Capítulo 6

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“Los besos no curan el mundo, pero ayudan a sobrevivir”.

—Antonio Bosch Conde

Christopher

Es sábado, y mi despertador suena temprano, unos besos hacen mi despertar más ameno, miro a Isabel y sonrió.

— Bueno dias amor— le digo dulcemente.

— Buenos dias guapo — sonríe.

— ¿Que haces despierta?— le pregunto mientras me acomodó.

— Pues decidí ir temprano a un hogar de perros abandonados, y conseguí uno perfecto para los niños— dice emocionada.

— De verdad? Hiciste eso por ellos?

— Claro que sí, quiero que Ana este cómoda conmigo, después de todo lo que resta del fin de semana estarán conmigo. — acarició su mejilla.

— Eres asombrosa, ahora muestrame a ese pequeño.— se va uno minutos, y luego vuelve con un cachorro regordete rubio, y muy tierno.

— Es hermoso— lo tomo en mis brazos— ¿Como le pondremos?

— Creí que sería una buena idea que los niños lo decidan— dice Isabel mientras acaricia la cabeza del cachorro.

— Buena idea — le devuelvo el cachorro y me pongo una remera— Iré a preparar el desayuno, los despertare, y cuando me vaya le muestra la sorpesa.

— Esta bien — dice, luego bajo para hacerle el desayuno a mis hijos.
El desayuno es tenso, Ana sigue igual o peor que ayer, y me preocupa dejarlos solos con Isabel, pero ella me tranquiliza.
Cuando es hora de irme, saludo a mis bebés, y tomo mis cosas. Antes de irme le ruego a Isabel que los cuide bien, y ella me asegura que lo hará.
Pongo en marcha el automóvil, y comienzo mi viaje.

Isabel
A penas se va Christopher, Ana sube a su cuarto, y me quedó con Ben. Él me cuenta lo linda que es su mamá, y como los cuida.
Decido que es hora de su regalo, y voy en busca de Ana. Golpeó la habitación y entro.

— Hola, podrías bajar un momento, con su padre le preparamos una sorpresa. — digo sonriendo.

— No me gustan las sorpresas— dice mientras no despega sus ojos de su laptop.

— Te prometo que valdrá la pena — le insisto.— Por favor, Ana.

—Bajo en un momento— dice después de unos minutos.

Ambos se ubican en el sillón, les pido que cierren los ojos y le pongo al cahorro en medio de ambos.

— Ahora abran los ojos! — le.digo emocionada.

— Wow, un perrito — dice Ben— es muy lindo.

— Y tu Ana ¿Que dices?

— Soy alérgica a los perros — dice seria.

— ¿Cual es su nombre? — pregunta Ben emocionado.

— Pensaba que ustedes decidieran eso — digo mirando a ambos.

— Entonces que se llame Isabel — dice irónicamente Ana.

— ¿Y eso que quiere decir? — preguntó seria.

— Pues que ese nombre le queda perfecto, se parece a ti, y también soy alérgica a ti — dice sonriendo.

— Oye niña, ya basta! — digo duramente— estoy haciendo esto para tener una buena relación con ustedes.

—¿ Y quien te dijo a ti que yo quiero eso? — grita Ana.

— Esto lo hago por su padre, porque lo amo y ustedes son importantes para él— respondo alterada.

No podré estar sin ti ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora