Capítulo 3

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Subimos al auto, Alonso conducía, yo iba de pasajera y mi mamá estaba en el asiento trasero.

Llegamos a casa, Chelsea estaba ladrando, mi chihuahua, tiene nueve meses y es color canela, con ojos de un color díficil de descifrar. Es muy guapa para ser animal.

-Alonso ¿Quieres ayudarme con las maletas?

Alonso subió el baúl del auto y bajó todas las bolsas, eran demasiadas para cuatro días, pero las mujeres necesitamos demasiado.

Subió todo a las habitaciones y se alojó en la mía.

-Voy a ducharme, siento arena por...por todas partes. -Dijo mirando hacía abajo

Sonreí divertida.

Se metió a la ducha y cambié mi ropa, era la ventaja de haberme duchado en la ducha de la habitación de la playa.

Luego de terminar me acosté en la cama y enchufé a mi móvil los auriculares. Because Of You sonaba, y me hacía cantar.

-Because of you, I never stay too far from the sidewalk, because of you, I learned to play on the safe side I don't get hurt. -Canté

Alonso salió de la ducha con la toalla sobre su cintura. Aunque era común en él, no podía dejar de observar su cuerpo y su belleza.

-¿Dónde están mis camisetas? -Preguntó

-No lo sé.

Abrió todo su equipaje, sólo tenía pantalones y playeras sucias.

-No tengo, usaré una sucia.

-No, en mi cama no, si quieres quedarte así, está bien, pero no con ropa sucia.

Alonso sonrió mostrando su blanca dentadura y entró nuevamente al baño con su ropa entre los brazos, lo única que tenía limpio era un pantalón.

Salió en dos minutos y se lanzó a la cama cerca de aplastarme, luego sonó su teléfono.

-¿Hola?...¡Michael!...Si, bien...no...Camila, si creo...le encantaría...te aviso...adiós. -Cerró la llamada

-¿Camila sí que? -Pregunté

-Michael quería invitarnos al bar con Annaís mañana, pero no puedo ir, tengo que buscar a mi mamá en el aeropuerto, le dije que te encantaría verlos.

-Bien, yo iré, además tengo meses sin verlos.

Le sonreí.

Se lanzó encima de mi, comiéndome a besos, rozando su perfilada nariz con la mía, y mi vientre contra su pecho disfrutando cada minuto.

Luego escuché el sonido de la puerta abriéndose, era mi madre.

-Lo siento, eh...

-No mamá, ¿Qué sucede? -Dije sonrojada

-Necesitaba que compraran algún jugo para el desayuno, pero...bueno...

Me acomodé y bajé a Alonso de mi cuerpo, estaba avergonzada.

-Claro, ya vamos ¿verdad Alonso?

-Sí, ya vamos -Dijo con un bufido

Se colocó su playera sucia, salimos de la casa y subimos al Cadillac, Alonso condució con gran rapidez, bajó a buscar el jugo al llegar al supermercado, cinco minutos despúes llegó sosteniendo el jugo y un yogurt de fresa. Cerró la puerta del auto y condució hasta la casa, bajamos del auto a llegar, Alonso dejó el jugo y el yogurt en la alacena de la cocina. Subimos a mi habitación, cerró la puerta con pestillo y lanzó su playera al suelo dejando mostrar su cuerpo, nos acomodamos en la cama y iniciamos una conversación algo graciosa.

-Hoy te veías bonita como una gatita. -Rió

-Yo siempre me veo bonita.

-Cierto -Dijo besándome -,se toman fotos mañana.

-Igual tú, ya he extrañado a Margareth. -La mamá de Alonso, mi próxima suegra -Buenas noches.

-Contigo siempre son buenas princesa.

Me sonrojé, odio que me suceda esto, es como expresarle a todos lo nerviosa y abrumada que estás.

Se rió como si hablara con una niña de siete años y supiera lo que he pensado.

-Amo el color de tus mejillas, princesa.

-¡Dúermete!

Me giré y quedé dormida al instante.

Desperté para ir a la universidad como de costumbre.En la ventana se podía observar la luz solar que alumbraba y resplandecía en mi habitación.

Me estiré, bostece y tomé mi toalla, Alonso no estaba en la cama.

Me duché con el agua fría que congelaba mi piel, y me hacía temblar. Salí y me vestí, utilicé una blusa blanca muy formal para mí y una falda negra que resaltaba mis rodillas, unos tacones abiertos se disponían a mis pies, intenté mejorar mi cabello pero fue imposible, lo amarré en una trenza que siempre me ayuda, tomé mi bolso y una agenda decorada con mis apuntes, cerré la puerta y bajé. Mi mamá estaba preparando el desayuno y Alonso veía un programa educativo para niños, no era extraño en él ya que es un niño. Le di un beso cálido en la mejilla y gruñó.

-¿No es en los labios?

-A los niños no -Dije en tono serio

Me dirigí a la cocina y le deseé a mi mamá buena suerte, tomé el desayuno que era un emparedado de vegetales y jamón que deleitaba mi paladar al igual que el capuccino.

Me despedí tomé un autobús, la universidad estaba situada lejos de mi casa. Tomé asiento a lado de una señora con problemas de obesidad, no estaba sentada en el puesto, sino en el aire, para mi mala suerte era el único puesto disponible.

Por Su AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora