Capítulo 12

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Bajé todas las largas escaleras, tomé un taxi y le pedí que me llevara a Johnson's ya que necesitaba antes de la próxima semana el trabajo. Mi madre no quería pagarme más la universidad, todo se me había complicado. El taxi paró y bajé dándole su dinero. En gran letrero iluminaba toda la vía, aunque no fuera de noche, resaltaba mucho sus colores azulados.

Busqué a la mujer del día pasado, salió de una esquina del cálido lugar, me observó por un momento detenidamente y sonrió.

- Hola, creí que comenzarías a trabajar el domingo.

- Hola, lo sé, pero lo necesito cuanto antes, estoy pasando por un momento difícil, para una joven de diecinueve años.

- Tienes suerte, y me alegra tus ansias de querer comenzar. Uno de los chicos se ha ido porque se sentía mal, empieza ya. Detrás de esa puerta a la izquierda se ubica la sala de uniformes, pruébatelos y busca el que te quede.

Dirigí mis pies a el lugar. Encontré los uniformes azules y blancos, tal cual como el de Emely Johnson's la dueña, que he de descubrir su nombre en ese momento.

Me probé un uniforme de vestido corto, me quedaba perfecto. Sentí adrenalina en las profundidades de mi piel, era la primera vez que trabajaba, y por lo visto será la más agotadora.

Salí de el espacio aquel y todos me contemplaron, las miradas me comían. El vestido era muy apretado, lo cual hacía lucir más.

- ¿Nueva? tranquila, te acostumbrarás. Atiende la mesa número seis y siete, las dos son parejas.

- Bien. -Sonreí.

La mujer era de tez morena, alta, y sus cabellos eran propiamente lacios, parecía ser natural.

Me dirigí a la mesa seis y siete con una pequeña libreta que sostenía en mis manos.

- Buenas tardes, ¿Qué desean? -Pregunté.

- Dos pavos horneados con salsa de arándanos y tarta de manzana.

- ¿Desea algo más?

- Si, apresúrate o mando a despedirte.

Apunté todo en la libreta, luego me acerqué a la mesa siete, también apunté todo.

La mesa de lado, estaba vacía hasta hacía un momento que Joe había pisado el lugar. Me pidió acercarme a él para atenderlo.

- Lo del trabajo no era broma.

- ¿Crees que duermo gratis en el hotel?

- No, pero te ofrezco mi casa, es un lugar bastante cómodo ¿no crees?

- No. ¿Qué quieres?

- Solo vengo a refrescarme, lo hago todos los días.

Caminé hacía atrás y gritó.

- ¡Toma en cuenta lo de mudarte! - Guiñó un ojo.

Seguí mi paso y le di al cocinero la listas, en unos minutos estuvo el pedido de la mesa seis, le lleve eso, se veía muy exquisito. Luego me dirigí a Joe, a llevarle su refresco. Tenía una mirada seductora.

- Te sienta muy bien ese vestido.

Mi mano se movió involuntariamente, lo que causó que el refresco de manzana cayera en sus pantalones, luego sonrió, no había notado que tenía una sonrisa bonita, en sus mejillas los hoyuelos se le marcaban, y sus dientes le lucían. Intenté ayudarlo.

- Pareces nerviosa.

- No lo estoy, no arruines mi primer día, por favor ¿No queréis que te ayude?

Por Su AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora