BLACK STONE ─PETER PARKER [SAGA DEL INFINITO]

CAPÍTULO 40

ACTO TRES | CAPÍTULO CUARENTA

❝el equipo perfecto❞

Pensé que podría empacar
mi maleta y marcharme.
Te dejé con toda la mierda
que no quería llevarme.
Mi error. Te echo de menos.

       Por un segundo, pierdo la trayectoria de la discusión pues comienzo a sentir un peso en el pecho. Me tambaleo sobre mi misma. Tony, que se encuentra a mi lado, me toma de los brazos para mantenerme firme. Él envía una mirada los demás antes de apartarme del grupo, Emma nos sigue con la mirada.

— ¿Te sientes bien?

— La respuesta sería una mentira así que para que responder, Stark —contesto.

— Tienes una respuesta sádica y gruñona para todo ¿verdad?

— Tengo muchas de hecho —espeto—. Pero lo que sentí recién no tiene que ver solo conmigo.

El millonario entrecierra los ojos. —¿Qué quieres decir?

— Sentí peligro sobre las personas que amo —respondo—. Si ellas están en peligro, todos lo estamos. 

— ¿Ya no lo nombras? —quiere saber, comprendo al instante a que se refiere.

Trago saliva antes de mirarlo fijamente. —Así es más fácil.

— Él te sigue necesitando —me recuerda.

Muerdo mi labio inferior, evitando la mirada de Tony Stark. Mis ojos quieren explotar en llanto, haciéndome sentir débil, por lo que me mantengo fuerte, o al menos intento aparentar aquello.

— Él no lo hace —puntualizo—. Nunca lo hizo.

— Tengo suficiente aprecio al niño para mantenerlo alejado de esto —comienza a decir—, sin embargo, sé que ustedes hacen un equipo perfecto. Uno que necesitamos en esta guerra. 

— Si él viniera conmigo sería una debilidad.

— Definitivamente tienes un complejo de fracaso —inquiere frustrado—. Soy demasiado astuto, Gemma —se alaba—. Conozco tu relación con el niño desde que hablaron por primera vez en tu onceavo cumpleaños. Por eso hace años, en Alemania, busque a Peter para tenerlo a mi lado, no porque él fuera una debilidad para ti. Sino, porque sabía que lo notarias bajo ese traje. Y también sabía que nunca pelearías contra él.

Abro mi boca, comprendiendo a lo que se refiere. Todos estos años creí que Peter era una debilidad para mi, pero la realidad nunca fue eso. Me deje llevar por lo sucedido en el aeropuerto de Alemania sin entender aquello por completo. 

— Porque siempre fuimos un equipo —comprendo.

— El mejor de hecho, se coordinan con las miradas, se comprenden como nadie puede hacerlo, se complementan —explica asombrado—. Al menos eso hacían —dice por último antes de alejarse de mi para volver con los demás.