*HISTORIA DE LIZ* PARTE I * ( V+18)

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AVISO: (+18, lenguaje violento).

Necesito huir. Debo huir. No puedo quedarme por aquí, ya he sufrido bastante. Se ha acabado. No soy objeto de nadie. Nadie tiene por qué humillarme.


Corro y corro sin mirar hacia dónde voy. Es satisfactorio y a la vez preocupante. Cada poco voy mirando hacia atrás para ver si ese bestia me sigue. Llego a mi casa y entro estrepitosamente, con tan mala suerte que tropiezo y me caigo de bruces.

¿: Liz, cariño, ¿ estás bien?

Levanto la mirada hacia arriba sorprendida. No esperaba encontrar a nadie en casa. Y mucho menos a mi madre. Se suponía que estaba en el mercado, comprando cosas para comer.

Liz: Mamá, tienes que irte, ya!!


Mamá: ¿Por qué, qué has hecho?


Liz: Nada!! Sólo vete!!!


¿: Vaya, vaya, dos pajaritos en vez de uno. Qué suerte la mía.

Mi espina dorsal empieza a temblar. Me doy la vuelta, poniéndome delante de mi madre y extiendo los brazos. Ella no merece esto. Ese bastardo...

Mamá: Tú!!!


¿: Hola cielito, ya estoy en casa.


Mamá: Se suponía que no ibas a volver. Qué estabas encarcelado.


¿: El Rey me ha indultado por buen comportamiento. Qué cosas...


Liz: ¿Buen comportamiento? ¿A quién has sobornado bastardo?


¿: Limpiaré esa boca con jabón niñata.


Mamá: No, por favor...Vete. Déjanos en paz. Puedes redimirte y vivir una vida nueva. Te lo pido de rodillas Augusto. Déjanos a tu hija y a mí en paz.


Augusto: No seáis imbéciles. No he cambiado nada en ese cuchitril de mierda. Estaba deseando salir para rendir cuentas con vosotras, zorras descerebradas.


Liz: El descerebrado eres tú, que has sido capaz de tocar a tu propia hija, maldito degenerado!


Augusto: Bien que lo has disfrutado. No te hagas la víctima.


Liz: No me la hago, lo soy. Toquetear a tu hija por las noches, sabiendo que tenemos relación de sangre es para vomitar. Te odio desde el día que empezaste a enseñar tu verdadera cara.

Augusto me mira con rabia. Este maldito degenerado no debería haber salido de dónde estaba. Además de un abusador de niñas, también pegaba a mi madre y yo siempre me lo callaba todo, porque sabía que si no, serían aún peor conmigo. Así que me dejaba hacer. Tuve suerte de que no pasase más allá de los toqueteos, con lo que sigo siendo pura y virginal. Pero aún así, me siento como si no lo fuese. Me ha quitado algo importante. Mi orgullo de mujer. Caí hasta lo más hondo y no puedo salir por su culpa. Qué me lleve a mí sola todavía me vale. Pero que se lleve a mi madre a mi terreno, eso no lo consiento. Ella se merece una segunda oportunidad. Ella es buena, una santa hecha mujer. Y no me sale de ahí que quiera hacerle daño otra vez.

Augusto camina hacia mí e intento clavarle una patada en su orgullo, pero me la para, desgraciadamente. Me coge de la rodilla y me tira con toda la fuerza al suelo. Me doy con la cabeza y sale algo de sangre, como si me hubiese abierto una herida.

Mamá: Liz!!


Augusto: Shhhhh, no grites, no le pasa nada.

Mi madre empieza a gemir de miedo mientras retrocede y se choca con la pared. Yo intento levantarme, pero él me da una patada en el estómago y vuelvo a caerme. Se gira hacia mi madre, quien no puede aguantar las lágrimas. Él la acorrala contra la pared y le tapa la boca con una mano. Y empieza mi pesadilla.

*Nanatsu No Taizai : Reencarnación* (Libro II). Donde viven las historias. Descúbrelo ahora