Cap 8 Descubriendo la felicidad

7 1 0
                                    

(Sueño de Keiko)
Me encontraba caminando sin rumbo, todo estaba oscuro. A lo lejos se escuchaban las sirenas de ambulancias y patrullas pero no podía parar, algo me decía que no debía parar, que ahora todo estaba bien. Realmente no puedo entender nada, no se que está pasando; solo se que sigo caminando sin rumbo, estoy cansada, mis pies pesan y mis manos y ropa están llenas de algo un poco viscoso, caliente y con un olor peculiar.
De repente a lo lejos se escucha una voz masculina pero algo sofocada.

XX- ¡Están muertos! ¡los ha asesinado!- Gritaba aquella voz con tono debil y estando a punto de soltar en llanto.

Un escalofrío recorrió mi espina dorsal haciendo que me estremeciera pero no dejé de caminar. Pude ver que a lo lejos se encontraba solo una lámpara, era raro pero al final de cuentas podía iluminar.
Me acerqué a ella y cuando pude estar cerca estiré mi mano para apoyarme quedando consternada por lo que vi; la mano con la que me estaba apoyando estaba cubierta de ¿sangre?
Levanté mi otra mano y sí, era sangre, mis manos y... mi ropa estaban manchadas de sangre. Aunque la luz de la lampara era muy tenue se podía vislumbrar perfectamente que aquello viscoso que hace unos cuantos pasos atrás sentí era sangre.
Di unos pasos atrás para luego dar media vuelta y correr.
¿A dónde? No lo se, ni siquiera tenía idea de donde estaba pero quería alejarme del lugar en el que estaba, no importando donde me encontrase.
Inconsientemente las lágrimas salieron de mis ojos inundando mi rostro.
Seguí corriendo hasta que todo a mi alrededor se iluminaba tenuemente. Pude ver una casa estando a unos cuantos metros de mi; era una casa inconfundible así que al instante supe que se trataba de mi casa. Dudé por un instante, no sabía que pasaría si entraba así a casa, aunque supuse que tal vez mi padre me había golpeado de nuevo porque mi cuerpo dolía un poco y quizá por eso estaba cubierta de sangre, sin embargo no sentía alguna herida y la sangre que se encontraba en mis manos y ropa era demasiada como para ser mía, además sabía perfectamente como se sentía estar golpeada y llena de heridas pero tenía que saber que estaba pasando así que caminé hacia la casa. Con cada paso que daba mi pulso se aceleraba y mi respiración se entrecortaba.
Atravesé el pequeño y descuidado jardín hasta llegar a la puerta principal, tomé la manija y empujé la puerta. Estaba a punto de entrar cuando...

(Fin del sueño de Keiko)

La alarma sonó. Abrí mis ojos y me levanté quedando sentada en la cama, estiré mi brazo para apagar el despertador y después mirar la hora; eran exáctamente las 7. Quité las sábanas y salí de la cama pero debí hacerlo rápido ya que sentí un leve mareo que me obligó a sostenerme. Al instante reaccioné y miré mis manos que por suerte se encontraban limpias aunque eso no me devolvió la tranquilidad pues aún tenía la sensación de estar cubierta de sangre.

-Menudo sueño que tuve, ya no me pasaba esto. Espero que esto no me mortifique durante todo el día- Me dije a mi misma intentando calmarme.

Salí del cuarto y bajé a la cocina. Mi padre y mis hermanos ya no se encontraban en casa por suerte así que pude desayunar tranquilamente. Una vez que terminé de desayunar me dirigí otra vez a mi habitación para cepillar mia dientes y posteriormente cambiarme.
Me ví al espejo una última vez y mi cabello no estaba tan mal así que solo mojé mis manos y las pasé sobre el. Como por acto reflejo miré mis manos, nuevamente la sensación de sangre en ellas volvía. Negué con la cabeza y miré el reloj, marcaba las 7:45. Geníal, llegaría a tiempo para ver a Kazehaya.
Tomé mi celular y un poco de dinero que tenía guardado. Dinero que había ganado trabajando hace un tiempo atrás y que no había tenido oportunidad de gastarlo.
Sin más salí de la casa y me dirigí al lugar donde acordamos que nos veríamos.
Cuando llegué el ya se encontraba ahí así que no dudé y me acerqué.

Keiko- Hola Kazehaya- dije intentando sonreir pero la verdad es que estaba nerviosa. ¿Por qué? No lo se
Kazehaya- Hola Keiko- dijo con una sonrisa- Hoy te ves muy linda
Keiko- Gra- gracias- dije un poco sonrojada- ¿Has estado esperando mucho?
Kazehaya- No, recién llegué
Keiko- Oh ya veo
Kazehaya- ¿Nos vamos?
Keiko- ¿A dónde irémos?
Kazehaya- Ya lo verás, ven tenemos que irnos- me dijo en señal de que lo siguiera.

A sangre fría... Rojo atardecerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora