Me coloqué el vestido, salí pasando mis manos por las mejillas para desechar mis lágrimas, tomé mi bolso y me dirigí a la puerta. La habían cerrado.
- Alonso no sabrá nada, si te quitas el vestido. -Dijo Michael.
- Idiotas, jodan a otra igual a ustedes.
- Camila, no nos trates así, te podemos amenazar, además ¡No conoces a Alonso! -Dijo Esteban.
- ¡Todo es una mierda! decidle a Alonso todo, no me interesa y si lo conozco.
- ¿Recuerdas a Annaís con él? ella era una de las muchas presas. Él ha estado con más de una en un mes. Creo que es peor que Michael y yo juntos. -Dijo Esteban.
- Es imposible, Alonso no es así. Abran la puta puerta o llamo a la policía.
- Pensáis lo que quieras. Toma la llave. -Dijo Michael tirándola.
Estúpidamente la llave se me cayó la recogí y se la lancé de vuelta.
Había decidido irme a un hotel.
Caminé por todas partes y encontré un tal Village Yard, creo que así se llama.
Estar ebria con sueño, no es muy cómodo.
Entré y una gran lámpara alumbraba todo el lugar. La recepción tenía un sofá negro de cuero y el nombre del hotel estaba en grandes siglas en la recepción pero aún así no lograba distinguirlo.
Me paré frente a la secretaria y balbuceé.
- Una habitación, la menos costosa para una sola noche, por favor.
- Buenas noches, nivel treinta y dos, habitación número cinco. Disfrute su noche, mañana por la mañana recibirá su cuenta.
Me pasó una llave, supongo que era la de la habitación, al subir me lancé a la cama y por más sueño que tuviera, tenía que inventar una excusa para Alonso.
Decidí enviarle un mensaje.
" -TE AMO MI VIDA. - CAMILA"
Creo que no era lo que debía escribir, pero fue muy coherente para una borracha que desvanece del sueño a las 11.04pm.
Unos minutos después, respondió.
"-YO TAMBIÉN ¿DÓNDE ESTÁS? ¿CON QUIÉN? ¿TE HAN HECHO DAÑO? LA SEÑORA NATHALIE Y YO TE HEMOS LLAMADO ¿POR QUÉ NO RESPONDES? -ALONSO"
Cuando le dice a mi madre señora Nathalie es porque está furioso, y yo no quiero que se enfade conmigo, no soy su hija ¡Soy una rebelde! que se vaya a la mierda, no le contestaré.
Mi móvil vibró por tercera vez y era Alonso haciendo más preguntas, dijo que no dormiría gracias a mí.
Me reí a carcajadas lo cual me producía un inmenso dolor de cabeza, no sabía la causa de mi risa, pero es divertido reír sin ninguna causa.
En unos minutos me dormí y el móvil seguía vibrando.
Decidí apagarlo, no quería hablar y mucho menos con Alonso.
Me levanté de la cama estresada.
Estaban tocando la puerta de la habitación con gran fuerza. La abrí y estaba un policía del hotel frente a mis ojos.
- ¿Qué quiere? no soy testigo de nadie, ni tampoco he robado nada.
- Buenos días, ya es hora de su salida, señorita...
- Blades, Camila Blades. Ya me largaré.
- Deberá ir a la recepción y pagar su noche.
- Bien, gracias.
El policía iba detrás de mí, como si yo no supiera donde quedaba la recepción.
- Me sé el camino. -Dije.
Luego se giró y se dio cuenta de lo incómoda que estaba.
Tomé el ascensor que demoró tres minutos, de los cuales dos me provocaba que la bilis pasara por mi garganta, lo cual era asqueroso devolverle al estómago.
Cuando pude salir del ascensor y llegar a la recepción donde estaba sentada una secretaria que no distinguía si era la de la noche pasada, me acerqué.
- Buenos días, Señorita Camila Blades. Su cuenta esta lista, debe pagar sesenta y nueve dólares por el hospedaje.
¿Otro problema más? solo tenía veinte dólares y tres gomas de mascar.
Intenté llamar a Alonso, el primer número que salía en la pantalla del teléfono ya que tenía veinte llamadas y veintiséis mensajes de su parte. No me contestaba, siquiera los mensajes.
Luego me di cuenta de la posibilidad que tenía de que mi madre contestara. Oprimí su número y luego de varias veces escuché su voz no tan dulce de madre preocupada.
- Cami, ¿Qué ha pasado? no has llegado anoche a casa.
- Lo sé, necesito de tu ayuda, ¿puedes traer al Village Yard cuarenta y nueve dólares?, por favor.
- Village Park, señorita Blades. -Corrigió la secretaria.
- Village Park. -Repetí.
- Bien, cuando vaya quiero una explicación empezando desde...
- Gracias, adiós. -Colgué la llamada.
Me senté en el gran sofá que estaba bajo la lámpara. Esperé casi una hora con treinta minutos.
Observaba como mi madre entraba por el vestíbulo con gran zancadas. Su sonrisa no inspiraba felicidad, estaba furiosa.
Una mezcla de nervios y preocupación se asomaba en mi rostro al pensar en mis palabras.
Me levanté del sofá y me dirigí a ella.
- Hola. -Dije.
- Me debes una explicación. Señorita, tomé cuarenta y nueve dólares, ¿nos podemos ir?
- Si, gracias por hospedarse aquí, pasen un lindo día.
Mi mamá salió más sonrojada que cuando había entrado al hotel.
Tomamos un taxi y nos llevo a casa.
Entramos y iba a subir las escaleras cuando escuché mi nombre.
- ¡Camila! explícame ¿qué ha sucedido?
- Nada.
- ¿Nada? ¡Nada! ¿Y por qué has dormido en un hotel? estás en mi casa, te he de recordad que hay reglas que debes acatar, te gusten o no.
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Por Su Amor
RandomCamila y Alonso han tenido un amor de cuento de hadas, con el pasar de dos años juntos, aún siguen teniendo una química inmarcesible, son inseparables, pues parece que su amor es más grande que todo lo que les rodea. Los problemas que han afrontado...