FIN ARCO LIZ. Capítulo 16: "No llores..."

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*Meliodas*

Mientras peleo con unos cuantos demonios me doy cuenta de que alguien está viniendo hacia mí. Soldados, dragones y demonios me rodean. Una sonrisa siniestra aparece en mis labios. Imbéciles, habéis venido a morir. Hay que ser inútil para venir hacia mí a matarme. Porque no podéis. Soy superior a vosotros...un momento. Cálmate Meliodas. Bájale a esos humos. Pero es que lo estoy disfrutando. Hace un montón de años que no disfruto así de un combate. Y encima tengo la oportunidad de matar a unos cuantos rastrojos. Dejo que la oscuridad me envuelva un poco más, pero sin dejar de lado mi humanidad. Si caigo en mi lado demoníaco del todo, puede que no me resulte fácil volver. Y quiero ser rápido con ésto, para después reunirme con mi querida Diosa...o sea Liz.

Lucho sin descanso, dejándome llevar por la sed de combate. Y de repente, noto que algo cálido y lleno de luz se acerca. No me puedo dar la vuelta, pero estoy seguro de que es ella. Pero noto algo raro. Me está mirando. Y parece que tiembla un poco. Claro, está viendo "ese" lado. Ya lo ha visto antes, pero es probable que no se acostumbre y menos si me dejo llevar de más. Oigo como se pone a luchar, aunque sólo son un par de ratas, así que se deshace de ellos con facilidad y se queda esperando a que yo acabe. Lanzo un rayo de oscuridad y los dejo a todos en el suelo. Sonrío de nuevo. Pero el cuerpo se me paraliza de repente. No es posible. Me doy la vuelta y veo lo que he temido todos éstos días: a Liz atravesada por algo o alguien por el estómago desde atrás. Ella se queda tan sorprendida como yo y cae sentada en el suelo. Y el bastardo que la ha atravesado aparece. No me lo puedo creer.

?: Hola, Meliodas.
Meliodas: Tú...Fraudrin...¿Qué coño has hecho?
Fraudrin: Oh, vaya...¿era amiga tuya? Cuanto lo siento, se me ha escapado una garra.
Meliodas: Sabes perfectamente quién es..voy a matarte maldito bastardo.
Fraudrin: Eso debería decirlo yo, maldito traidor. Abandonarnos por ésta...diosucha, qué bajo has caído...
Meliodas: Ni te atrevas a insultarla delante de mí. Prepárate, porque vas a morir...y no rápido precisamente.

Me pongo frente a frente y me muestro tal como soy. Soy Meliodas, príncipe de los Demonios y ex líder de los 10 Mandamientos. De dos golpes éste imbécil se va al otro barrio. Él intenta atacar pero yo lo esquivo fácilmente. Juego con él un rato hasta que me aburro y le suelto un puñetazo en el estómago. Su mirada es de asombro. No sé qué se esperaba éste mierda. Me atraviesa con una de sus garras en la zona del hombro. Duele un poco pero la cojo y la saco de donde está clavada y se la doblo. Él empieza a gritar de dolor y se enfada.

Fraudrin: ¿Eso es todo? Me pondré en serio entonces.

Uuuu, que miedo. Aumenta su tamaño. Guau, qué imponente. Pero sigue sin superarme. No le da tiempo a atacarme, yo me acerco rápidamente y le casco un bofetón en la cara que lo tira al suelo y lo arrastra varios metros. Le doy la vuelta para verlo de frente y me pongo encima. Le saco un corazón...dos...tres...y antes de sacarle el último, desaparece. Sin más. La rabia se apodera de mí. Cobarde. Como lo pille, le hago comer sus seis corazones.

Liz: Me...liodas...

Mi oscuridad se larga y asoma mi lado humano. La miro con ternura y me pongo enfrente de ella. Le cojo de la mano.

Meliodas: Lo siento...no he podido protegerte...
Liz: Eeeeee, no pasa nada. Está bien. Me has dado los mejores días de mi vida. Eso es lo que importa.

Las lágrimas empiezan a correr por mis mejillas. He fallado de nuevo. Ya no aguanto más. Ésto no puede ser sano, de verdad.
Siento otra presencia más pequeñita a unos metros. Cuando miro hacia allí, las lágrimas se desbordan. Wandle está tirado en el suelo, ensangrentado y medio desplumado.

Liz: Ha intentado... protegerme...no es justo...

Ésto no es serio. ¿Mi amada y mi mascota? ¿Qué narices?

Liz: Meliodas...necesito una cosa.
Meliodas: Lo que sea, dime.
Liz: ¿Podrías...besarme?

No es el mejor momento, pero no puedo negarle nada a mi preciosa princesa. Me acerco a ella y la beso con ternura mientras los dos lloramos. Y me susurra algo:

Liz: No te olvides de nuestra promesa...

Me aparto bruscamente. Ella me sonríe y me coge de la mano. No puede ser verdad.

Meliodas: ¿Cómo... cuándo...?
Liz: Cuando peleabas con Fraudrin. ¿Qué momento más oportuno para despertar del todo eh?

Mi Diosa ha vuelto...en el peor momento. Porque se muere. Empiezo a llorar de nuevo. Ella se queda en silencio, dejando que me desahogue. Expulsa un poco de sangre y la miro. Sin perder la sonrisa, me dice:

Liz: No llores...volveremos...a vernos.

Y me dedica una de sus mejores sonrisas antes de expirar su último aliento. Su sonrisa desaparece. Sus ojos se cierran. Su cuerpo queda inmóvil. Y yo me quedo sólo, sin nadie alrededor. La abrazo como tantas otras veces. Y me lleva la locura y la desesperación. Grito lo más alto que puedo. Me dejo llevar por el mal. Y ese mal se transforma en una gran bola de energía que empieza a arrasar con todo el Reino, antes de caer inconsciente.

Cuando despierto, hay un gran agujero y un pequeño bulto entre mis brazos. No necesito mirar dentro para ver quién es. Elizabeth ha vuelto a reencarnar. Suerte que estaba con ella y no había nadie para secuestrarla. Me mira con sus preciosos ojos azules y alza sus pequeñas manos.

Meliodas: Ey...hola preciosa. Creo que debemos irnos de aquí.

La tapo bien para que no coja frío y camino sin rumbo. Mi mente no quiere pensar, pero al final, encuentro la salida. Cuando miro hacia atrás, veo las consecuencias de mis actos, y me horrorizo. Todo esto lo he hecho yo por enfadarme demasiado. Mierda, Meliodas, eres un inconsciente. Miro hacia el suelo, porque hay algo que llama mi atención. Resulta que es una de las piezas para sellar a los demonios, una empuñadura de espada rota. Vaya, qué te parece. Al menos no tengo que preocuparme por mis otros 9 compañeros demonios. Sin está pieza, no pueden volver, así que mejor para mí. Necesito pensar qué hacer ahora.

Salgo a la superficie con Elizabeth y la pieza y de lejos veo dos siluetas. Y camino hacia ellas, esperando que el destino me traiga suerte.

*Nanatsu No Taizai : Reencarnación* (Libro II). Donde viven las historias. Descúbrelo ahora