trece

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Los rayos del sol se encontraban por toda mi habitación incluyendo en mi cara, escondí mi cara entre las cobijas pero de cualquier forma ya no podía seguir durmiendo por mi falta de sueño, saqué mi cabeza de las cobijas y estiré mi brazo para tomar mi celular y asi ver la hora.
Eran las 11:00 am, asustada me paré rapidisímo; bajé a la cocina, cuando llegué me dió un pequeño mareo.

-¡Ay! espera espera- me dije a mi misma mientras detenía mi caminar y cerraba los ojos.

-Buenos días, hija- dijo mi mamá sin verme pues preparaba el desayuno.

-Hija, ¿estás bien?- me preguntó mi papá.

Abrí mis ojos- Sí, estoy bien. Solo me paré muy rápido.

Entré por completo y los saludé a cada uno.

-¿Apenas te levantaste? Yo pensaba que ya te habías ido con Bryan a la playa.

-¿Ya se fué?- pregunté sorprendida.

-No tiene mucho, de hecho, se fué hace diez minutos.

-¡Ay no! Ya se me hizó tarde- me dí un sape.

-Yo te llevo, princesa- dijo mi papá mientras tomaba su jugo.

-¿De verdad? ¿no tienes que irte a trabajar?

-No, solo tengo que supervisar un restaurante pero será mucho más tarde. 

-Que bien, entonces dame veinte

Corrí de nuevo a mi habitación, me di una ducha extremadamente rápida dejando todo mi sudor nocturno; cuando salí me pusé mi traje de baño,  ensima un short claro, una blusa de tirantes color rosa, tennis blancos; rizé mis pestañas y tomé la mochila con las cosas que necesitaba como bloqueador, toalla, sandalias y  mi gorra.

Bajé en un par de segundos.
-Estoy lista, papá.

-¿No vas a desayunar?- preguntó mamá.

Mi estomago pedí a gritos que si.
Lo dudé- Si, si quiero- me senté en la mesa y comí rapidamente lo que mi mamá me sirvió. Agradecí y salí corriendo para subirme al auto, la playa no estaba tan cerca de mi casa, en auto fácil sería treinta minutos.

(...)

-Gracias, papá- me despedí de el con un beso en la mejilla, ya tenía un pie fuera cuando me detuvo del brazo.

-Espera, dale esto a tu hermano; se le olvidó en la cocina.
Me extendió el silbato de Bryan.

-Ay, ese torpe- reí.

Me baje del auto y crucé la calle, miré mi celular, llevaba diez minutos de atraso. Cuando llegué me instale, dejé mi mochila en la caseta alta para entrar al baño y quitarme la ropa.
Cuando ya estaba casi lista, me pusé el bloqueador solar y salí de la caseta.

-Vaya, hermanita. Te hacía dormida.- se burló.

-Y yo menos olvidadiso- le lansé el silbato.- Papá me lo dió

-Oh, gracias.

Baje por completo las escaleras.

-¿Por qué no me esperaste?.

-Siendo sincero, pensé que no vendrías... llegaste más tarde de lo que esperaba y suspuse que tenías resaca.

-Somos hermanos, pero no significa que seamos iguales- me burlé.

-¡Ja! Yo no tomó alcohol- se hizó el ofendido.

-No tu no tomas, te atragantas- reí, sabiendo que no era cierto. Me gustaba hacerlo enojar por levantarle falsos.

Entra en Mi Vida- Jos Canela Donde viven las historias. Descúbrelo ahora