Desperté en la cama, Joe estaba acariciando mi cabello y las sábanas me cubrían. No sabía cómo había llegado a ahí.
- Hola. -Dijo Joe.
- Hola, ¿Cómo he llegado hasta aquí?
- Te he cargado, aunque no comas estas muy pesada y el sofá era muy pequeño. -Dijo besando mi frente.
- ¿Qué hora es?
- Supongo que las diez.
- Tengo hambre, ¿Queréis algo de comer?
- Estoy bien, come tú.
Me levanté de la cama, preparé un desayuno para mí, y continúe observando el televisor. El día estaba oscuro y a las una de la tarde tenía que ir a trabajar.
Me duché con algo de frío, el agua no estaba caliente como los demás días, pero así me despierto lo suficiente, cambié mi ropa y me coloqué el uniforme del trabajo.
Joe quiso acompañarme y caminamos hasta Johnson's juntos. Se sentó en la misma mesa de antes y me dirigí a las demás para atender, el lugar estaba más ocupado, parecía un día feriado o algo así.Unas seis horas luego, llegó un hombre que me remplaza, así que le dejé trabajar.
Me senté con Joe.- ¿Difícil el trabajo de hoy? -Preguntó.
- Bastante, estoy sudando ¿Cuándo sudo? estoy exhausta.
- ¿Te ayudo a quitarte el cansancio? -Reí.
Miré a la calle para que la brisa acariciara mi rostro y me alborotara el cabello pero me encontré con un Cadillac RSX, Joe me estaba hablando, pero no lo escuchaba, solo observaba a Alonso, nuestros miradas se conectaron y bajé la cabeza luego de un instante.
- Cami ¿Qué te sucede? ¿Has escuchado algo de lo que te he dicho? ¿Quién es él? -Dijo mirando el auto.
- Alonso. -Dije con la cabeza gacha.
- Él no vale la pena, mírame, yo estoy dispuesto a hacer lo que sea por ti ¿bien? si te ha lastimado, yo sanaré tus heridas, si te ha gritado, yo te llenaré de palabras bonitas, si por él has llorado, por mí sonreirás, ya déjalo en el pasado.
En ese momento deje de observar la mesa y comencé a sonreír, sea como sea, esas palabras llenaron un vacío, Joe no era todo un amor, creo que jamás se ha enamorado tan siquiera y aunque sea idiota, tiene razón a veces.
Se acercó a mí y me besó la frente como lo había hecho en la mañana, me oprimió y yo le correspondí.
- Esa era la sonrisa que me enamoró ¿Quieres ir a casa? -Asentí.
Caminamos a su casa. Al llegar me senté en el sofá y tomé una taza de té, en mi caso no tomo té, pero Joe no toma café.
Joe llamó a alguien y habló sobre cancelar algo, luego cerró y se volvió a mí.- ¿Quién era? -Pregunté.
- Chade, cancelé la pelea de hoy, era importante, apostó mi moto, pero no quiero dejarte.
- ¡Estás loco! ¡Tu moto, Joe! llámalo y dile que vas, te acompañaré, además mis pies están exhaustos de caminar.
- Camila, es peligroso y...
- ¡Llámalo y no seas idiota! casi me venden a Chade y hablas de peligro.
- Aún sigo sorprendido por haberme gustado tu forma de ser, considérate privilegiada. -Sonreí.
Marcó el número del Chade aquel y accedió con la pelea, odiaba ver a Joe en pelear, pero era una de las cosas que más le gustaba, y no quería caminar más. No quería que perdiera de nuevo por mí.
La noche se presentó en el lugar, nos vestimos como se debía, todo de negro, sin saber la razón pero suponiendo que era una tradición o algo así.
Caminamos hasta aquel callejón y nos encontramos con el no tan prestigioso lugar ocupado por personas altas de ojos azules y cabellos rubios. Me sentía pequeña y rara. Chade llevaba una camiseta blanca, al parecer el tipo nunca se rendía, Chade miró nuestras manos entrelazadas.- Uh, Joe ¿Te gustó mucho el regalito de la otra vez?
