Su mirada infundía en mi interior. Observaba detenidamente el pantalón que llevaba puesto y frunció el ceño.
- ¿Qué se supone que haces con eso?
- Lo encontré en tu armario ¿Es de alguien importante?
- De nadie. ¿Por qué revisaste mi armario? -Estaba enfadado.
- Lo siento, me lo puedo quitar. No quería dormir con pantalones ajustados.
- Bien, ve a la habitación.
- ¿De quién es?
- De mi ex-novia, nada serio ¿Es todo?
Asentí.
Me marché a la habitación, me acosté y me hundí en un sueño profundo.
Desperté escuchando unos pasos por la habitación sigilosamente, abrí los ojos y era Joe en el espejo, estaba con una toalla envuelta sobre su cintura y las gotas de agua caían por su espalda. Me asombré y luego volteó, una sonrisa se asomaba en sus labios.
- Buenos días, lo siento si te desperté...
- No, tranquilo. -Dije mirando su cuerpo.
- Ah, disculpadme, pensé que no despertarías. -Dijo envolviéndose más en la toalla.
- ¡Me despertaste!
- ¡Estás en mi habitación! -Gritó.
- Tienes razón, ya me voy ¿Qué hora es?
- ¿No traes móvil?
- Esta descargado ¿Qué hora es?
- Siete y cinco, vas a llegar muy temprano a la universidad.
- Adiós. -Grité tirando la puerta.
Salí de la habitación y búsqueda mi tarea que estaba sobre la mesa. Había dos platos preparados encima.
Luego salió Joe del dormitorio con unos pantalones jeans, y abrochando su camisa.
- Pensé que tenías hambre, no cocino mucho pero me defiendo. -Dijo riendo.
Le devolví la sonrisa.
Me senté en y el desayuno lo complementaba unos panqueques, huevo revuelto y zumo de naranja, eso adornaba la mesa. Él era un cocinero, tal vez inexperto pero con muy buen punto.
- Gracias. -Dije.
Iba en dirección a la puerta y me hizo una señal con sus manos, que esperara un momento.
- ¿Piensas irte con.... el pantalón?
- Oh, lo olvidé. Ya me lo quito y te lo devuelvo, no sé por qué es tan importante para ti, era de una ex-novia.
- No es importante. No lo necesito, puedes tenerlo.
Alcé las cejas.
Fui al baño, me coloqué mi pantalón y noté que aún tenía el suéter que mostraba mi vientre. Me acomodé él cabello con una trenza.
Salí y el ya había lavado los platos, estaba en un taburete con unas llaves en las manos, esperándome.
- Las trenzas te sientan bien.
- Para ti, todo me sienta bien.
Salimos, supuse que se dirigía a la universidad, pero seguía el paso de mis pies.
- ¿Por qué me sigues? -Pregunté enfadada.
- ¿Tarea? ¿Universidad? ¿No te viene a la mente? no fracasaré por tu culpa.
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Por Su Amor
RandomCamila y Alonso han tenido un amor de cuento de hadas, con el pasar de dos años juntos, aún siguen teniendo una química inmarcesible, son inseparables, pues parece que su amor es más grande que todo lo que les rodea. Los problemas que han afrontado...