Cap 11 De nuevo

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El profesor que daba la primera clase entró, puso sus cosas en el escritorio y después habló.

Profesor- Chicos como ya se habrán dado cuenta uno de sus compañeros se encuentra ausente el día de hoy

Todos en el salón se miraron entre ellos y asintieron algunos volteando a ver el lugar vacío a mi lado.

Profesor- Kazehaya está enfermo, no se la gravedad de su situación pero parece que faltará lo que queda de la semana.

¡¿Qué?! ¡¿Tan mal está?! ¡¿Pero como pude haberse enfermado de la noche a la mañana?!

Que pudo haber pasado. Y pensar que ayer estaba en perfecta salud, no entiendo como pudo haberse enfermado tan rápido.
El profesor inició con su clase pero no tenía interés en ella, no le estaba prestando atención ya que estaba preocupada por Kazehaya. Es la primera vez que me preocupo por alguien pero después de todo él es mi amigo, es normal que me preocupe por el ¿no?
Una a una las primeras clases fueron pasando aunque para mi esas tres horas en las que estuve en el salón de clases se me hicieron eternas y lo que es peor sin Kazehaya, sin mi primer y único amigo.

¿Acaso puede ser peor?

Maldita la hora en la que me hice esa pregunta, por supuesto que podía ser peor. No se en que momento Nanami y otra chica llegaron a donde estaba yo y se dirigieron a mi por un apodo que ya no había escuchado.

Nanami- Que hay rarita
Keiko- ...
X- ¿Qué te pasa? ¿Por qué no contestas rarita?
Keiko- ...
Nanami- ¡Te estámos hablando idiota!- Nanami me dió un zape, yo solo alcé la mirada hacia ella y la miré molesta- Que estás mirando, ¿estás molesta porque acabo de darte un zape?- dijo en tono burlón
Keiko- Déjenme en paz
X- Oh que, ¿nos golpearás? ¿alguien vendrá a ayudarte? Por si no lo recuerdas tu lindo amigo Kazehaya no está aquí para defenderte- dicho esto Nanami tomo la libreta que estaba sobre mi banca y la rompió tirando al suelo los pedazos para después decirle a uno de los chicos que estaba a un metro de mi que tomara mi mochila.
Nanmi- Jun toma su mochila- el chico se levantó e hizo lo que ella dijo
Jun- Ahora que Nanami
Nanami- Revisa que es lo que tiene y quédate con lo que gustes
Jun- Claro- dijo viéndome con una sonrisa burlona la cual se desvaneció al ver que mi mochila no tenía gran cosa, solo unas cuantas libretas- Nanami la rechzada no tiene nada interesante.
Nanami- Está bien déjalo
Jun- Bien- dijo mientras tiraba todas mis cosas al suelo
Keiko- Largo
Nanami- Claro ya nos vamos- dió media vuelta y salió del salón seguida de la otra chica y Jun quien antes de salir me arrojó mi mochila a la cara.

Miré a mi alrededor y me dí cuenta de que quienes estaban en el salón habían sido espectadores de lo que había ocurrido pero nadie, absolutamente nade había hecho algo. Algunos se reían, otros murmuraban cosas que obviamente no podía escuchar pero sabía exactamente sobre que tema. Me levanté de mi banca y recogí mis cosas. Miré los pedazos en el suelo que antes habían sido una de mis libretas y que ahora eran solo pedazos, los recogí y los tiré al bote de basura para después regresar a mi lugar. Sonó la campana anunciando una nueva clase, otra estúpida y aburrida clase. De vez en cuando alguien lanzaba bolitas de papel hacia mi, algunas otras veces escuchaba insultos, no era que me sintiera mal pero eso hacía que me sintiera verdaderamente molesta así que decidí que al terminar esta clase me iría a casa que bueno tampoco es como si eso me hiciera más feliz pero por lo menos estaría sola unas cuantas horas.
No se en que momento la profesora que estaba dando la clase salió, ¿realmente tan perdida estaba? Bueno supongo que eso es bastante normal hablando de mi. Tomé mis cosas y salí lo más rápido que pude para que nadie se diera cuenta de que había ido aunque claro eso era casi imposible ya que todos estaban ocupados con sus asuntos. Logré salir sin llamar la atención y sin que nadie me viera, ahora solo podía hacer una cosa... irme a casa.
Durante todo el camino solo pude pensar en algo, más bien, en alguien... Kazehaya. Estaba preocupada por el, quería saber como estaba pero no tenía manera de contactarlo así que solo podía esperar a que la semana terminara para poder verlo y preguntarle como estaba.
Cuando llegué a mi casa no me preocupé por verificar si había alguien o no ya que sabía perfectamente que no había nadie, Sakakibara me lo dejó claro, ni el, ni Kurosaki, ni mi padre estarían en casa hasta muy tarde pero eso no me importaba en lo absoluto. Entré y dejé mi mochila en la mesa, fui a la cocina por algo para comer, la verdad estaba hambrienta, gracias a Nanami y los demás no pude comer. Terminé de comer y me puse a lavar los platos de anoche y los de la mañana, gracias a que no habia nadie en casa no tenía mucho que hacer, todo estaba en perfecto estado. Me senté en el sofá y prendí la telvisión con la esperanza de encontrar algo relacionado a la película de vez anterior pero fue un poco decepcionante el ver que todo lo que transmitían eran entrevistas, noticias, caricaturas, pero nada que me agradara así que la apagué y me acosté en el mismo sofá. Cerré mis ojos pensando en lo que había pasado hoy en la escuela y justo cuando estaba a punto de quedarme dormida escuché que alguien dijo...

"Haslos pagar"

Me levanté rápidamente e hice la típica y estúpida pregunta que se hace al escuchar algo..

-¿Hay alguien ahí?

Demonios Keiko, obviamente es un fantasma el cual te dirá "Sí, soy el fantasma y vengo por ti"... Por favor como si esas cosas pasaran.

Estaba regañándome a mi misma cuando escuché una risa lo bastante macabra como para helarme la sangre.

-Calma Keiko debes estar alucinando, eso debe ser. Respira y tranquilízate.

Al igual que como me había estado regañando a mi misma intenté tranquilizarme ya que ahora se escuchaban gritos, gritos como los que había escuchado en la película. Un cosquilleo recorrió todo mi cuerpo y no pude evitar sonreir, ahora no tenía más miedo, ahora estaba disfrutando.

A sangre fría... Rojo atardecerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora