cap 19 Juegos

11 1 0
                                    

Mientras caminaba por el pasillo me topé con la repisa en donde habían algunas fotos, trofeos y adornos. Me quedé observando por un momento un bat de beisbol que había ahí; era el bat de Kurosaki... siempre fue aficionado del beisbol. De inmediato miré el cuchillo en mi mano e hice una mueca, sería algo aburrido volver a utilizarlo así que lo dejé caer al suelo y tomé el bat, esta vez sonreí.

Me dirigí al cuarto de Kurosaki procurando no hacer mucho ruido al entrar. Una vez adentro estuve a punto de no poder controlarme y saltar hacia mi hermano, sin embargo me detuve, no quería hacerlo tan simple, tan... aburrido. Lo miré dormido y sonreí, de inmediato miré el bat para después dar pequeños golpes al suelo con el; primero fueron suaves pero a medida que golpeaba subía la intensidad de los golpes pero procurando que solo Kurosaki y yo los escucháramos. Golpeaba lentamente el suelo a medida que recorría la habitación hasta su cama.

-Kurosaki- dije de manera juguetona pero también alargando algunas sílabas de su nombre.

Kurosaki empezó a moverse incómodo en su cama, sabía que estaba a punto de despertarse.

-Kurosaki- dije nuevamente

Sabía que me escuchaba sin embargo se negaba a abrir los ojos.

-¡Kurosaki!- grité azotando el bat contra el suelo haciendo que mi hermano se levantara dando un pequeño salto debido al susto.

-Por fin despiertas hermanito, juguemos un rato- dije sonriendo.

Él solo me miraba frustrado, estaba molesto, todo estaba saliendo justo como lo esperaba.

Kurosaki- ¿Qué es lo que quiéres?
Keiko- ¿Yo? Solo quiero divertirme un rato.
Kurosaki- Largo
Keiko- ¿Tú también me tratarás así? Padre se equivocó al hacerlo y ahora... bueno ahora ya no se equivocará más- le dije mientras jugaba un poco con el bat.
Kurosaki- ¿De qué hablas?

Miré a Kurosaki sonriente y pasé mis manos ensangretadas desde mi mejilla hasta mi mentón a propósito para responder a su pregunta.

Kurosaki- Eso es... ¿sangre?
Keiko- Jajaja así es hermanito, que listo eres... esta es la sangre de nuestro querido padre, pero no te preocupes él ahora es una obra de arte.
Kurosaki- Keiko que mierda has hecho
Keiko- Lo mismo que haré contigo

Kurosaki se levantó de la cama y quiso correr hacia la puerta pero golpeé una de sus piernas con el bat haciendo que cayera al suelo. Reí al verlo retorcerse del dolor, esto estaba siendo tan placentero. Me acerqué a el y toqué un poco con el bat la pierna que había golpeado haciendo que soltara gemidos de dolor, me hinqué a su lado para mirarlo más de cerca, para mirar más de cerca su dolor.

-¿Duele mucho?- sonreí - Probablemente si, entonces... ¿por qué me provocas?

Me puse nuevamente de pie y caminé alrededor de él dando golpes demasiado suaves por todo su cuerpo.

Keiko- Dime una cosa... ¿me odias?
Kurosaki- ....
Keiko- ¡¿Me odias?!

Golpeé su otra pierna fuertemente haciendo que gritara un poco.

-Muy bien... viendo que no responderás esa pregunta jugaremos un poco. Yo te haré dos preguntas, si respondes correctamente te dejaré ir, pero si te equivocas... mueres

Él solo me miraba asustado, no sabía que hacer. Me encantaba su mirada de intriga, miedo e impotencia, definitivamente me estaba divirtiendo como nunca.

Keiko- Muy bien, primera pregunta... Supongamos que una chica es maltratada por su familia haciendo de su vida miserable. Ella no está en su sano juicio... ¿qué es lo que decide hacer?
Kurosaki- ....
Keiko- Tienes 15 segundos
Kurosaki- ....
Keiko- 15, 14, 13, 12...
Kurosaki- decide...
Keiko- 11, 10, 9
Kurosaki- Decide.. ¿pedir ayuda?
Keiko- Respuesta... incorrecta

Golpeé un costado de su abdomen y nuevamente una de sus piernas.

Keiko- Segunda pregunta... Por qué... ¿hago esto?
Kurosaki- ....
Keiko- 15 segundos... 15, 14, 13, 12, 11...
Kurosaki- ....
Keiko- 10, 9, 8, 7. .
Kurosaki- ...
Keiko- 6, 5, 4...
Kurosaki- ¡Estás loca maldita sea! Keiko- Hermanito- dije en voz baja- estas... muerto- sonreí

Comencé a golpearlo con el bate una y otra vez. Golpeaba piernas, brazos, abdomen... todo. Levantaba y dejaba caer con fuerza el bate una y otra y otra vez, Kurosaki solo se quejaba y se retorcía de dolor pero no podía hacer nada.
Rompí brazos y piernas, fracturé sus costillas, deformaba su cara y sin embargo no me detenía, quería que sufriera tanto como yo lo hice todos estos años, quería que cada gota de su sangre saliera por cada abertura que el bat creara en él.

Seguí golpeando mientras él sufría, yo solo disfrutaba y reía, reía a carcajadas... me estaba satisfaciendo a mi misma con lo que hacía.

- Sufre hermanito, muere lentamente, muere como yo debí hacerlo... eres muy considerado por tomar mi lugar.

La sangre brotaba más y más de su cuerpo, podía oírlo respirar a duras penas... no podría resistir mucho tiempo así que me concentré en los golpes finales haciéndolos más forzados y precisos. Escuchaba el crujir de sus huesos al ser golpeados y su respiración sofocada.

-Pude haberlo hecho rápido pero me obligaste a hacerlo de esta forma.

Golpeé tres veces más su cuerpo.

- Hasta nunca Kurosaki.

Dije sonriendo... levanté el bat y lo estrellé por última vez en su cabeza deformándola y haciendo que él dejara de respirar para siempre.

Tomé un punzor y lo pasé por mi muñeca trazando una linea de la cual comenzó a salir sangre... ésta era la marca de mi segunda obra de arte...




A sangre fría... Rojo atardecerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora