Ingresé a la escuela captando la atención de todos una vez más.
¿Que rayos tengo?
Como ya lo había dicho... desde que Kazehaya se volvió mi primer amigo nadie deja de mirarme, es como si no hubiera nada más interesante que ver y no lo digo porque yo sea interesante, porque no lo soy pero aquí el punto es que odio que me miren.
Intenté no prestar atención a las miradas y seguí el camino hasta el salón de clases y recordé todo lo que Sakakibara me había dicho anteriormente. Reconozco que todo lo que me contó me cayó por sorpresa así que no sabía como tomarlo así que solo me limité a analizarlo; porque aunque no lo crean soy una persona analítica, lo bastante como para comprender cosas muy rápido así como la vez en la que me dí cuenta de que no encajaba en mi familia. Habré tenido 5 o 6 años cuando me dí cuenta de que el maltrato por parte de mi familia estaba relacionado con mi nacimiento y por supuesto con la muerte de mi madre y desde entonces comprendí que estaba destinada a ser rechazada.
Llegué al salón y me dirigí directamente a mi asiento ignorando los malos comentarios de quienes se encontraban ahí y no es que no quisiera hacer caso, simplemente estaba tan absorta en mis pensamientos que ni siquiera logré escucharlos
¿Cómo sé que eran malos comentarios?
Pues muy fácil, aquí nunca nadie me diría un comentario positivo, claro que no. En fin, mantenía mi cabeza baja, odiaba mirarlos y solo me limité a levantar la vista un poco cuando llegué a mi asiento y me dí cuenta de que Kazehaya no se encontraba ahí.-Otro día más- dije casi en un susurro, un susurro que solo yo pude escuchar. Es el segundo día que Kazehaya falta a la escuela, no es mucho tiempo, pero igual estoy preocupada por él ya que no hay manera de que pueda contactarlo.
Me senté y recargué mi frente en la paleta de mi asiento como esperando a que en cualquier momento Kazehaya entrara por la puerta y dijera mi nombre con esa enorme y brillante sonrisa suya; más alumnos entraron, incluyendo al profesor, pero lamentablemente, Kazehaya nunca llegó.
Como siempre mi atención en las clases no era nada más que un disfráz para mi mente la cual se encontraba divagando entre pensamientos algunos sin sentido y otros más... bueno no querrán saberlo, no lo soportarían; así se pasaron las clases, una tras otra y yo siempre inmersa en mis pensamientos.Las clases finalmente terminaron haciendo que el salón se llenara de voces, risas y poco a poco todoa se fueran retirando. Yo seguía recostada en mi asiento hasta que escuché una voz hablar, pero no la que yo quería escuchar.
Nanami- Pero mira nada más a quien tenemos aquí
Por favor que no sea quien estoy pensando...
Levanté la mirada hacia quien estaba frente a mi y pude que ver que se trataba de Nanami. Demonios ya se había tardado en aparecer.
Nanami- Hola rechazada
Keiko- Que quieres Nanami
Nanami- Divertirme
Keiko- ¿Crees que soy tu payaso?
Nanami- Mmm... no lo había pensado... pero ahora que lo dices- dijo para después sonreir.
Keiko- ¡Maldita sea Nanami déjame en paz!Oh oh, bien hecho Keiko ahora no hay posibilidad de que salgas de esta.
Nanami- ¡A mi nadie me habla así! ¿entendiste estúpida?- dijo furiosa mientras jalaba mi cabello hacia atrás.
Intenté zafarme de su agarre pero todo lo que intentaba era en vano. Me levantó del asiento y me llevó hasta la parte frontal del salón; me empujó haciendo que chocara con el pizarrón. Di media vuelta para mirarla pero no fue una buena decisión ya que al hacerlo ella me golpeó con su puño cerrado y por si fuera poco tenía puesto un anillo.
Joder eso dolió
Sentí como se abrió la piel de mi pómulo dejando una cortada además de que al instante pude sentir un ardor y la sangre que bajaba por mi mejilla llegando a mi cuello y manchando la blusa del uniforme.
A pesar de que el dolor que sentí fue mucho no pude hacer otra cosa que mirarla de manera retadora lo cual solo hizo que las cosas empeoraran ya que volvió a golpearme pero esta vez abriendo la comisura de mi labio. Volvió a tirar de mi cabello pero esta vez lo hizo más fuerte haciendo que mi cabeza chocara contra el pizarron para luego tirarme al suelo. Una vez ahí pateó con fuerza mis costillas una, dos, tres veces y seguía haciéndolo mientras pronunciaba algo; para ser sincera estaba más concentrada en el dolor que sus golpes ocasionaban como para escuchar o más bien como para descifrar lo que estaba diciendo ya que lo único que lograba escuchar era un susurro hasta que se profundizó en una voz completamente diferente a la de Nanami"Acábala, tienes que hacerlo"
"Vamos, has que sufra... que sienta todo lo que tú estás sintiendo ahora"La voz se escuchaba cada vez más clara lo que me hacía sentir que la conocía sin embargo por más que intentaba recordarla me era imposible.
Los golpes finalmente cesaron y ahora un intenso dolor invadió mi cuerpo, seguro que esto dejaría una serie de moretones.
Nanami se fue dejándome tirada pero no sin antes dejar una "advertencia"Nanami- Espero que puedas levantarte... ah y Keiko.. no te metas conmigo, no sabes de lo que soy capáz
No dijo nada más y salió del salón como si nada hubiera pasado. Apenas pude levantarme ya que el dolor que sentía era intenso aunque estoy segura que esto no era nada comparado con el dolor que me provocaban los golpes de mi padre. Una vez de pie me sacudí un poco, tomé mis cosas y salí del salón.
El camino a casa fue tortuoso ya que apenas podía mantenerme de pie y caminar ni se diga... cada paso que daba era doloroso sin embargo no dejé de hacerlo ni una sola vez, lo único que quería era llegar a casa. De vez en cuando me topaba con chicos de la escuela los cuales hacían comentarios sobre lo que me había pasado y claro, se burlaban pero no me importaba que me vieran en ese estado, que me criticaran y se burlaran de mi... ya no tenía nada que perder.
Llegué a mi casa y para mi buena suerte Sakakibara estaba en la sala viendo televisión por lo que tuve que pasar muy sigilosamente y solo me limité a saludarlo evitando que me viera.
Keiko- he vuelto
Sakakibara- ¿cómo te fue?
Keiko- bien... iré a mi habitación ¿puedes encargarte de la cena esta noche?
Sakakibara- claro ¿pasa algo?
Keiko- nada, estoy cansada
Sakakibara- ....Por suerte él no volteó a verme en ningún momento lo cual agradecí así que solo me fuí a mi habitación antes de que el volviera a hablar.
Pasó una hora y yo me encontraba recostada en mi cama cuando de pronto Sakakibara entró; yo me tapé con las sábanas lo más rápido que pude pero él las jaló de manera algo brusca para después mirarme enojado.
Sakakibara- ¿crees que soy tonto?
Keiko- ...
Sakakibara- Keiko respóndeme
Keiko- Yo...
Sakakibara- ¿crees que no me dí cuenta del estado en el que llegaste?
Keiko- ...
Sakakibara- quién lo hizo
Keiko- n...nadie
Sakakibara- ¡demonios Keiko no soy estúpido!... se perfectamente que eso lo hizo alguien... quién te está molestandoVamos Keiko habla, dile lo que Nanami te ha hecho, quizá te pueda ayudar...
No, eso solo empeorará las cosasKeiko- fueron... solo unas chicas que querían molestar solo que no las conozco
Sakakibara- ¿esperas que me crea eso?
Keiko- pero es la verdad...Sakakibara lo pensó un poco y luego asintió no del todo convencido.
Sakakibara- ¿te duele mucho?
Keiko- estoy bien, tranquilo- le sonreí a pesar de que no me sentía de ánimos
Sakakibara- si necesitas algo me avisas, por ahora descansa
Keiko- claro...Y sin más salió de mi habitación.
ESTÁS LEYENDO
A sangre fría... Rojo atardecer
Mystery / ThrillerKeikko es una chica depresiva, antisocial y suicida que sufre maltrato por parte de su familia desde que tiene memoria. Ella es culpada por la muerte de su madre quien murió cuando ella nació. Comienza a tener poblemas de agresión hasta que su ira l...