Capítulo 8

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“A veces tienes que caer para descubrir que sabes volar”.

—Olga Maria Sain

Dulce

Jack me trae agua, y cuando logró tranquilizarme, Tomas continúa.

— Dulce— toma mi mano— Estamos a tiempo para tratar esto, vamos a vencerlo.

—¿ Que tengo que hacer? — digo mirando a Tomás.

— Bueno principalmente, tienes que estar tranquila porque lucharemos juntos con esto— vuelve a su escritorio— empezaremos a atacar con una quimioterapia no tan exhaustiva, queremos que frene y poder hacer una cirugía, pero primero tenemos que atacar para que deje de expandirse.

— ¿Entonces que tengo que hacer?— Tomo agua mientras el oncólogo continúa explicando el tratamiento.

— Vendrás una vez a la semana, en oncologia te darán una dosis por suero, este suero trenda vitaminas que haran anticuerpos e iran a atracar esta anomalía en tu páncreas, dentro de un mes vas a volver y si todo sale como quiero, podremos pasar al último paso que es la cirugía y la extracción de la parte afectada.— escribe una receta y me la da.— El viernes es tu primer quimioterapia, vamos a estar bien.

— Gracias— digo, después agarró la receta y me dirijo a recepción. La recepcionista me mira con pena cuando lee la receta. Odio esto.
Después de hacer todo los trámites, camino lentamente hasta mi auto. Me quedo dentro de él, y miró a la nada.
Tengo tanta impotencia, y no se como terminará esto, tengo miedo. Golpeó el volante varias veces, y lloró arriba de él. Es un llanto desgarrador, balbuceos cosas que ni yo comprendo,  y luego susurró "mami te necesito", miró hacia arriba, y siento que la angustia me invade, y no me deja ni respirar. ¿Porque a mi? ¿Que hice para tener que pasar por esto?
Vuelve el dolor abdominal, y me retuerzo, el dolor me hace sollozar aun más. Quiero ir a mi casa, y no quiero despertarme.
Pongo en marcha el auto, y manejo hasta mi casa. Entró, y subo corriendo. Estoy enojada, y no se porque. Tiro las fotos, mi ropa. Rompo la foto de mi casamiento, y caigo de rodillas a llorar. Me agarro la cabez porque he llorado tanto que me produce una migraña inexplicable.
Voy llorando sin para al baño, me veo en el reflejo del espejo. Y me preguntó yo misma si podré con esto.

Ordeno el desastre que hice en mi habitación, miro la hora y ya estan por salir mis hijos.
Me lavo la cara, y retoco mi maquillaje.
Voy en busca de mis hijos, y cuando veo la sonrisa de ambos todo esta angustia empieza a calmarse.

— Mami — Ben me abraza como todo los dias.

— Mami, hoy te extrañé— dice Ana besando mi mejilla.

— Y yo a ustedes amores— ellos sonríen.

Los invito un helado, y caminamos por el parque un rato. Ana y Ben juegan a un costado con un perrito que vieron.

— Que casualidad! — dice una voz familiar, demasiado familiar.

— Hola Any— la miro y sonrió.

— Tia Any !!! — Viene Ben corriendo.

— Hola terremoto— le dice Any.

— Hola Tía ¿Quieres que cuidemos a Manu? — dice Ana mientras alza al bebé de mi amiga.

— Justo queria jugar con ustedes este enano— Ana y Ben se van con Manu y nos dejan solas.

— ¿Porque estuviste llorando? — dice mirando a los niños, me sorpendo y la miro— Dulce eres mi mejor amiga— continúa sin mirarme. Tan obvia soy? Y ahora me encuentro con una guerra interior, no se si es lo correcto contarle esto a mi mejor amiga, seguro exagerara Y lo que menos necesito ahora es que todos sepan que tengo cáncer.

No podré estar sin ti ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora