Capítulo 13

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"Las cosas son bellas si se las ama."

— Jean Anouilh

Dulce

Llegar a Nueva York fue un cambio importante para mi estado emocional, ver una ciudad tan acelerada y a la vez alegre me impulsaba a conocer todo lo bueno de ella.
A la salida del aeropuerto, Claudia ya no estaba esperando en su automóvil, era muy lindo. Cuando la vi parada en la puerta con un cartel que decia "Dulce Maria mi hermanita" me hizo sonreír, Anahí me miró y sonrio.

— Hermanita— Claudia me abrazo fuerte.

— ¿Cómo estas? — Dije devolviendole el abrazo con la misma intensidad.

— Ahora que te veo, excelente— me agarró de las manos y me regalo una gran sonrisa— ¿Y estas preciosuras?

— Ella es Ana— traigo a mi hija a mi lado.

— La última vez que te vi, usabas pañales — Claudia toca su carita, y Ana le sonrie avergonzada.

— Y él es Ben — ella lo mira, y le guiña un ojo— Niños ella es su tia Claudia.

— Tía ¿Porqué no vienes a casa como nuestra tia Any? — Ben y sus comentarios inoportunos.

—Ben... — digo en tono de advertencia.

— ¿Que dije?

— Nada malo — responde Claudia.— Mejor te respondo todas tus preguntas en mi casa ¿Si? — él asiente.

— Y a mi no me presentas— Any avanza con Manu en los brazos, y la abraza— Estas hermosa Claudia.

— Y tu... no cambiaste en nada! — dice alegremente— ¿ Y este guapo? — Manu se esconde en el cuello de su mamá.

— Él es Manuel, mi hijo.

— Felicidades es precioso — le da un beso en su cabecita. — Que les parece si vamos a casa, y luego los invito a almorzar.

— Es la mejor idea tía— responde Ana.

— Entonces andando. — nos ayuda con los bolso, y luego nos dirigimos a su casa.
Las calles de Nueva York son un caos pero a la vez pintoresca, si me preguntan jamás viviría aquí.
Entramos en un especie de barrio privado, Claudia baja la velocidad de su automóvil y se para frente a una enorme casa de dos pisos, tiene una entrada de piedras y a los costados un césped verde con flores de todos los colores, en la entrada de ésta se ve otro automóvil aún más lindo que el de Claudia. Es una casa lujosa, y a la vez acogedora.

— Mi esposo ya esta en casa— dice sonriendo.

— ¿Te casaste? — preguntó sorprendida.

— Sí, ya lo conoceras. Es un ser hermoso. — en sus ojos noto un brilló especial, y no saben cuanto me alegra saber que mi hermana progreso inmensamente en su vida.

— Tía tu casa es más linda que la nuestra — dice Ana bajandose de el automóvil.

— Pero también es grande así— agrega Ben.

— Sí, su casa es hermosa. Yo ayude con la elección. — Ben la mira sorprendido, y ella sonríe.

— Es hermosa de verdad — le digo.

— Gracias, pero mejor entremos.

— Que Ana entre a los niños y nosotras bajamos las maletas — dice Any.

— No se preocupen, mis empleados lo harán— Any se queda con la boca abierta.

— Cierra tu boca antes que entre algo desagradable allí— susurró a su lado.

No podré estar sin ti ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora