Capítulo 10

595 24 0
                                    

La idea del trabajo con Joe era fastidiosa y no tan buena, pero no iba sola, era lo que importaba.
Parecía un joven amable; pero no lo era, divertido y no tenía ni idea de las consecuencias de sus actos ya que cuando asistía no entregaba nada.
Salí de la universidad y fui a algunos lugares donde vendían ropa. Necesitaba salir de la burbuja aquella de problemas en la que no podía escapar y comprar no era un problema. Entré a "Look Up" un lugar fino.
Busqué lo menos costoso, ya que me acordé que estaba hospedada en un hotel que no había dado dinero.
Una camiseta dorada con hilos en los hombros, en vez de tela, era unos centímetros más arriba del ombligo.
Decidí comprarlo, no era costoso, solo treinta dólares, no iba a gastar más.
Fui a Spring Hill y subí a la habitación comiendo una dona rellena de mermelada o algo parecido.
Le envié un mensaje a Sophia

"- HOLA, ¿QUIERES IR A CUALQUIER LUGAR A PASEAR? ME SIENTO ABURRIDA."

Busqué alguna ropa que pudiera colocarme, pero quería que observara mi nueva camiseta, sabía que le encantaría. Busqué unos pantalones ajustados que combinaban con mis zapatos color azul marino.
Bajé y me dirigí al parque.
Ella estaba con un vestido morado y tacones del mismo color. Me acerqué.

- Te sienta bien el morado. -Le dije sonriendo.

- Cami, y a ti la camiseta, deberías prestármela o mejor, me la regalas ¿Cómo estás?

- En una escala de uno a diez, ocho ¿Y tú?

- Nueve. Me alegro de que no sea cinco. Esteban me comentó que Annaís te sacó a patadas de su apartamento.

- Sí, gracias a él estoy en el Spring Hill, pero es cómodo.

- Yo pudiera... pero sé que Esteban y tú no se agradan mucho.

Le comenté todo.
Era la única amiga que me quedaba y desahogarme con ella fue lo mejor que sucedió en todo el día.
Hablamos por tres o cuatro horas cosas interesantes, ella es interesante, a veces las cosas tristes las hace parecer normal, era lo que amaba de su sentido del humor. Siempre saca algo divertido de mi dramática vida.
Miré mi móvil, la hora marcaba las siete y recordé a Joe.

- Eh, Sophia he olvidado que he quedado en verme con un compañero de clase en Johnson's.

- ¿Compañero? ¿Tú? disculpa, pero nunca pensé que una chica tan insociable como tú pudiera tener más de tres amigas, espero que no te ofendas, la verdad, no sé ni como Alonso pudo ser tu novio. Parece que su relación acabada te dio duro.

- Sí, entérate, solo es compañero y además lo escogí porque Annie había escogido a otra, nunca he de entregar a tiempo los trabajo. Y me has ofendido muy bien, mis felicidades.

- Gracias, cuando desees. No me des explicaciones y vete con ese tal compañero, salúdalo de mi parte.

Ladeé la cabeza y sonreí.

Busqué mi cuaderno en el hotel, sabía que Joe no iba a llevar ninguno. Me dirigí a Johnson's, mi próximo trabajo.
Él estaba sentado en una silla con camiseta blanca y pantalones negros, luego pensé en mi camiseta que dejaba por fuera mi vientre, se me había olvidado cambiarla. Miró en dirección a ahí.

- Hola. -Dije.

- Muy bonita la camiseta que llevas puesta. -Dijo mirándola fijamente.

- Idiota, no vine a eso. Traigo dos hojas, se que no traerías nada de esto y...

- Sé te olvido un computador.

- Mierda. Lo sabía, no tengo.

- Yo si, pero en mi casa ¿vamos?

No sonaba como una pregunta, pero no traía nada, necesitábamos un computador, mi única opción era ir a su casa. Aún no entendía como viviendo debajo de un puente, o ese lugar llamado casa podía tener un computador.

Por Su AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora