Capítulo 20

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Una mano suave pero a la vez áspera acariciaba mi cabello, yo estaba posada en su pecho, me miraba con amor.

- Buenos días. -Dijo el idiota de Joe.
Me giré al otro lado de la cama. Lo estúpido es que no había otro lado de la cama, porque estaba en la esquina, así que caí y choque contra el suelo, sentí un hormigueo en mi cabeza, nada fuera de lo normal.

Me levanté del área áspera del suelo y caminé hasta fuera de la habitación. Entré al baño y coloqué el pestillo, no sabía la razón, parecía sonámbula.

- ¿Qué te ocurre Camila? -Gritó Joe -, ¿Te comportarás igual que cuando te conocí? ¿Sencillamente me quitarás el habla?

Caminé a la puerta y la abrí, Joe se me acercó y me pegó al lavabo para besarme pero nuestros labios solo compartieron un roce.

Salí dejándolo solo y me senté en el sofá, ni siquiera yo sabía lo que estaba haciendo. Joe movía sus manos para que le prestara atención, sabía lo mucho que me molestaría.

- ¿Cuánto tiempo dejarás de pronunciar algo? -Preguntó, a lo que alcé los hombros como respuesta que me era indiferente -, te salve ¿No dirás gracias? -Negué y se acercó a mí, nuestros labios compartieron su sabor pero no su punto final, que contaba como si no nos hubiéramos besado. -Camila, te dije que haría lo que sea por ti, pero tú no haces nada.

- ¿No hago nada? creo que alguien me debe una gran disculpa. -Respondí.

- Hasta perdón te pedí.

- Eso solo a Dios.

- Hablo en serio, dime ya si quieres que esto continúe o simplemente que desaparezca de tu vida, te amo e intento hacer lo que sea por ti, pero como dije, no haces nada.

- ¡Yo no fui la que besó a si ex, estando con su novia en frente!

- ¡Porque tu ex ya no te quería!, por eso estoy aquí, me estas perdiendo, además ¿Has aprendido lo que se siente?

- Yo... -Mi voz se escurrió en mi garganta así que me dirigí a la habitación y me senté en la cama.

- ¡Discúlpame!

- Eso está difícil, entendí que lo has hecho por venganza, gracias.

Sus pasos se alejaron, luego volví a escucharlos. Abrió la puerta con otra llave, me había sorprendido de que no lloré. Corrió a mí y me besó, ágil, apasionado, seductor, provocador. El beso me hizo creer, él estaba arrepentido en cierta parte.

Me lanzó a la cama, luego se quitó sus pantalones con dificultad, recorría mi cuerpo, me quitó la camiseta y comenzó a besar mis labios, accedí confundida.

- No creas que te lo perdono.

- No lo creeré pero déjame disfrutar. -Dijo con una sonrisa malévola.

Yo solo tenía unas bragas y un sujetador que cubría pequeñas partes de mi cuerpo.

- Tengo que ir a trabajar.

- Quédate.

- ¡Tengo que ir a trabajar! -Lo bajé de mí y caminé en busca de mi uniforme.

- No negarás que te ha gustado el comienzo de tu día.

- ¿Así haces con todas? ¿Por eso Susi esta obsesionada con tu cama?

- ¿Algún día podrás dejar de arruinar los buenos momentos?

- Digo lo que pienso.

- Dirígete a tu trabajo y regresa cuando quieras.

- ¿Cuando quiera? Bien.

Me coloqué el uniforme y me dirigí al trabajo.
Atendí a todas las personas que podía. Una señora con gafas de sol se me acercó era la madre de Alonso.

- Camila, ¡Cuánto tiempo! ¿Cómo has estado?

- Señora Margareth, diría que bien.

- ¿Adónde estás viviendo? he sabido que te fuiste.

- A trece calles de aquí pero estoy muy bien.

- ¿Has comprado casa?

- No, vivo con mi novio.

- Alonso pregunta por ti, no sabía que lo olvidarías tan rápido.

- Bueno, no, él fue mi primer amor y...

- Si, entiendo quieres experimentar más, un placer de verte feliz pero tengo que marcharme, adiós.

Sea como sea Alonso no le había contado lo que debía sino hubiera tenido unas cuantas marcas de bofetadas en mi cara.
Me quedé el día entero en Johnson's, el reloj marcaba las doce y tres minutos de la madrugada, decidí ir a la carrera de motos. Sabía que Joe iría, lo conocía muy bien. Caminé por atajos hasta llegar, luego vi a Chade y lo saludé.

- ¿Has visto a Joe?

- Dio un par de vueltas, nena.

- ¿Por qué no ha seguido con la carrera?

- Susannah se ha perdido, ¿Quieres ser tú la que hable?

- No, Chade...

- Bueno, ¡Chicos continuamos! Observen a... ¿Cuál era tu nombre?

- Camila, pero no...

- ¡Camila sustituirá a Susannah! además está más buena. -Chade me dio una bandera pequeña de cuadros blancos y negros, eran de esos de carrera de autos, no me sorprendía que se lo hayan robado.

- ¡En sus posiciones, listos, fuera, ya!

Los motociclistas pasaron veloces a mi lado, fue la adrenalina.

- ¡Chade! ¿Ya me puedo marchar?

- Sí, princesa. Remplazarás a Susannah cuando quieras -Sonreí -, ¿Tienes quién te lleve?

- No.

- Te llevo, además tengo una nena en casa. -Me guiñó un ojo.

Me monté en el auto de Chade y se dirigió a la casa de Joe, permanecimos en silencio en el camino hasta llegar a casa.

- Gracias.

- Adiós, nena.

Me quedé un rato fuera de la casa, porque el frío estaba abrumador, y la noche hacía lucir unas estrellas hermosas, era una noche perfecta.
Luego me acerqué a la casa y escuché unos sonidos raros provenientes de la habitación. Me acerqué a la habitación y Susannah estaba encima de Joe, mostrando su falsedad.

La sangre me hervía y el humo lo sentía salir por mis orejas como su fuera cómica, oprimí mis manos y me alejé.
Quería tener bastante fuerza para matar a aquella puta.

Me senté en la acera en contra de todos mis impulsos nerviosos, tenía ganas de matarla y ya.

No podía creerlo, Joe no la quería ver y luego me dice que regrese cuando quiera para estar con ella. Sentía como la rabia se apoderaba de mí, mi piel se coloraba. Intenté detenerme contra mi propia voluntad algunas veces para no matarla.

La noche se aclaraba y dejé de escuchar esos sonidos raros poco a poco.
Mi enojo aumentaba cada mili segundo.

Por Su AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora