Cap 6 Mi primer amigo

5 1 0
                                    

Espera... ¿Dijo qué?, ¿acasó escuché bien? Dijo que no dejaría que nada me pase, ¿por qué diría algo así? Es la primera vez que alguien me dice eso.
¿Esto es... acaso un... sueño?..

Las palabras de Kazehaya me hicieron sentir tranquila por primera vez o quizá, solo estaba confundida por lo que me acababa de decir ya que era la primera vez que escuchaba esas palabras. Me sumergí en mis pensamientos, durante un tiempo del cual no estuve consiente hasta que kazehaya me sacó de mi transe.

Kazehaya- ¿Keiko pasa algo?
Keiko- Perdón... ¿Decías algo?
Kazehaya- Solo estaba diciendo que me gustaría que fuéramos amigos pero parece que me ignoraste- dijo rascándose la nuca y con una tímida sonrisa
Keiko- Oh... bueno es que... como te habrás dado cuenta... nunca he tenido amigos
Kazehaya- Lo se pero me gustaría serlo, claro si tu quieres

¿Acaso dijo que quiere ser mi amigo? Realmente no puedo creerlo, no se que decir
Aunque... suelo sentirme bien estando sola pero creo que no sería mala idea eso de tener un amigo

Keiko- ¡Si quiero!- Dije con entusiasmo a lo que Kazehaya solo se limitó a sonreir dejando ver su perfecta dentadura.

La campana para entrar a la primera clase sonó así que nos apresuramos a caminar.
Una vez dentro del salón de clases tomamos nuestro respectivo asiento. Después de unos minutos llegó el profesor a dar la clase, demonios, este profesor debe tener algo que siempre hace que todos se duerman durante su clase a excepción de una persona, y si, me refiero a Kazehaya. Yo también pude haberme quedado dormida durante su clase sino fuera gracias a que Kazehaya volteaba de vez en cuando hacia mi lugar y me dedicaba una alegre sonrisa mientras me hacía señas para que no me quedara dormida.

Pasaron las primeras tres clases sonó la campana para indicar que el descanso había llegado. Todos salieron menos yo, ya que decidí tomar la siesta que no pude en la primera clase. Me puse los audífonos y recosté mi frente sobre el pupitre.
La música estaba a un volumen tan alto que no escuché que alguien se dirigía hacia mi lugar y seguro no me hubiera dado cuenta hasta que me quitaron uno de mis audífonos.

Genial, otra vez van a molestarme
Creí que era alguien que quería burlarse de mi por cualquier cosa o solo fastidiarme sin razón pero mis pensamientos cambiaron en cuanto vi quien era la persona que estaba junto a mi.

Keiko- Kazehaya- dije mientras frotaba mis ojos, por fin estaba conciliando el sueño y el viene a despertarme
Kazehaya- Vaya, creo que alguien no durmió bien hoy
Keiko- Podría haber dormido bien si no me hubieses mantenido despierta durante las clases- le dije de manera acusatoria
Kazehaya- Disculpeme pero pensé que tendría hambre- estiró su mano hacia mi en señal de que tomara lo que tenía en sus manos
Keiko- ¡Oh gracias!- tomé el vaso de cocktel de frutas y comenzé comer alegremente.
Kazehaya- Tranquila Keiko, come despacio- dijo soltando una risita burlona. Yo solo me limité a sonreirle y seguir comiendo.

El día se pasó bastante rápido o al menos así lo sentí yo pues me la pasé intercambiando señas, miradas y sonrisas con Kazehaya y claro ciertas veces tomaba un poco de tiempo para prestar atención a la clase o bueno por lo menos intentarlo.
De camino a casa Kazehaya sugirió que nos fuéramos juntos a lo que no vi algún problema y acepté. Durante el transcurso íbamos hablando sobre diferentes temas... bueno el lo hacía... yo realmente no tenía nada interesante para contar así que solo escuché lo que el tenía para decir y dar mi opinión de vez en cuando hasta que llegamos al punto en donde teníamos que seguir caminos distintos (literalmente hablando) por lo que solo nos despedimos, aunque el se empeñó en decir que no seguiría su camino hasta que no pudiera verme más mientras yo seguía el mío. No me quedó de otra mas que aceptar, realmente era un chico testarudo así que seguí caminando y cuando sentí que ya casi no podría verme me giré dándome cuenta de que el estaba hablando enserio, aunque estaba casi a punto de no verme el seguía allí aguardando.
Cuando se dió cuenta de que había dejado de caminar se despidió haciendo un movimiento de mano seguido de una seña que indicaba que debería seguir mi trayecto, y eso hice, devolví ambos gestos y volví a girarme para poder caminar a casa.

A sangre fría... Rojo atardecerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora