Capítulo 11

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Su mirada infundía en mi interior. Observaba detenidamente el pantalón que llevaba puesto y frunció el ceño.

- ¿Qué se supone que haces con eso?

- Lo encontré en tu armario ¿Es de alguien importante?

- De nadie. ¿Por qué revisaste mi armario? -Estaba enfadado.

- Lo siento, me lo puedo quitar. No quería dormir con pantalones ajustados.

- Bien, ve a la habitación.

- ¿De quién es?

- De mi ex-novia, nada serio ¿Es todo?

Asentí.

Me marché a la habitación, me acosté y me hundí en un sueño profundo.

Desperté escuchando unos pasos por la habitación sigilosamente, abrí los ojos y era Joe en el espejo, estaba con una toalla envuelta sobre su cintura y las gotas de agua caían por su espalda. Me asombré y luego volteó, una sonrisa se asomaba en sus labios.

- Buenos días, lo siento si te desperté...

- No, tranquilo. -Dije mirando su cuerpo.

- Ah, disculpadme, pensé que no despertarías. -Dijo envolviéndose más en la toalla.

- ¡Me despertaste!

- ¡Estás en mi habitación! -Gritó.

- Tienes razón, ya me voy ¿Qué hora es?

- ¿No traes móvil?

- Esta descargado ¿Qué hora es?

- Siete y cinco, vas a llegar muy temprano a la universidad.

- Adiós. -Grité tirando la puerta.

Salí de la habitación y búsqueda mi tarea que estaba sobre la mesa. Había dos platos preparados encima.

Luego salió Joe del dormitorio con unos pantalones jeans, y abrochando su camisa.

- Pensé que tenías hambre, no cocino mucho pero me defiendo. -Dijo riendo.

Le devolví la sonrisa.

Me senté en y el desayuno lo complementaba unos panqueques, huevo revuelto y zumo de naranja, eso adornaba la mesa. Él era un cocinero, tal vez inexperto pero con muy buen punto.

- Gracias. -Dije.

Iba en dirección a la puerta y me hizo una señal con sus manos, que esperara un momento.

- ¿Piensas irte con.... el pantalón?

- Oh, lo olvidé. Ya me lo quito y te lo devuelvo, no sé por qué es tan importante para ti, era de una ex-novia.

- No es importante. No lo necesito, puedes tenerlo.

Alcé las cejas.

Fui al baño, me coloqué mi pantalón y noté que aún tenía el suéter que mostraba mi vientre. Me acomodé él cabello con una trenza.

Salí y el ya había lavado los platos, estaba en un taburete con unas llaves en las manos, esperándome.

- Las trenzas te sientan bien.

- Para ti, todo me sienta bien.

Salimos, supuse que se dirigía a la universidad, pero seguía el paso de mis pies.

- ¿Por qué me sigues? -Pregunté enfadada.

- ¿Tarea? ¿Universidad? ¿No te viene a la mente? no fracasaré por tu culpa.

Por Su AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora