tú también? — hoy mi pequeño entra a su primer año de primaria, y entiendo sus nervios.
— Bueno, tendrán que decirle a su papá que me esperé, tengo que cambiarme cielo — digo meintras acaricio su carita.
— Yo le digo mamá— dice Ana, mientras se dirige a la puerta.
Uno minutos después bajo para llevar a mis hijo a la escuela, Ben me está esperando en la escalera, mientras veo a Ana y Christopher charlar en la cocina.
— Listo Cielo ¿Vamos? — le tiendo mi mano a Ben, y él la agarra fuerte y sonríe. Nos dirigimos a la cocina.
— Buenos días— saludo a Christopher.
— Hola Dulce — responde cordialmente.— ¿Ya podemos irnos?
— Claro que sí, vamos antes de llegar tarde — miró mi reloj y él también.
— Si mejor no pongamos en marcha, tengo una cita dentro de una hora — agarra el bolso de Ana, y se dirige a la salida.
Notó a Christopher algo extraño pero le resto importancia, nuestra prioridad son los niños y siempre tratamos de tener una relación cordial solo por ellos.
Llegamos a la escuela de los niños y ambos los acompañamos hasta la entrada, a Ben le costó despegarse de mi pero al final entró a su clase.
Christopher me lleva de vuelta a mi casa, todo el camino es incómodo y silencioso. Cuando para en los semáforos veo que agarra su teléfono y responde mensajes, y sonríe. Lo miró, pero él esta perdido en su teléfono.—Christopher! — digo llamando su atención.
— Dime — dice dejando a un lado el teléfono.
— Ya esta en verde — señalo el semáforo.
— Lo siento— dice poniendo su teléfono en la guantera del auto.
Cuando llegamos a mi casa, él se queda unos segundos mirando al frente. Lo conozco demasiado, como para saber que algo tiene que decirme pero eso lo pone nervioso. No estoy segura que pasa con él, asi que mejor entro a mi casa.— Gracias por traerme — digo abriendo la puerta del auto.
— Dulce, espera… — toma mi brazo.
— ¿Qué?
— Crees que podamos tomar un café, necesito hablar contigo.
— Claro que sí, vamos — Él baja del auto, pone seguro y entra detrás de mí.
Nos dirigimos a la cocina, y mientras preparo el café hablamos de lo grande que estan nuestro niños. Notó nuevamente que se pierde en su teléfono, y eso no me gusta. Veo como un insulto que alguien este hablando contigo, y se pierda en ese aparato.
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No podré estar sin ti ✔
FanfictionQuien juega con agua se acaba mojando. Ahora todas mis lágrimas llevan tu nombre. Quisiera tener respuestas de todos mis ¿Porque? pero es inútil. Sólo deseo que todo este bien, después de esto.