* ARCO LIONES: Prólogo *

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* Zaratras *

Danafor ha sido totalmente destruida...es increible...pero lo que es más inaudito todavía es que haya dos supervivientes. Un chico sale de la humareda negra portando lo que parece ser una espada y un bulto entre los brazos. Mientras el Rey y yo nos acercamos lentamente, vemos qué es ese bulto. Parece un bebé.

Zaratras: Eh, chico, ¿estás bien? ¿Qué ha pasado aquí?

El chico se pone a llorar mirando fijamente al bebé. Yo me bajo del caballo y me acerco deprisa. Por lo que puedo vislumbrar el bebé es una niña.

Zaratras: Deja que coja a la niña, hay que curaros...

Aparta mi mano y me mira con rabia.

Meliodas: ¡No oses ponerle una mano encima a mi mujer, no la toques de una forma tan familiar!
Zaratras: ¿Mu...mujer?

El Rey se baja del caballo y se acerca al chico. Éste le mira con cautela.

Bartra: Yo he tenido una visión sobre ésto...me llamo Bartra y soy el Rey de Liones. Éste de aquí es Zaratras, el Máximo Caballero Supremo del Reino. ¿Quieres venir con nosotros o vas a seguir quejándote? Puedes contarnos lo que ha pasado cuando quieras. Puedes llevar a esa niña contigo, si quieres, no vamos a quitartela.
Meliodas: Yo...soy Meliodas majestad. Perdone mi actitud. Está bien, iré con ustedes.

El chico se monta conmigo y nos vamos a Liones. La niña parece que despierta y empieza a llorar. Y el chico empieza a hablar con ella.

Meliodas: Vamos, vamos, Eli...mira qué paisaje tan bonito. Hay montañas y prados para correr cuando seas mayor. Pero ahora vamos a un Reino vecino, será mejor que te comportes.

El Rey sonríe. Yo no puedo verle la cara al chico, pero el Rey sí, quizá de ahí la sonrisa tierna que le sale de la cara.

Zaratras: Oye, Meliodas...esa niña...¿acaso es familia tuya?
Meliodas: Algo así.

Me contesta de manera seca. Parece que no quiere hablar, así que lo dejo en paz.

Bartra: No te preocupes, no le va a faltar de nada. Es preciosa, por cierto.
Meliodas: Oh... sí, supongo.
Bartra: Sus ojos son azules como dos lagos cristalinos y parece muy risueña.
Meliodas: Mira, Eli, su majestad te está piropeando y tú no entiendes ni jota. ¿Quiere cogerla, majestad?
Bartra: Oh...no, no, igual no le gusto.
Meliodas: Si es usted buena persona, a Eli no le importará.

Miro hacia atrás y veo como Meliodas tiende a la niña al Rey. Pero de repente, la nena coge la camisa de Meliodas. Y no la suelta.

Meliodas: Eh, oye Eli, que su Majestad quiere conocerte, no seas maleducada.

La niña hace caras de enfurruñamiento y lo coge más fuerte. En lugar de una niña parece una adolescente enamorada.

Meliodas: Lo siento, majestad, parece que Eli no quiere ir con nadie.
Bartra: Eli...?
Meliodas: Sí, se llama Elizabeth.
Bartra: oh...encantado señorita Eli.

El Rey toca la cabeza de la niña a lo que ella se sonroja y da la vuelta a su cara para mirar al susodicho. Al cruzar miradas, la niña sonríe a carcajada limpia y suelta a Meliodas. Meliodas aprovecha para dársela al Rey, que la coge con mimo, no en vano ya tiene dos hijas más, ya tiene la experiencia suficiente.

Meliodas: Parece que le ha encantado, majestad. Así podré descansar.

Meliodas coloca la cabeza en mi espalda, lo que me provoca un brinco de susto y a los dos segundos ya ronca. El Rey juega con Elizabeth mientras nos acercamos al castillo.

