Capítulo 2

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“Un café para olvidarte, con dos de azúcar para que no duela tanto”.

—Alberto Garza

Dulce

Entro a nuestra habitación, siento los pasos de Christopher detrás de mi. Estoy demasiado molesta y sobre todo desilucionada, creí que no era capaz de dejar el día más importante de su hija solo por trabajo. En este momento sólo quiero descansar.

— Cariño... — dicr Christopher. No le dirijo ni una mirada— Te juro que intenté terminar antes, pero no pude.

— Sabes — volteó y lo miró— a mi ya no me expliques nada, estoy harta de esto. No quiero más esto.

— ¿A qué te refieres? — pregunta confundido.

— Me refiero a que esto ya no funciona Christopher ¿de qué sirve tener todo si lo más importante no lo tenemos? ¡No tenemos un hogar!

— ¿Qué cosas dice? Entiendo que estés molesta pero eso no es cierto — dice mientras se acerca.

— ¿Crees que es lindo para todos tenerte unos minutos antes de dormir? Christopher dime ¿Cuándo fue la última vez que fuiste a un partido de hockey de Ana? Ya ni tú te acuerdas — digo exasperada.

— Sabes que no quiero esto, pero mi trabajo me obliga a hacerlo — dice cansado.

— ¿Y eso es sano para nosotros? — preguntó

— No lo sé.... — dice sentandose en la cama.

— Christopher ,por dios ¿Cómo no lo sabes? Dime algo ¿A ti te gustaría que fuera yo quién no estuviera en casa? ¿Qué yo no tenga tiempo para ti?

—¡Dulce sabes que esto lo hago para darle todo a nuestros hijos! — dice alterado— ¿Qué más quieres de mi?

— ¡Quiero tenerte como antes, eso quiero!— respondo gritando.

— Ya no se que hacer — dice agotado.

— Yo tampoco ¿Para qué tenerte si en realidad hace tiempo ya no estás?

— ¿Qué quieres decir? — dice enfadado— Sabes yo también estoy harto y cansado. Sí tanto dice que esto ya no funciona, pues aquí queda.

— ¿Qué? — quedó sorprendida, esto es demasiado. Pero si cree que lo voy a detener o que voy a cambiar de parecer se equivoca.

— Lo que oyes Dulce. Para ti el problema soy yo, entonces me voy — agarra su abrigo y sale de la habitación.

No me importa que se vaya, yo estoy más molesta que él ¿Cómo puede ser que no entienda lo que siento? No soy de piedra, yo también tengo sentimientos. Y ahora siento que no tengo un esposo, solo tengo al padre de mis hijos que me mantiene. Desde hace tiempo ya nada es lo mismo, y ambos nos estamos haciendo mal ¿Acaso esta mal pensar en mi? Claro que no.
Me dirijo a la cama, y me meto en ella. Apagó la luz, y pienso hasta que el sueño me vence.
A la mañana siguiente encuentro a Christopher junto a mi, parece que no durmió en toda la noche, lo miró por un instante y toda la discusión de anoche aparece en mi mente.

— Lo siento…— suspira.

— ¿Que sientes? No estar para tus hijos, no estar para tu esposa o que sencillamente te olvidaste que tienes una familia? — me apoyo en el respaldo de la cama.

— Ya, amor ¿No crees que ya es suficiente? — dice exasperado, lo miro por un instante, y es ahí cuando pienso y saco la conclusión que esto es insostenible para ambos.
Tal vez me arrepienta de esto, pero lo mejor para ambos es tomar distancia. Esto me consume mis energías, quiero estar bien, quiero ver a mis hijos sonreír, ya no quiero ser yo la que tenga que absorber las consecuencias de la ausencia de Christopher.

— Tienes razón, ya es suficiente— lo miro — Christopher… — él me mira a los ojos— quiero que nos demos un tiempo.

— ¿Estas bromeando verdad?

— No — susurró.

— Dulce, te amo. — tomando mi cara entre sus mano— Esto no nos llevara a ningun lado, por favor.— me apartó de él.

— Christopher, no te pido el divorcio. Solo quiero que nos tomemos un tiempo. Esto ya no esta funcionando para ninguno, y los niños.... — él se levanta de la cama enfadado.

— Tienes razón, hagamos lo que tu quieras Dulce. Pero sabes algo, yo no quiero esto, y tampoco lo busque. — dice yendo a su guardaropas. Me levantó y lo sigo.

— ¿Que haces?— digo mientras lo miró.

— Me voy, quedate con la casa. Mi colega se comunicará contigo para iniciar el trámite de divorcio.— escuchar esa palabra hace que un escalofrío recorra mi cuerpo, recuerdo todo los momentos terribles que viví cuando era Asistente Social.

— Christopher no! — digo rápidamente.

— No? No es esto lo que quieres? — dice alterado.

— No, Christopher. Solo quiero que nos separemos por un tiempo, y veamos si nos volveríamos a elegir. Christopher no quiero que los niños pasen por todo esto del divorcio, les afectará demasiado.

— ¿Y crees que es mejor que me vaya? ¿Y luego que? — dice metiendo con fuerza su ropa en la valija.

— No te estoy hechando Christopher.

— Sabes que eres mi debilidad, sabes que no podré dejar de mirarte o besarte si te tengo cerca ¿Como prentendes hacer que este "tiempo" funcione? — lo pienso por un momento, y tiene razón. Esto no funcionará si vivimos bajo el mismo techo.

— Tienes razón, pero Christopher no nos divorciemos. — tomo su mano, y hago que me mire— Esto es para aclarar esto que se nos fue de las manos, sólo te pido tiempo. Te prometo que yo no buscaré a nadie más, y espero lo mismo de ti. Yo te amo — acarició suavemente su mejilla.

— Y si me amas ¿Porque me pides esto? — agarra mi mano fuerte, luego la besa.

— Por que muchas veces el amor no basta, por que hay veces que debemos pararnos firmes, y saber donde estamos y que queremos. Yo quiero una familia junto a mi esposo, pero que él este presente junto a mi.

— No te quiero perder... — dice con un hilo de voz.

— No lo harás— nos miramos por un instante.

— Prometeme que no buscaras a alguien mas — dice abrazandome fuerte— Prometeme que volveremos a estar juntos, y que esto solo servirá para amarnos más.

— Prometo que tú seras mi único amor, pero no te puedo prometer que después de esto vamos a volver a funcionar. Eso va a depender de que aprendamos con esto.

— Esta bien, pero yo si te prometo que siempre te voy a elegir — besa mi coronilla, termina de empacar.

Nunca pensé que sería tan difícil verlo ir, mis hijos no entendían el porque de todo esto. Sólo le pude explicar que era necesario para ambos, pero Ana jamás lo entendio.

No podré estar sin ti ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora