* Liz *
No sé quién se ha creído que es este enano, pero a mí no me la juega. Sé perfectamente que me ha salvado por mi cuerpo y no por otra cosa. Maldita sea. Todos los hombres son iguales. Sólo piensan en comer, hacer el imbécil y toquetear a mujeres (y si acaban en su cama, se les infla el orgullo). Pero no tengo tiempo para eso. Me escaparé de aquí y no volveré a ver a ese rubio en mi vida.
Aflojo el paso, ya que me embarga un sentimiento extraño. ¿Por qué me da la sensación de que conozco a ese pervertido extraño? Es imposible, no lo había visto en mi vida. Pero cuando lo he mirado a los ojos es como si nos compenetraramos, como si fuésemos familia, o algo así. No, Liz, quítate esa idea de la cabeza. Estas alucinando.
Vuelvo a acelerar el paso y me chocó con un hombre más alto y más fuerte que yo.
Hombre: Vaya, mira tú por dónde. Va a ser mi día de suerte. ¿Qué tal preciosa, te vienes conmigo?
Lo que me faltaba, otro tío igual de idiota o más que el rubio.
Liz: Déjame en paz. Apartate de mi camino.
El hombre no sólo no se aparta, sino que además me coge de los codos, con bastante fuerza.
Hombre: Venga nena, no seas así, vamos a divertirnos un rato. Y no acepto un no por respuesta.
Liz: He dicho que no!!Le suelto un bofetón que lo empuja hacia atrás y yo me pongo a correr. No me importa la dirección, sólo quiero estar sola, ponerme a salvo de rufianes como él. Pero me coge de una muñeca y me estampa contra su pecho. Luego me empuja al suelo, donde caigo de espaldas. Se echa encima de mí. Noto la presión de su cuerpo sobre mí. No tengo escapatoria. Quiero gritar, pero se da cuenta y me tapa la boca con una especie de bandolera y empieza a toquetearme los pechos.
Hombre: Va a ser muy satisfactorio, ya lo verás, lo vas a disfrutar.
Yo le doy puñetazos, pero no tengo tanta fuerza. Empieza a besarme las mejillas y luego baja por mi cuello. Me desabrocha los botones de mi traje para acceder a mis pechos desnudos y me los aprieta. Me hace daño. Estoy muy asustada, así que empiezo a llorar desconsoladamente. No, para por favor. Ya basta. Ayuda. Que alguien me ayude.
¡AYUDAAAA!
Siento como la presión desaparece y algo me tapa la parte superior de mi cuerpo. Es una especie de capa. El hombre que estaba encima de mí, está estampado contra un árbol.
?: ¿Tú madre no te enseñó modales? A las mujeres se las respeta, pedazo de cerdo.
Abro los ojos como platos. Algo me ha quitado la bandolera de la boca. Agarro la capa que me tapa, mientras observo quién me está defendiendo. Me sorprende ver que es Meliodas. Justo en quién irónicamente estaba pensando mientras pedía auxilio en mi mente.
Wandle: ¿Éstas bien Liz? Menos mal que te he seguido.
Liz: ¿Tú...me has...seguido?
Wandle: Si, y he avisado a Meliodas de dónde estabas.Wandle se posa en uno de mis hombros y coge la capa, convirtiéndola en una especie de camisa que me tapa mi traje medio destrozado por la parte superior. La verdad es que estoy aliviada, pero a la vez, no puedo levantarme del shock. Meliodas ha asustado a ese guarro con sólo mirarle. Espero que le haya servido de lección. Se da la vuelta y me mira preocupado, corriendo hacia mí.
Meliodas: ¿Estás bien?
Liz: Si. Gra...gracias...
Meliodas: Menos mal, pensaba que llegaba tarde. Si te llega a poner un solo dedo encima...
Liz: Alguno me ha puesto...pero no ha llegado a mayores.
Wandle: Qué cerdo. Menos mal que me ha dado tiempo a avisarte Meliodas.
Meliodas: Sí. Será mejor que vayamos a mi casa.
Liz: Meliodas...no puedo levantarme. ¿Puedes ayudarme?Meliodas me mira y se da cuenta de que con el shock, parece que mis piernas están congeladas, así que se acerca a mí y me carga en sus brazos con mucha ternura. La verdad es que no parece el mismo de hace un rato. Al final va a ser buena persona y yo juzgandolo injustamente. Qué tonta he sido.
Liz: Discúlpame por el tortazo de antes...en realidad soy un poco desconfiada.
Meliodas: ¿Sólo un poco? (Me mira con una sonrisa y una ceja levantada)
Liz: He sufrido demasiado, creo que es comprensible.Su sonrisa desaparece y se pone serio.
Meliodas: Ya veo.
Se calla y no me dice nada más hasta que llegamos a su casa. Tengo hasta sueño, así que me deja en su cama suavemente y me tapa, hasta que me quedo completamente dormida.
Meliodas...¿Quién eres?
* Meliodas *
Wandle: ¡¡Corre, Meliodas, es por aquí!!
Voy acelerando el paso. Parece que Liz está en peligro. Cuando llego, veo la escena más grotesca del mundo. Un hombre...más bien un don nadie está encima de Liz...intentando abusar de ella. Era lo que me faltaba por ver. NADIE toca al amor de mi vida, me importa una mierda que no tenga recuerdos de mí. Ella no se merece que la traten así. Y menos un degenerado.
Me lanzo hacia esa bestia peluda y lo aparto de ella. Me quito la capa y la extiendo sobre Liz, ya que sus pechos están al descubierto y ya estará bastante avergonzada y en shock. El imbécil está estampado en un árbol. Me acerco a él y le miro con rabia, mientras Wandle intenta tranquilizar a Liz.Meliodas: Vuelve a ponerle un sólo dedo encima a mi mujer y te juro que te los corto todos uno a uno y te mando al purgatorio para que sufras la peor de las torturas, cabronazo.
Entre mi mirada demoníaca y mi amenaza verbal, se ha hecho pis encima. Qué patético. Se larga corriendo y yo le dejo. Si Liz no estuviese delante, le habría atravesado con mi espada desde la lejanía. Pero lo dejo pasar. Mi prioridad es mi dulce princesa ahora mismo, así que me doy la vuelta y compruebo que esté bien. Está tan asustada que tengo que cargarla en mis brazos para llevarla a casa. La dejo en mi cama y la tapo para que pueda descansar. Estoy sentado a su lado, así que mientras duerme profundamente, le cojo de la mano y le susurro.
Meliodas: No te preocupes, mi dulce ángel. Duerme. Yo estoy aquí para protegerte. Siempre te protegeré. Aunque no sepas quién soy, yo te amo y te amaré siempre.
Sin darme cuenta, yo también me quedo dormido encima de su regazo.
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*Nanatsu No Taizai : Reencarnación* (Libro II).
FanfictionEn este fanfic, pura invención mía, voy a relatar todos los sucesos que tengan que ver con Elizabeth cuando reencarna y todo el arco de Eli cuando era pequeñita en Liones, así como mucho Meliz. Es la segunda parte del "Preludio de una tragedia". "Me...