- Es mi novia. -Respondió Joe.
- Considera algún día prestármela, te pago bien.
- Es mía.
- Compartir es bueno, tu moto es mía- Dijo en tono burlón -, ¿Para que la traes? ¿A tu novia la vas a apostar?
- Quinientos dólares ¿Bien?
- Setecientos, tu moto ha costado mucho.
- Setecientos. -Afirmó Joe.
Joe se acercó a mí y me besó fugazmente riendo.
- Deséame suerte, la ganaré para que no camines y no seas tan quejona.
Me soltó la mano y hizo un apretón de manos con Chade. Una morena, alta se paró entre los participantes y gritó ¡ya! eso parecía una película y solo en películas se veía gracioso. El ambiente tenía un aroma de humo de cigarro, las personas los alentaban pero yo solo podía pensar en el vomito que intentaba salir de mí, aún así intentaba sonreírle a Joe cada vez que me mirara. Joe tenía sangre en el labio inferior y a Chade el ojo se le volvía morado. Mis uñas se consumían a medida que mis dientes las partían. Luego Chade cayó al suelo y la morena declaró a Joe ganador, él corrió hacia mí y me dio un beso inspirado en felicidad, y más felicidad.
- No te quejaras. -Dijo riendo mientras yo secaba las gotitas de sangre que salía por su labio.
- ¡Cuidado! ¡Oh! he olvidado que eres la mujer menos cuidadosa.
- Lo siento, ¿Cómo el beso no te dolió? ¿Te haces inmune por momentos o qué?
- Todo dolor que venga de ti, es placentero y más si es en un beso.
Le arañé el labio y gimió de dolor.
- Excepto eso, ese dolor no me gusta.
Luego despertó Chade, ya eran las una de la madrugada.
- Felicidades, has mejorado. -Dijo Chade.
- He entrenado.
- Toma tus llaves. Prefiero no pelear la tercera. -Dijo Chade lanzando las llaves.
- ¿Miedo tú? Oh Chade ¡No seas gilipollas! -Dijo Joe abrazándome.
- Solo no quiero, Joe.
- Tienes miedo, uh, y decías ser mejor que yo...
- ¡La tercera, haré la tercera! -Dijo y todos aplaudieron.
Todos estaban desalojando el lugar. Joe y yo nos montamos en la moto, entrelacé mis manos entre su estómago. La brisa nos alborotaba el cabello, los dos reíamos, nunca había montado una moto, Joe conducía a una velocidad superior y la adrenalina recorría en mi cuerpo.
Llegamos a casa y nos bajamos.- Ya la extrañaba, era mi todo. -Dijo.
- Has preferido la moto.
- Como dije, ella era mi todo, cuando digo que eres buena en muchas cosas, el español no está en eso, ¿te han enseñado eso de pasado, presente y futuro?
- Si me lo enseñaron, no seas idiota. Prefiero que conduzcas en carreras de motos que andes peleando, mañana te dolerá que te bese y eso no se siente nada bonito.
- ¿Carrera de moto? le pregunto a Chade mañana.
- ¿En serio lo harías?
- Yo estoy dispuesto a hacer lo que sea por ti, mi estúpida favorita.
Me abrazó y nos dirigimos a la habitación, eran las tres y treinta y tenia que trabajar el día siguiente.
Me duché y luego Joe, nos acostamos en la cama mientras le ponía una curita en su labio, gemía cada vez que lo despegaba para acomodarlo, yo reía. Al terminar, nos dormimos, aquella noche fue espeluznante pero obtuvo la recompensa, Joe tenía unos brillos que titilaban en los ojos al ver su moto. No sé como Chade fue tan idiota para apostar por ella, pero Joe se llevó su moto y sus setecientos dólares. Aún me sentía una chica mala, pero estúpida en ese lugar, no me había adaptado.
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Por Su Amor
RandomCamila y Alonso han tenido un amor de cuento de hadas, con el pasar de dos años juntos, aún siguen teniendo una química inmarcesible, son inseparables, pues parece que su amor es más grande que todo lo que les rodea. Los problemas que han afrontado...