Capítulo 2: El caballero y la princesa.

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* Meliodas *

Cuando oigo la campana, un escalofrío recorre mi espalda. La Reina ha muerto. Tengo que ir a...no, espera Meliodas, no eres parte de la familia real aunque quieras ir corriendo a consolar a Elizabeth. Seguramente está destrozada. A la mierda. Voy a ir. Y corriendo, porque me apetece verla lo antes posible.

Nada más aparecer por la puerta del castillo veo a Margaret de la mano de Eli, hablando con ella.

Margaret: Eli, no llores. Ahora mamá está en un sitio bonito, rodeado de flores y cuidando de nosotras. Triste por tener que haberse ido antes de tiempo, pero feliz si nos ve bien. Ven, vamos a la cocina a por un chocolate calentito.
Meliodas: Margaret!
Margaret: Oh...hola, señor Meliodas.
Meliodas: Siento lo de vuestra madre, princesa.
Margaret: Si...lo sé. Iba a llevar a Eli a tomar un chocolate pero...seguro que le apetece estar más contigo, te tiene mucho cariño.
Meliodas: Oh... gracias.

Margaret asiente y me da la mano de Elizabeth y se va por las escaleras, seguramente a consolar a su padre. Para la edad que tiene, es muy madura. Será una gran Reina, igual que su madre.
Cuando miro a Eli tiene los ojos llorosos y las mejillas coloradas. Ella me mira a los ojos y dos lágrimas se desbordan por sus mejillas. La subo a mi cuello y le doy un beso en la frente.

Meliodas: No llores, preciosa. Son cosas que, aunque no nos gusten, pasan. Mírame a mi. Te he conocido 106 veces. No es muy agradable.

Ella pone cara de confundida. Todavía es muy pequeña para entender lo que digo, aunque la mayoría de las veces, lo hace sin problemas.

Meliodas: Estoy hablando de más...vamos a por ese chocolate.

Cuando llego a la cocina, los caballeros están sentados, cabizbajos.

Meliodas: Ey
Dreyfus: Meliodas...¿Que haces con la princesa Elizabeth?
Meliodas: Venimos a tomar un buen chocolate caliente. Esta niña necesita azúcar para alegrarse un poco.
Zaratras: Meliodas...era su...
Meliodas: No, no era su madre. Al menos, no la biológica. Obviamente no es una piedra y está triste, que es lo normal, pero se le pasará. Además cuando crezca, no se acordará así que casi mejor, por mal que suene.

Todos me miran pero no dicen nada más. Le hago el chocolate a Eli y me la llevo a su cuarto. La siento en la cuna, pero ella se resiste.

Meliodas: Toma, preciosa, tu chocolate. Venga, bebe, te sentirás mejor.

Ella coge la copa y la bebe. Como tiene nata por encima se le queda un pegote entre la nariz y la boca y me hace gracia. Empiezo a reírme.

Meliodas: Jajjajajajaja, espera que te cubro con más nata para que te transformes en un muñeco de nieve.
Eli: Jijijijiji

Se le pega la risa y los dos acabamos con dolor de estómago de tanto reírnos. Al final, cojo un paño y la limpio bien.

Meliodas: Oh...mierda, no tienes el pijama puesto, será mejor que llame a alguien para que te cambie.

Eli se enfurruña. Como siempre tiene el pijama en la cuna, parece que entiendo lo que le digo y lo coge para tirarmelo en la cabeza.

Meliodas: Pero...oye!

Me señala a mi, luego al pijama y luego a ella. Que lista es. Quiere que la cambie yo.

Meliodas: Eli, no es buena idea...soy un chico y tú una chica.
Eli: Grrrrrrrrr

Al final, accedo, porque total, qué no habré visto ya. Vale, eso ha sonado pervertido, pero lo que quiero decir es que estoy capacitado para hacer ésto. Decido bañarla antes, porque no se le quita lo pegajoso de la nata. Intento no mirar mucho. No es que sea la primera vez que la veo así siendo niña. De hecho la he visto en todas sus etapas. Pero cómo que queda mal mirar a tu...novia tan pequeñita.
Ella juega con el agua y me chisca de vez en cuando. Al final, yo acabo mojado, pero ella super limpia y le pongo el pijama para acostarla.

Mientras miro libros para leerle, me sorprendo porque se pone a tararear. La canción de la Reina. Se ve que le ha cogido el gusto. Y no es por nada, pero la canta mejor que ella. No por nada era la Diosa mejor dotada del coro. Y me refiero a la voz, entre otras cosas.

Decido no leer, ya que no creo que quiera escuchar, así que me siento a su lado para escuchar la melodía. Ella se acuesta y se arropa sola mientras sigue tarareando. Se queda dormida. Y yo también.

?: Ejem...
Meliodas: No, papá, no quiero entrenar, déjame dormir ZZZZ
?: Meliodas!
Meliodas: ZZZZ...Ein?

Me despierto de sopetón y miro hacia un lado. Ya es de día. Y Bartra está ahí plantado. Me he dormido con Elizabeth. Pero ya veo que hace rato que está despierta. Está sentada en la cuna, mirándome y riéndose de mi.

Bartra: ¿Has sido tú quien la ha cambiado?
Meliodas: Todo lo he hecho yo, Bartra. Eli no quería que me fuera.
Bartra: Bueno, vale, pero ahora yo me hago cargo.
Meliodas: Si...perdón. Oh, por cierto, majestad ...siento lo de su esposa.

Él asiente y yo me voy, no sin antes despedirme de Eli con un beso en la frente. Ella me besa en la mejilla y me dice adiós con la mano mientras su padre la coge en cuello. Cuando salgo por la puerta, la oigo tararear de nuevo la canción y a Bartra llorar. Ya la ha liado la pequeñaja.

Veo a todos de negro. Hoy es el funeral, así que casi mejor me piro. No me gustan éstas cosas. Tengo la experiencia suficiente con la muerte.

Cuando llego a casa, me doy cuenta de que tengo hambre pero me fijo en que alguien está sentado en la encimera de la cocina. Parece una niña.

Meliodas: Ahora me sigues?
?: Siempre lo hago...¿Como está Eli?
Meliodas: Triste...pero lo superará.
¿Tú qué haces aquí?
?: Avisarte de que por fin vamos a vernos las caras más a menudo. No me extrañaría que el Rey te llamase por una extraña premonición.
Meliodas: ¿Ya es la hora entonces? Genial, empezaba a aburrirme. Esperemos que todo ésto salga bien.
?: Estoy segura de ello...hasta más ver capitán.

La figura se desaparece.

Meliodas: Hasta luego, Merlín.

Nuestro momento ha llegado. La maldición se romperá, sea como sea. Si tengo que reclutar a gente, lo haré. Si tengo que traicionar, traicionare. Si tengo que matar... mataré. Por ella. Por nosotros. Por nuestro futuro.

*Nanatsu No Taizai : Reencarnación* (Libro II). Donde viven las historias. Descúbrelo ahora