( Aviso de contenido y violencia sexual explícito. Básicamente es el capítulo anterior pero desde el punto de vista de Liz).
*Liz*
Veo a Meliodas salir por la puerta. Él mira hacia la ventana y entonces, me aparto. Estúpido enano. Teníamos que discutir justo hoy. Es demasiado sobreprotector conmigo. No lo soporto. Aunque lo entiendo. Mi padre ronda por aquí, toda precaución es poca. No obstante, sé defenderme solita. Me siento en la cama e intento respirar profundamente. Decido darme una ducha fría para templar los nervios y poder hacer todo lo que tenía planeado para hoy.
Bajo a la cocina y empiezo a sacar los intrumentales para hacer una buena tarta. De chocolate. Si no le gusta, que se vaya a paseo. De repente, mi humor ha cambiado y estoy más alegre, así que no sé por qué mientras estoy cocinando bailo. Wandle no está. Seguramente se ha ido de ronda, como siempre.
Después de un rato, tengo todo listo: la tarta, los canapés, e incluso, la cena: cerdo asado. Pero tengo que buscar adornos para la fiesta, si no, no tendrá gracia. De repente, noto un escalofrío y no me gusta un pelo, así que corro hacia la habitación y cierro con llave. Me voy hacia el baño y me miró al espejo. Es él, está cerca, seguro. Menos mal que he planeado algo a conciencia.
Me siento en la bañera y hago tres hechizos:
1. Hechizo de protección sobre mí misma.
2. Hechizo de clonación. En cuanto alguien que no sea de mi agrado me toque, aparecerá un clon exacto y un escudo me protegerá a mí.
3. Envenenamiento anti violadores. Muy efectivo cuando alguien intenta hacer algo que no debe. Es automático en cuanto se active el de clonación.Ese bastardo no va a tocarme. O por lo menos, no directamente. Respiro hondo y salgo del baño y de la habitación y bajo a la planta de abajo como si nada pasara, disimulando, porque ya sé que dentro de un rato lo voy a tener detrás de mí.
Y es exactamente lo que pasa. Me pone la mano delante de la boca y con su brazo rodea mi cintura. Demasiado suave para ser él.Papá: Hola, ricura.
Me da la vuelta, pero no me suelta, pero sí que quita la mano de mi boca. Yo no emito sonido alguno. Hago como que estoy asustada.
Liz: ¿Qué... qué haces aquí?
Papá: Como si no lo supieras...vengo a hacerte cositas, querida.Pongo cara de asco. Ni siquiera se corta en decírmelo directamente.
Liz: Pues ya te puedes ir largando a un burdel, porque yo no...
Me aprisiona contra la encimera de la cocina y me agarra la cabeza para acercarme a él. Me lame desde la barbilla hasta la nariz y me empieza a morder el labio inferior. Huele a alcohol. Maravilloso, encima se ha emborrachado.
Liz: Quítate de encima...
Papá: Si te dejas, será más fácil nena. Será rápido, lo prometo.Ya ves tú, como que no vas a hacerme nada a mí. Hago lo que dice y me relajo.
Papá: Así me gusta. Ahora vamos arriba. Tengo unas ganas enormes de hacértelo.
Puajjjj...es repugnante. ¿Se puede ser más imbécil?
Llegamos a la habitación y él se sienta en la cama. Pobre Meliodas, voy a tener que lavar toda la ropa de cama para que no quede el rastro del degenerado éste. Con la vagancia que me da lavar la ropa. Frota que te frota...en fin...
Papá: Bueno, ¿A qué esperas? Desnúdate.
Vaya, a eso no puedo negarme. Va a tener que verme desnuda, si o sí. Mis hechizos sólo intervienen en caso de violencia sexual. Porras. Bueno, ya me ha visto así que...
Me voy bajando el vestido lentamente para complacerlo, aunque por dentro estoy que muerdo de la rabia. Él se levanta y me coge de la cintura, para apretarme contra él. Oh, porras, su miembro ya está más que listo. Os juro que estoy haciendo lo inevitable para no vomitar.
Me coge del pelo y me besa salvaje mente, metiendo su lengua y obligando a que yo la enrede con la suya, mientras mete su mano entre mis bragas para tocarme la parte íntima. En ese momento, el hechizo se activa y yo me desplazo un poco. Miro hacia la izquierda y veo que sigue besándome. O más bien a mí clon. Entonces, hago un hechizo de invisibilidad, mientras está concentrado en mí (o en mi clon).
Me siento en el sillón y veo el espectáculo. Tengo que contenerme la risa. El tío sigue lamiendo todas las partes que quiere. Me quita el sujetador y me hace de todo en los pechos. Sólo de verlo, me duele. Va bajando hasta mi bajo vientre y cuando llega a mi parte íntima me mete dos dedos. Del tirón. Menudo valiente está hecho. Y no contento con eso, lame desesperadamente. Creo que voy a vomitar.Me coge y me tira en la cama y se desabrocha el pantalón. Me abre las piernas y se introduce en mí. Me embiste como si fuera una bestia salvaje. De la que me he librado, macho. Qué lista soy, tengo que reconocerlo. Se viene a los dos minutos. Pero en lugar de parar, vuelve a la carga desde atrás. Y en ese momento, aparece Meliodas (lo cual no me esperaba) y se abalanza sobre él. Discuten, blablabla y entonces, cuando ya lo tiene maniatado y medio torturado, me quito el hechizo de invisibilidad. El resto ya lo sabéis.
Cuando encerramos a mi padre en la celda, me siento libre y relajada después de tantos años de sufrimiento y eso lleva a que le dé un beso a Meliodas en la mejilla y yo me vaya tan campante, como si no hubiese pasado nada.
Ahora toca ir a la fiesta en su honor. Espero que el enano se lo pasé bien, al menos.
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*Nanatsu No Taizai : Reencarnación* (Libro II).
FanfictionEn este fanfic, pura invención mía, voy a relatar todos los sucesos que tengan que ver con Elizabeth cuando reencarna y todo el arco de Eli cuando era pequeñita en Liones, así como mucho Meliz. Es la segunda parte del "Preludio de una tragedia". "Me...