Meliodas está rodeado de misterio, lo cual me hace desconfiar un poco, aunque tal como trata a Eli y al Rey, quizá es mi imaginación.
Llegamos al castillo y la Reina está en la entrada.

Reina: Por fin, estaba preocupada. ¿Eran ciertos los rumores?
Bartra: Eso me temo querida. Sólo tenemos dos supervivientes. El joven y ésta preciosidad.

El Rey tiende a la niña y la Reina la mira. La coge con ternura y la acuna.

Reina: Hola, preciosa. ¿Tienes nombre?
Bartra: Elizabeth.
Reina: Es un nombre tan bonito como ella. Has debido de quedar asustada entre tanta desgracia. ¿Ha comido?
Bartra: Apenas. Seguro que está hambrienta.
Meliodas: Sí, yo iré con ella. Gracias por cuidarla mientras me echaba la siesta.
Bartra: Éste es Meliodas, parece que es familiar de la niña.
Reina: Oh...bienvenido a Liones, señorito Meliodas.
Meliodas: ¿Me da a la niña, por favor? Necesita comer y dormir.
Reina: Si no le importa, señorito Meliodas. ¿Puede quedarse en el castillo? Tenemos comida y cuna para ella. No te preocupes, la cuidaré bien. Tengo dos hijas maravillosas, no creo que una más se note.
Meliodas:... está bien. No puedo negarle nada, puesto que Elizabeth parece muy agusto con usted. Hasta se ha dormido.

Cierto. Los brazos de una madre protegen a cualquiera. Y un bebé sabe cuándo está a salvo.

Reina: Te lo agradezco. Puedes quedarte tú también si quieres.
Meliodas: Eh...no, paso. No me gustan los castillos, pero gracias.
Zaratras: Entonces tendrás que hospedarte en algún sitio...hay una pequeña casita en el pueblo que puede servir.
Meliodas: Muy bien.

Meliodas se despide de sus majestades y de Elizabeth y se viene conmigo a su nueva casa. Como todo está a su gusto, lo dejo a solas.

Después de éste día tan caótico, creo que me merezco una buena cerveza.

* Meliodas *

Cuando cierro la puerta, observo la casa. No es que me interese. La imagen de Liz me viene a la mente, seguida de la de Eli. Maldita sea ese puto demonio. Lo odio. Con todas mis fuerzas. Y encima se ha escapado. Cuando lo pille, se va a acordar de mi nombre.

?: Aquí estás...

Me doy la vuelta y veo la silueta de una niña.

Meliodas: No pensaba que íbamos a volver a vernos... Merlín.
Merlín: Capitán, ya deberías saber que no he parado de seguirte desde que saliste de Danafor. Ya he visto a mi hermanita. Queda en buenas manos,tranquilo.
Meliodas: ¿Cómo no voy a hacerlo? La he visto morir 106 veces, Merlín. Ya no tengo vida.
Merlín: Cálmate...a mí también me duele, pero ésta es la buena, seguro.
Meliodas: ¿Y tú, qué haces por aquí?
Merlín: Presiento que me vas a necesitar para algo. El don del Rey me tiene anonadada. Parece que puede ver el futuro.
Meliodas: Tú también.
Merlín: No tengo visiones. Lo mío es más impreciso, ya lo sabes. Me baso en presentimientos.
Meliodas: Ya...pues bueno, si quieres puedes quedarte conmigo.
Merlín: Ni loca, tengo mi propio sitio. Hasta otra, capitán.

Desaparece y me vuelvo a quedar sólo. Me acerco a la ventana y observo el cielo. Yo también tengo un buen presentimiento sobre éste Reino. Quizá la enana tenga razón y pueda hacer algo aquí. Se viene el momento. Hasta nunca, maldición estúpida.



*Nanatsu No Taizai : Reencarnación* (Libro II). Donde viven las historias. Descúbrelo ahora