Capítulo 3: La premonición del Rey

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* Meliodas *

Ha pasado algo de tiempo desde que la Reina muriese y Elizabeth sigue creciendo. De hecho, ya habla y de repente ha pasado a ser algo tímida conmigo. Está en esa edad complicada, supongo. Mientras tanto, me paso los días entrenando a los soldados para convertirlos en buenos caballeros sacros junto a Zaratras, el Gran Caballero Sacro.

Por su apariencia de bonachón, no parece pegarle nada el papel de jefe. Pero no veáis como manda. Mano de hierro. A mí no me afecta en lo absoluto, pero tiene a los caballeros muertos de cansancio. Es un gran Maestro y un gran padre. Tiene un hijo llamado Gilthunder, que siempre está en las faldas de la princesa Margaret. Se lleva muy bien con ella. Demasiado bien.

Gil: Hola, señor Meliodas
Meliodas: Menos mal, pequeño Gil, pensaba que tendría que ir a tu casa a sacarte de la cama.
Gil: Pero si llego temprano...
Meliodas: No me repliques. Coge la espada, anda.

Zaratras me ha encargado entrenar a Gil porque básicamente, él no tiene el tiempo que le gustaría y confía en mí porque me llevo bien con el pequeñajo. Le veo futuro. Lo único que le falla es la actitud. Es demasiado pesimista. Se cae al suelo por lo menos 5 veces.

Gil: Maldita sea...no puedo ser un buen caballero si me voy cayendo siempre...

Le doy un golpe en la cabeza.

Meliodas: Cállate. Sigamos.
Gil: Pero...

Le doy otro golpe.

Meliodas: ¿Vas a atacarme o te vas a quedar ahí parado?
Gil: No, ya voy, ya voy.

Lo intenta...pero ya está descentrado. Este niño...

Meliodas: Vamos a dejarlo por hoy.
Gil: ....lo siento
Meliodas: No pidas disculpas, no has hecho nada malo. Tienes que cambiar esa actitud.
Margaret: Escucha a Meliodas, Gil. Siempre tiene razón.
Meliodas: ¿Ves? Esa es la actitud. Princesa, me retiro, os dejo solitos...cuidado con lo que hacéis.

Los dos me miran sorprendidos y sonrojados y yo me voy, carcajeandome. Estos acaban juntos, os lo digo yo, soy un hacha para las relaciones.

Zaratras: Oye, Meliodas, el Rey quiere vernos. Más bien, quiere verte a ti.

Sigo a Zaratras un tanto sorprendido y llegamos al gran salón.

Meliodas: ¿Que pasa Bartra?
Bartra: Majestad, si no te importa Meliodas.
Meliodas: Eh...si, ¿qué quieres?

Zaratras pone mala cara pero no dice nada.

Bartra: Meliodas, te vas de viaje.
Meliodas: Ay dios...¿me despides? Que no he hecho nada malo, hombre, no seas así.
Bartra: ¡¡¡No es eso!!! He tenido...una visión.

Una...¿Visión?

Bartra: Tienes que buscar a unos guerreros, parece ser que tú los lideraras. Por algo que va a pasar aparentemente.
Meliodas: Ya veo...¿Qué clase de guerreros?
Bartra: ...Unos...delincuentes.
Zaratras: ¡¡Majestad!! Eso no puede ser. ¿Como vamos a poner a unos delincuentes al mando?

?: Que interesante, Meliodas. Las visiones del Rey son algo fascinante.
Meliodas: No me digas que tú y yo...
Merlín: Somos dos de esos guerreros, sí. Deberíamos partir cuanto antes.

Ésta niña siempre se adelanta. Ni que ella tuviese el don de la visión. Ahora que me acuerdo, me avisó de que íbamos a volver a vernos pronto, así que...ya lo sabía. Pillina.

Zaratras: ¿Y tú quien eres?
Merlín: Mi nombre es Merlín. Soy una bruja extraordinaria y os haré falta para lo que sea que pase.
Meliodas: Merlín, ¿Sabes la ubicación de esos caballeros?
Merlín: Más o menos...rumores.
Meliodas: ¿Rumores? Que bien. Será divertido.
Merlín: De hecho...están todos aquí, en Liones.
Bartra: No...
Merlín: Si...bueno, no todos, pero alguno si.

Meliodas: Genial, entonces primero iremos a por los que estén más lejos. Ya nos encargaremos de los que están aquí encerrados.

Me voy sin despedirme y Merlín me sigue.

Merlín: Capitán...¿No debería ir yo delante?
Meliodas: Oh, si, usted perdone.

Pasamos por la habitación de Eli. Un impulso me llama.

Merlín: Te esperaré en la puerta del castillo.

Que tía, lo pilla todo.

Entro al cuarto y Eli está en su cama, dormida, acurrucada con su osito de peluche. No se despega de él porque yo mismo se lo regalé. Criaturita.
Me acerco a darle un beso, pero resulta que está despierta, me mira y se incorpora.

Eli: Hola, Meliodas.
Meliodas: Deberías estar durmiendo.
Eli: He tenido un sueño raro.
Meliodas: Vaya...
Eli: Soñaba que te ibas muy lejos y no volvía a verte.

Oh. Mierda. Premoniciones a estas alturas...no, ni hablar.

Meliodas: Si que me voy. Pero poco rato, te lo prometo.
Eli: A trabajar?
Meliodas: Si. Voy a traer amigos nuevos.
Eli: Que bien. Pero me voy a aburrir sin tí.
Meliodas: Volveré antes de que digas Meliodas.
Eli: Meliodas!
Meliodas: Eso no vale, tramposa
Eli: Jijijiji

Le doy un beso en la frente y la arropo bien. Va cerrando los ojitos hasta que se duerme con una sonrisa en los labios. Que tierna es. Siempre me ha gustado verla dormir.

Cuando salgo por la puerta la oigo susurrar entre sueños.

Eli:...te quiero, Meliodas.

Y yo, mi querida Diosa. Y yo. Bajo las escaleras y Merlín está apoyada en la puerta. Me mira con esa sonrisa misteriosa.

Merlín: ¿Nos vamos?
Meliodas: Adelante

No sé que nos deparará el viaje, pero estoy seguro de que será tremendamente divertido.

*Nanatsu No Taizai : Reencarnación* (Libro II). Donde viven las historias. Descúbrelo ahora